Cetro de la Victoria. Alberto de Faria Serrano.

Hoy toca revisar el álbum de la memoria y reflejarnos a nosotros mismos en el espejo color sepia que tornará en color su silueta emotiva e impactante.  Los ecos dulces del mantolín ribeteando la fronda del parque sobre su divino hombro aun perviven en nuestra retina. Hoy su cetro victorioso y en el presbiterio. Jesús entronizado en su advocación. Jesús coronado por el cerco puntiagudo que se clava más en su alma que en su cabeza o en sus oídos. Jesús ceñido al honorífico adorno del sacrificio  de entrega y amor por todos los que cargan con la cruz de cada día Jesús tocado con la dignidad hiriente de su inmolación eterna.  Jesús alado con las puntas brillantes de su majestuosa y soberana divinidad de la sencillez y la humildad de los hombres.

Hoy el Porvenir nos convoca un viaje al pasado. Nos invita a contemplar una estampa siningual tan bella como la de su Palio de pureza y plata refulgente a la luz del Sol del Domingo de Ramos. Una imagen soñada por los hermanos de la Paz   y anhelada por muchos sevillanos. Una instantánea a enmarcar en ese álbum vivencial que no tiene pastas perfumadas ni paspartú merino ni portfolio morado.

Hoy el dolor de sus espinas se revertirá en besos. Su corona onerosa se convertirá en cetro de veneración. Su cerco martirizante en laureles de oraciones. No dudes en llevárselas a manojos.

Foto: Archivo hermandad.