La tarde que Triana no pudo vivir
Carlos Jordán. Y ya van... no sé cuántos. Como si no hubiera sido suficientemente triste ver cómo la madrugá se quedaba sin su Esperanza (la de los dos barrios), y concretamente cómo Triana se quedaba sin su espléndida y trianera mañana de Viernes Santo, la lluvia arremetió y eclipsó también la tarde en esta orilla del río.
Ni la O ni el Cachorro pudieron inundar Sevilla con su particular visión de la Semana Santa, ni con el estilo que tanto caracteriza a estas hermandades. Se consagra un año más el ya más que pesado tópico de las tardes lluviosas de Viernes Santo, y todos los cofrades nos preguntamos, ¿reviviremos alguna Semana Mayor como las de antaño, de sol, azahar florecido, trajes de primavera y noches de luna llena y visible? Quiero pensar que sí, y que no tardará en regresar.
Mientras aquí les dejo esta retahíla de instantáneas que, si bien no pueden sustituir a las que podíamos haber visto en la calle, sí que pueden dar el punto de canela a los paladares en los que ha quedado un mal sabor.