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La Hiniesta celebra el 75 aniversario de la dolorosa con un Besamanos extraordinario y la clausura de los 600 años de la gloriosa con un altar de cultos novedoso


 Arte Sacro. La Hermandad de la Hinesta está celebrando el 75 aniversario de la hechura de su titular dolorosa con un besamanos extraordinario, que concluye hoy, 6 de septiembre.

Igualmente, está celebrando los cultos de reglas a la titular letífica que, a su vez, están sirviendo de clausura de los actos del sexto centenario fundacional, con un altar de cultos muy novedoso.

La corporación del Domingo de Ramos ha querido explicar el motivo del besamanos extraordinario y el altar de cultos mediante este comunicado.

Besamanos extraordinario

1. Justificación

El  5 de septiembre se cumple el 75º aniversario de la bendición de la imagen de María Santísima de la Hiniesta Dolorosa. Con tal motivo, se celebrará un besamanos extraordinario durante los días 5 y 6 de septiembre en la parroquia de San Julián. 

 2. Primitivas imágenes de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa  

La Hermandad de la Hiniesta ha tenido a lo largo de su historia tres imágenes Dolorosas. La más antigua fue destruida en el incendio de la parroquia de San Julián el 8 de abril de 1932, y sus restos calcinados fueron de nuevo pasto de las llamas el 18 de julio de 1936 en la quema de San Marcos, en cuya sacristía se custodiaban. Sólo se conserva un fragmento de la mejilla en un relicario que va a los pies de la actual Dolorosa en su paso el Domingo de Ramos. La autoría de esta imagen es desconocida, aunque de manera sistemática se viene atribuyendo a Juan Martínez Montañés sin fundamento alguno. Francisco Murillo Herrera, fundador del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, la atribuyó en cierta ocasión, de manera oral, a Alonso Cano. La única referencia documental conocida de una talla mariana para la Hermandad es el contrato suscrito por Gaspar del Águila y Juan de Oviedo el Viejo el 5 de junio de 1583 para construir un retablo, en cuyo tabernáculo principal habría de ir una imagen de la Virgen de siete palmos (1,46 m.) “hecha de todo relieve”. Celestino López Martínez planteó la posibilidad de que la Virgen de la Hiniesta atribuida tradicionalmente a Martínez Montañés fuese la realizada por Gaspar del Águila y Juan de Oviedo. José Hernández Díaz puso en duda tal identificación al advertir que la contratada en 1583 era de “todo relieve”, es decir, tallada en totalidad, cuando la imagen de la que tratamos era de candelero para vestir. Para sustituir a esta imagen, la Hermandad convocó un concurso en el que participaron José Merino Román, Antonio Bidón Villar, Cayetano González Gómez y Antonio Castillo Lastrucci. Resultó vencedor Castillo Lastrucci, cuya imagen fue bendecida por el cardenal Eustaquio Ilundáin el 10 de septiembre de 1933 en la parroquia de San Marcos, donde se encontraba establecida la Hermandad tras la destrucción de San Julián. Desapareció en el incendio de la parroquia de San Marcos el 18 de julio de 1936. 


 3. La Virgen de la Hiniesta Dolorosa actual

Esta imagen fue contratada con Antonio Castillo Lastrucci el 14 de agosto de 1937 conjuntamente con el Cristo de la Buena Muerte. Como en la primera versión, el modelo de referencia para Castillo fue la primitiva Hiniesta Dolorosa destruida en la quema de San Julián en 1932. De ella tomó la dulzura del llanto, la inclinación de la cabeza hacia el lado derecho y la mirada baja dirigida hacia la derecha. En la Virgen de la Hiniesta, Castillo fijó el modelo de Dolorosa que había iniciado con la Virgen del Dulce Nombre (1924) y que repetirá una y otra vez a lo largo de su carrera. Es la llamada “Dolorosa castiza”, la representación de María muy joven, adolescente, según el ideal de belleza de la mujer andaluza soñado por el romanticismo: piel morena y ojos grandes y oscuros. La viveza de la mirada se potencia con el uso de ojos de cristal y pestañas postizas. Cinco lágrimas de cristal recorren las mejillas, dos en la derecha y tres en la izquierda. La boca, pequeña y de labios encarnados, queda entreabierta dejando ver los dientes superiores tallados. Tuvo un coste de 3.000 pesetas y fue bendecida a las 10 de la mañana del 5 septiembre de 1937 por el vicario capitular del arzobispado, Jerónimo Armario, en la iglesia de San Luis de los Franceses, donde se encontraba establecida la Hermandad tras los incendios de San Julián y San Marcos. Procesionó por vez primera el Domingo de Ramos de 1938 desde la iglesia de Nuestra Señora de Consolación (los Terceros). Se trata de una imagen de candelero de madera de cedro tallada y policromada de 1,61 metros de altura. El candelero actual es obra de José Pérez Delgado en 1993.


