1 de Enero: segundo domingo de Navidad

Arte Sacro. Pedimos para el hombre "espíritu de Sabiduría" y "luz" para los ojos del corazón. Es cierto que hoy se ha ampliado enormemente el campo del saber humano y que tenemos más cultura. Pero hay que poner en duda el espíritu de sabiduría. Quizás tengamos la mente lúcida, pero el corazón, desde luego, ciego. La sabiduría que necesitamos es la del corazón, la del amor, la de la misericordia. 

Una mirada a la realidad

¿Qué te parece?: La locura humana no tiene límite en nuestras actitudes y comportamientos ante la vida. A pesar de toda nuestra ciencia, no sabemos orientar nuestra vida en el camino de la verdadera felicidad y libertad. Tenemos muchas cosas que antes, pero no somos más libres y más felices que antes. Nos afanamos muchísimo en nuestros trabajos de cada día, pero vivimos con angustias y estrés. El trabajo no resulta gratificante, sino que es agobio y alienación. Nuestra sociedad avanzada origina cantidad de problemas, tales como el paro, la droga, el consumismo, y no sabe dar soluciones.

¿Que nos dice la palabra de Dios?

Ecl. 25, 1-4. 12-16. Cuando uno se elogia de sí mismo no suele ser un sabio. Los sabios saben demasiado de sus ignorancias, sus errores y sus limitaciones. Lo que nunca podríamos sospechar de la Sabiduría es que “echase raíces" en un pueblo que nada tiene de “glorioso"

Ef. 1, 3-6. 15-18. No venimos del azar, sino de una predilección divina, que nos pensó antes de la creación del mundo. No estamos aquí para trabajar y consumir, sino para ser "alabanza" de Dios, mediante una vida de "amor". No estamos destinados a la muerte, sino a una esperanza imperecedera. 

Jn 1, 1-18. La sabiduría de Dios, la Palabra de Dios, echó raíces en la realidad humana y establece aquí su morada, su tienda, la presencia de Dios en medio de su pueblo. Es decir, que " la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. El problema está en la reacción humana, desconcertante: a esta oferta de luz y de gracia se responde mayoritariamente con el rechazo. Sólo unos pocos la aceptaron, y ellos llegarían a ser "hijos de Dios". 

Para la vida

¿Qué uso haces de la palabra? Recuerda cuándo has hecho bien o cuándo has perjudicado con tu palabra? ¿Eres dialogante? ¿O discutes mucho? ¿Participas en las reuniones, en los encuentros, en tu comunidad?

Un rato de Oración

Pero Dios es Palabra.
No habla desde las nubes,
como un trueno.
Su palabra es otra cosa.
Dios es otra cosa.
Dios habla desde la profundidad del ser: Él es la VIDA.
Habla desde el dinamismo que crece! es LIBERTAD.
Habla desde el hambre de justicia: es PLENITUD.
Habla desde las ansias profundas: Dios es ESPERANZA.
Habla desde el mal superado: es SANTIDAD.
Habla desde la emoción de lo bello: es BELLEZA.
Habla desde el equilibrio gratificante: es PAZ.
Habla desde el corazón entregado: es AMOR.
Dios habla siempre desde las fuentes de la vida,
desde el Espíritu vivificante,
desde el dinamismo esperanzador del ser.
Pero Dios quiso hacer su palabra más sonora y cercana,
más cálida y más viva, más entrañable y palpable.
y se acercó más al hombre,
encariñado,
y se revistió de carne,
humanizado.
Jesucristo, la Palabra,
hombre-Dios.
La Palabra se paseó por nuestras calles,
hasta los sordos oyeron.
La Palabra se hizo caricia y gracia,
toque liberador, luz y vida para todos,
y una esperanza desbordante.
y la Palabra sigue encarnándose,
se hace grito carnal o llanto carnal
o balbuceo carnal o silencio carnal
o exclamación jubilosa carnal,
y el hombre, un portavoz encarnado de Dios.
No, no es que Dios no responda a nuestras oraciones,
es que Dios mismo clama con nosotros y en nosotros,
Dios suplicante en nuestra carne.
y Él mismo espera nuestra respuesta. 

Piensa en esta semana

“Quien ama a Dios habla permanentemente de El” (Evagrio Póntico. F.s. IV)

Adviento y Navidad 2005. Material de Reflexión y Oración
Delegación Diocesana de Pastoral de Jóvenes
Arzobispado de Sevilla.