Arte Sacro
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El diálogo del niño y Dios. Luis M. Fernández


En la mañana de ayer me pasé por la Parroquia de Santa María Magdalena de Dos Hermanas, donde se celebraba el Besamanos en honor de Nuestra Señora de la Estrella de la hermandad nazarena de La Borriquita y del que les he dejado una galería en otro lugar de esta página. Como siempre que voy a la parroquia y tras realizar el besamanos, me dirigí a la capilla donde radica la hermandad del Santo Entierro, por la que tengo una especial predilección. Y allí pude contemplar una escena que no me resisto a compartir con todos los seguidores de Artesacro.

La hermandad tiene dispuesto el altar de forma que la urna que contiene el cuerpo del Señor está casi a ras de suelo y encima de ella, la imagen de la Virgen de la Soledad. A mis hijos, cada vez que vamos a la parroquia, les impresiona ver tan cerca a Cristo. Pues allí, arrodillado junto a la urna, un pequeño estaba absorto en su contemplación, concentrado en un mudo diálogo con Dios. Una veces ponía una de sus manitas sobre el cristal, otras las dos, otras ninguna, pero siempre la mirada fija en las llagas del Salvador. No lo pude evitar y me senté en un banco tras el niño, intentando compartir lo que se decían. Y se me saltaron las lágrimas. Me hubiera gustado tener el corazón y el oído de un niño para poder escuchar las palabras del Señor. Estamos tan preocupados con nuestras cosas, nuestras prisas, nuestros problemas, nuestras penas, que no tenemos tiempo para sentarnos junto a Dios y escucharle, como si fuéramos niños.

Me levanté, hice mis fotos, visité la parroquia y cuando me iba, habían pasados veinte minutos, me asomé de nuevo a la capilla. Allí seguía el chaval, en el mismo sitio, el mismo diálogo.

En esto reside la grandeza de nuestra Semana Santa y no en esas "otras cosas" en las que gastamos tanta saliva y tanto esfuerzo. Gracias a la hermandad por dejarnos contemplar a Cristo tan cerca. Y gracias a ti, pequeño desconocido, que me has hecho comprender tantas cosas de golpe. Menuda catequesis que me has dado. Un beso.

Fotos: Luis M. Fernández.










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