4. El besamanos extraordinario de 2012

Para recordar los setenta y cinco años de existencia de la imagen de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa se va a celebrar un besamanos extraordinario los días 5 y 6 de septiembre, un acto sencillo e íntimo dirigido a sus hermanos y devotos. Para no interferir en los cultos de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa, cuyo altar se encuentra en el presbiterio de la parroquia, el besamanos se ha montado en la nave de la epístola, junto al monumento funerario en el que reposan los restos del autor de la imagen, Antonio Castillo Lastrucci. La Virgen vestirá la saya de terciopelo granate bordada en oro por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1916 que utilizaron las dos Dolorosas perdidas. En el pecherín, exhibirá la Medalla al Mérito en el Trabajo en su categoría de Plata que, por orden del 17 de julio de 1967, le fue concedida a Antonio Castillo Lastrucci de forma póstuma y que la familia donó a la Hermandad de la Hiniesta.

Altar de cultos a la Hiniesta Gloriosa

 1. Justificación

La Hermandad de la Hiniesta celebra en este año 2012 el sexto centenario de su fundación como corporación letífica en torno al culto de la Virgen Gloriosa. Para conmemorar tan señalada efeméride, se ha desarrollado un extenso programa de cultos y actividades desde octubre de 2010 que tuvo su punto culminante el pasado mes de junio con la misa de acción de gracias en la Santa Iglesia Catedral y el reconocimiento de la ciudad de Sevilla a María Santísima de la Hiniesta Gloriosa a las puertas del Ayuntamiento y su posterior besamanos en el Salón del Apeadero. Como cierre de este aniversario, se ha querido singularizar el culto principal de la Virgen Gloriosa, su triduo y función votiva del 8 de septiembre, con un altar que recupera el risco con la escena de su hallazgo según es narrada por la leyenda tal y como se montó en siglos pasados.

2. La leyenda

El origen de la imagen de la Virgen de la Hiniesta se encuentra, como en tantos otros casos de devociones medievales, inmerso en la leyenda. Cuenta ésta que, un día de finales del siglo XIV, mosén Per de Tous se encontraba cazando en los montes catalanes cuando su azor quedó paralizado ante las retamas en las que se habían refugiado las perdices que perseguía. Extrañado por el comportamiento del animal, se apeó de su caballo, miró dentro del matorral y descubrió una imagen de la Virgen con el Niño en brazos con una inscripción a sus pies que, en la versión latina de Ortiz de Zúñiga, decía: “Sum Hispalis de sacello ad portam quæ ducit ad Corduvam” (“Soy de Sevilla, de una capilla junto a la puerta que encamina a Córdoba”). Del texto se deducía que la imagen era una de aquéllas que en tiempos de la invasión musulmana habían sido escondidas para evitar su profanación y que milagrosamente se había conservado intacta a través de los siglos a pesar de encontrarse a la intemperie. Per de Tous condujo la imagen a Sevilla y la depositó en la iglesia parroquial de San Julián, por ser el templo en aquel entonces más próximo a la puerta abierta en las murallas de la ciudad que conducía a Córdoba. El hecho de haberse encontrado la imagen de la Virgen oculta en unas retamas o hiniestas motivó que se titulase Santa María de la Hiniesta.

 3. El comienzo de la devoción

Aunque no existe documento contemporáneo que lo confirme, la fecha de 1380 es aceptada generalmente como la de la introducción del culto de la Virgen de la Hiniesta en Sevilla. De lo que sí hay constancia es que la Virgen estaba en la capilla de la cabecera de la nave del evangelio de la parroquia de San Julián, al menos, en 1407. Se trataba de una capilla propiedad de Per de Tous en la que éste mandó abrir en el suelo una bóveda para que sirviera como lugar de enterramiento familiar, además de construir un retablo, decorar los muros con yeserías mudéjares, levantar un artesonado de madera de alerce y cerrar el recinto con una reja construida, según la tradición, con los grilletes y cadenas ofrendados en señal de agradecimiento por los cristianos liberados del cautiverio de los moros y que colgaban de las ramas de dos olmos situados en la plaza de San Julián. A lo largo del siglo XV, la devoción a la Virgen de la Hiniesta y su fama de milagrosa se fueron extendiendo, como delatan la creación de su Hermandad y la fundación de diversas capellanías, dotaciones y memorias para el fomento de su culto.

