Provincia. Luto por Marcelo en la Vera-Cruz de Benacazón
Francisco Perejón Ortega. Marcelo lo fue todo para su hermandad, a ella entregó su tiempo, su trabajo, su buen gusto, su sentido de la responsabilidad, a ella consagró su vida. Muchas generaciones de veracruceros que hoy rigen los destinos de la hermandad han aprendido a quererla en los actos rodeados de silencio de Marcelo, en su entrega, siempre discreta y abnegada.
La Hermandad de la Vera-Cruz le reconoció por dos veces su quehacer sin igual, la última de estas veces el pasado Viernes de Dolores del año 2013 cuando por unanimidad de su cabildo de oficiales se le nombró Hermano Mayor Honorario, primer nombramiento de esta naturaleza en los más de cinco siglos de la historia de esta vieja cofradía.
Marcelo fue la flor de cera naciendo del calor de una olla en noches de invierno; el cíngulo para su Virgen bordado con hilos devastados de liturgias olvidadas; fue el mimo y el detalle para todos sus hermanos veracruceros, fue la sonrisa y la templanza en los momentos de crispación; la capa blanca de un nazareno peinando el aire de una tarde de Jueves Santo, el clavel dulcemente colocado en el friso del respiradero y el cepillo del siglo y medio que acariciaba cada cuaresma la siembra verdeagua del terciopelo más sublime. Marcelo fue la ternura, la alegría, y la grandeza de ser veracrucero. Cuánto nos dedicaste, cuánto te debemos, qué solos nos quedamos, qué triste está tu capilla, qué tristeza entre tu gente de la Veracruz.
Descansa en Paz, Marcelo, en las nubes de la gloria, entre las puntillas de encaje que acarician su cara y esconden desde la noche del viernes la sexta lágrima de nuestro desconsuelo.
Foto: Francisco Perejón