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El génesis universitario de la Semana Santa según Reyes Calvillo


Juan Manuel Labrador. Como en los días de los pregones más memorables de la ciudad, la lluvia quiso bendecir con sus aguas las palabras de la pregonera Reyes Calvillo, quien ayer anunció a la comunidad universitaria la llegada de la Semana Santa. El paraninfo del rectorado, lleno hasta la bandera, acogió un año más este acto, refrendando el público asistente con sus ovaciones las palabras de esta joven y futura profesional de la comunicación de 20 años de edad.

Con seguridad y firmeza se encaminó Reyes Calvillo al atril para vaciar su corazón y regalar sus sentimientos a todos los universitarios. "Jamás te idolatré, creyendo ser eterna primavera", así, con un perfecto y elegante lenguaje poético inició su disertación, plagada de mensajes auténticos para que todos, jóvenes y no tanto, meditasen.

Usó como hilo conductor para su texto el génesis, aplicándolo la pregonera al nacimiento y desarrollo de la Semana Santa, dedicando un hermoso pasaje al Señor de la Sagrada Entrada en Jerusalén y a la igualdad entre hombres y mujeres, antes inexistente, motivo por el que Calvillo nunca vistió físicamente la túnica blanca, haciendo así mismo un elogio a la luz del Domingo de Ramos, la misma que desprende allende el río la Estrella, aquella que hace que la Amargura "separe el día de la noche".

En el segundo día de la creación, el Lunes Santo, habló de las Aguas que tiemblan en el Museo, cantando a la blancura de San Gonzalo bajo las bóvedas del cielo y el Rocío que brota desde Santiago, mas sin dejar de seguir nunca la astilla de la Vera +Cruz que lleva "por santa seña".

El Martes Santo es el día en el que Dios crea la tierra, sobre la que Él depositó su Buena Muerte, evocando Reyes Calvillo los 40 años de aquella primera cuadrilla de "alumnos costaleros del maestro Juan de Mesa". Señaló del mismo modo que esa tierra es regada por lágrimas de Angustia, con su propio Dulce Nombre o hasta con el llanto del Señor por la calle Águilas.

Al día siguiente, el Miércoles Santo, nacieron los árboles, sus semillas y el campo, como aquél Getsemaní donde es prendido Jesús. Y con las semillas volvió su mensaje a los universitarios, al ser sembradas en diciembre y en mayo para obtener el fruto de sus estudios, semillas siempre regadas por la fe, culminando este capítulo en las manos de la Virgen de Regla, las mejores que recorren Sevilla tras amasar el pan que nos alimenta.

Llegaba la pregonera a las horas cruciales de la pasión, ese Jueves Santo que se une con la "Madrugá", señalando que Dios hizo dos lumbreras: el sol y la luna. Se preguntaba Calvillo dónde está el Gran Poder cuando no se halla en San Lorenzo, afirmando que está en la mirada y en el gesto de todo aquel que le necesita. No olvidó tampoco la creación de las estrellas, afirmando que hay dos con un mismo nombre en esa noche: Esperanza. Y unió a la Macarena y a Triana a través de un armao, Rafael, que se enamoró de la Virgen marinera el año que las dos se encontraron en la catedral, y ecuestre vela por su Hijo caído en tierra.

El sexto día creó Dios a los seres vivos. Es Viernes Santo, y Simón de Cirene no deja de ayudar a cargar la cruz a Cristo por San Isidoro, realizando la pregonera un canto prodigioso a la eterna agonía del Cachorro, que no muere en Triana porque allí no hay cementerio.

Y el Sábado Santo hizo el Creador al hombre, para recordarle que nace, vive y muere, mensaje que permanece en ese sudario de una cruz que dice "Mors mortem superavit". Y por ello, Calvillo se detuvo ante la Soledad, porque "ante tu nombre no falta nada".

Dios vió, en labios de la pregonera, que todo lo que creó era bueno, por eso el ángel del Señor bajó del cielo y sentado ante el sepulcro anunció a las mujeres que había resucitado, afirmando que como cristianos "proclamamos tu Buena Muerte, anunciamos tu resurrección, ven Señor Jesús", poniendo punto final a una memorable disertación en la que en 70 minutos soñó este génesis de la Semana Santa.

El acto contó con la presencia del delegado de Fiestas Mayores del ayuntamiento, Gregorio Serrano, el presidente del Consejo, Carlos Bourrellier, el director del SARUS y director espiritual de los Estudiantes, Álvaro Pereira, el hermano mayor de la corporación anfitriona, Antonio Piñero -que como es costumbre presentó a la oradora-, el delegado diocesano de hermandades, Marcelino Manzano, y el pregonero de la Semana Santa, el poeta Lutgardo García, quien once años antes, precisamente, también pronunciaba el Pregón Universitario.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo.










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