 4. Los cultos de septiembre  

La fiesta de la Virgen de la Hiniesta se celebra el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de María, y en ella ha participado el Ayuntamiento, al menos, desde 1610, mucho antes de la instauración en 1649 de la función votiva en acción de gracias por el fin de la epidemia de peste. Fue a partir del último cuarto del siglo XVI cuando la Virgen de la Hiniesta se convirtió en la abogada a la que el Ayuntamiento recurrió en casos de grave necesidad, llevándola hasta en tres ocasiones a la catedral. La primera vez tuvo lugar en 1580 con motivo de la sequía. La segunda, en 1582, con motivo de la epidemia de peste. Y la tercera, en 1588, confirmando la fama alcanzada en aquellos tiempos por la Virgen de la Hiniesta. Felipe II mandó por real cédula que todas las poblaciones del reino sacasen en procesión la imagen de la Virgen de mayor antigüedad y devoción para suplicar el éxito de la Gran Armada en la invasión de Inglaterra y el Ayuntamiento de Sevilla acordó sacar a la Hiniesta, que fue llevada de nuevo a la catedral. La protección sobre Sevilla atribuida a la Virgen de la Hiniesta ocasionó el aumento de su Hermandad, en la que ingresaron nobles y ciudadanos ricos, entre ellos numerosos caballeros veinticuatro, que donaron muchas joyas y potenciaron los cultos.

 5. El risco de 1586

Uno de los personajes que más contribuyeron al esplendor del culto de la Virgen de la Hiniesta fue el veinticuatro Diego de Postigo Almonacid, quien realizó numerosas donaciones, destacando la de una lámpara de plata, en 1575, que aún se conserva colgada en los lampadarios de San Julián y que es la más antigua de las fechadas en Sevilla. También participó, en 1584, en la cesión de unos terrenos municipales para la construcción por parte de la Hermandad de capilla propia en San Julián tras el cierre del hospital que se encontraba junto a San Marcos. En 1586, para dar contento a Andrés de Monsalve, descendiente de Per de Tous y patrono de la Virgen de la Hiniesta, Diego de Postigo mandó poner junto a la capilla de la Virgen (en la cabecera de la nave del evangelio, donde actualmente se encuentra la Virgen del Rosario) un tablado grande con la escena del hallazgo realizada con figuras de bulto redondo: en medio de una retama aparecía la Virgen, ante la que se arrodillaba Per de Tous, que llevaba una cartela en la espalda con su nombre para su correcta identificación, completando la escena su caballo y sus criados.

6. Otros montajes del risco

No está claro si el risco se montó sólo en 1586 o se mantuvo en los años sucesivos. Por las noticias que se tienen del siglo XVII, parece que el altar de cultos se alzaba de manera suntuosa, con profusión de velas y piezas de orfebrería, pero con la imagen de la Virgen sola, sin los demás participantes del episodio del hallazgo. Nada sabemos del siglo XVIII. El historiador José Alonso Morgado, en 1883, recordando la decadencia en la que entró la Hermandad en la tercera década del siglo XIX, escribió: “Mas desde pocos años después, que dejó de ponerse el risco, para solemnizar su fiesta y Novena, cuyo precioso aspecto atraía la multitud para admirarlo, por la propiedad con que se hallaba representado tan al vivo el sitio y primeros momentos del hallazgo de la peregrina Imagen de nuestra Señora, entra las hiniestas ó retamas de los montes de Cataluña, con las perdices y las figuras al natural de Mossen Per de Tous con sus monteros, caballo y perro; todo esto excitaba la curiosidad y aumentaba la concurrencia, y su falta ha contribuido indudablemente á que la devoción haya decaído tanto en nuestros tiempos”. Según esta noticia, el risco se montó a comienzos del siglo XIX. De esta época, cuando la Hermandad trataba de recuperarse tras la invasión francesa, son dos grabados, uno anónimo de 1815, donde aparece la Virgen con una retama a sus espaldas, y otro abierto por José María Martín en 1819 con la escena del hallazgo, que quizás no hacen más que reproducir el montaje anual de los cultos de septiembre.

7. El risco de 2012

Con motivo de la celebración del sexto centenario de la fundación de la Hermandad, se han querido singularizar los cultos de la Virgen de la Hiniesta Gloriosa con la recuperación de un altar histórico: el risco de 1586 que tuvo pervivencia hasta el primer tercio del siglo XIX. Se ha utilizado como base para su montaje el grabado de 1819, aunque se ha optado por eliminar personajes y detalles secundarios para focalizar la atención en la imagen de la Virgen. De esta manera, María Santísima de la Hiniesta aparece delante de una retama, a sus pies el letrero con la inscripción que descubre su origen (“Sum Hispalis de sacello ad portam quæ ducit ad Corduvam”) y al lado, una perdiz. Completan la escena Per de Tous, arrodillado, y su perro. Junto a la mera recreación historicista de la leyenda del hallazgo, cabe señalar una lectura iconológica de la escena de carácter salvífico. De la misma manera que el Niño aprisiona en su mano un pájaro, símbolo del alma humana que busca refugio y encuentra amparo en Cristo, la Virgen actúa como protectora de la perdiz, en alusión a su carácter de Corredentora, ya marcado por la manzana que sostiene en la mano derecha y que la identifica como la nueva Eva.  

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.










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