Arte Sacro
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Lo que hacen algunas hermandades y casi nunca nos enteramos. Manuel Gómez Herrera


En este mundo de las cofradías, parece que no nos damos cuenta, de que mas allá de salidas, marchas, estrenos, foros y artesacros, lo que hace realmente grande a esta forma tan especial de entender nuestra religiosidad, son las personas. Detrás de cada estandarte, se arremolinan tantos y tantos sentimientos, muchos de toda una vida no entendida sin su hermandad, otros de aquellos que se enganchan a esas tantas familias en Cristo, que aunque con sus muchos, muchos, muchos “peros”, son lo que realmente se esconde bajo suntuosos mantos y canastos, que en muchos casos son desgraciadamente la tapadera vanidosa de los que mal entienden nuestras cofradías.

Por ello, creo que contar este tipo de historias no deja de ser noticia, buena noticia de las tantas que no se publican. Hace más de 10 años, en el seno de una hermandad cualquiera, aunque podría decir por ejemplo la de la Sagrada Lanzada, un grupo de jóvenes estaba enfrascado en eternas discusiones de pértigas, ciriales o del equipo de futbito, cuando como siempre, Dios lo dispuso todo para que estos chavales supieran de las misiones, de unas personas que no 

necesitaban de ninguna medalla en el pecho para saber a qué hermandad pertenecían.Los misioneros salesianos les contaron de lo que por el mundo sobraba: hambre, miseria, muerte...Todo ello sin recriminarles a estos jóvenes, la poca coherencia que parecía haber en aquellos ideales cofrades.

Les comentaron que en la India, una familia subsistía con el precio de un caramelo, que un niño llamado Kiran, seguramente moriría de hambre. Sin más y sin  previa reunión corporativa (que tanto les gustaba), el niño indio de los salesianos, comenzó a formar parte de sus vidas, viéndolo crecer, aprender a escribir, a dibujar, a estudiar...y así, viéndolo disfrutar de la vida, como tesoro que Dios regaló a los hombres y que por tantos lugares del mundo, parece imposible poder tenerla. Kiran ya tiene hasta bigotillo, y ellos ya empiezan a peinar canas, seguramente nunca puedan abrazarlo, pero saben que allende de los mares, Cristo les envió un hermano, que sin la medalla, es mas hermano de la Lanzada que nadie.

 

Fotos: Kiran Hembrom/ niño hindú apadrinado por el grupo joven de la Sagrada Lanzada el año 1995.










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