Arte Sacro
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Reflexiones de Adviento del Delegado de Cofradías, Marcelino Manzano. Segundo Domingo


Se encendieron las luces de los adornos de la ciudad. Muchos colores y diseños, pero no veo en ellos la Navidad por ninguna parte. Porque no son adornos navideños, sino luces de neón que nos invitan a comprar y consumir, no a celebrar una esperanza que nos libera. Me duele ver la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo convertida en un gran cartel publicitario. Los cofrades debemos reaccionar de dos maneras sencillas y visibles. Una, montando los nacimientos, el belén, en nuestros hogares, templos, casas de hermandad o incluso en los escaparates de nuestros comercios. Y la otra, colocando en ventanas y balcones las colgaduras anunciando al Niño Jesús que nace, a Dios que viene a nuestro encuentro. El Consejo de Hermandades y Cofradías está distribuyendo estas colgaduras (hermosísimas, con un un Niño Jesús de estilo sevillano, de Cristóbal Ramos, del siglo XVIII) para que anunciemos a Sevilla lo que de verdad estamos celebrando.

Y en la espera del Señor, el segundo Domingo de Adviento nos trae la figura de San Juan Bautista, el que viene a preparar los caminos de Jesucristo. La presentación de San Juan en el evangelio de San Lucas se determina en un contexto histórico preciso: el del emperador Tiberio, el gobernador Pilato, los tetrarcas Filipo y Lisanio, los sunos sacerdotes Anás y Caifás... La venida de Jesucristo no es una leyenda. Es un hecho que se produce en la historia. Y su salvación se produce en nuestra historia y realidad, no en nuestra imaginación. El Hijo de Dios se hace carne en María y tomará la Cruz por nosotros. Eso nos han transmitido los testigos que lo presenciaron, los que vieron y escucharon a Jesucristo. Una razón más para tomarnos muy en serio la Navidad.

Juan allana los caminos del Señor. Su vida austera y su denuncia de las injusticias va poniendo los cimientos al Reino de Dios. Allanar los caminos significa que busquemos en nuestra interioridad a Dios, nos llama y sale a nuestro encuentro. Búscale en el silencio, pero búscale también en la caridad. Búscale en la imagen de tu Cristo, pero búscale sobre todo en su presencia real en el Sagrario. Él te ama y nace y muere por ti para darte una vida plena. Búscale en tus hermanos, en tu prójimo. Cuando lo encuentres, tu corazón se llenará de gozo como aquellos pastores que lo hallaron en el pesebre, junto a María su Madre y con San José. 

Es tiempo de preparación, y con San Juan Bautista nos proponemos cambiar, mejorar, convertirnos. Y abrirnos a la esperanza y a la liberación que nos trae Cristo viviendo el verdadero Adviento de la verdadera Navidad, con las mejores luces que hay, que son las de nuestros corazones cofrades que aman al Señor. Por eso, con toda la Iglesia, seguimos orando y proclamando: Marana Tha! ¡Ven Señor Jesús!.

Foto: Juan Alberto García Acevedo.










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