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Provincia. Cierre del Ciclo Eucarístico con la Archicofradía de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento de Alcalá de Guadaira


Fran Granado. Con la Solemne Función Principal y la Procesión con el Santísimo Sacramento, organizada por  la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, se cerraba el ciclo Eucarístico en Alcalá, ciclo que se había abierto con la VIII Exaltación Eucarística el día 20 de mayo, también organizada por esta Sección.

Tras el Quinario en honor a Jesús Sacramentado, el sábado día 18, tuvo lugar la Función Principal, oficiada por el Rvdo. Sr. D. Manuel María Roldán Roses, párroco de Santiago el Mayor, collación a la que pertenece el Monasterio de Santa Clara de Asís en el que radica la Sección Alcalareña Adoradora.

A la misma acudieron numerosas representaciones del Consejo de Hermandades y Cofradías, Hermandades, Agrupaciones y asociaciones Parroquiales, asociaciones de fieles, e Institutos de Vida Consagrada, como las Hijas de la Caridad, las Misioneras de Acción Parroquial y, por supuesto, las Hermanas Clarisas. Asistió también el Hermano Mayor de la Hermandad de la Santísima Virgen de Gracia Coronada, de Carmona, Hermandad que fue una de las madrinas de la bendición en su día, de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, Sagrada Cotitular de la Sección.

La Santa Misa fue solemnizada con los cánticos de la Hermanas Clarisas que eligieron para la ocasión la bellísima “Misa de Angelis”, recuperando así, un año más, la tradición del latín en la liturgia romana. El resto de los cantos fueron todos de tema eucarístico, muy adecuados a la celebración.

El celebrante motivó a la asamblea con su homilía, alusiva a las lecturas correspondientes al Domingo, XII del Tiempo Ordinario, y relacionándolas con la Eucaristía. Tras el recitado del Credo por toda la asamblea, la Sección procedió a la Protestación de Fe Católica, en la forma breve, al igual que se hace en Instituciones como el Cabildo Catedral de Sevilla, que la realiza el 15 de agosto en el festividad de la Asunción de la Santísima Virgen, mediante una Diputación de sus miembros que hacen el juramento en nombre de todos los demás. Así, de igual forma, fueron cinco Oficiales de la Sección, los que hicieron el juramento. El Presidente, que encabezaba la representación, leyó la fórmula habitual en nombre y representación de todos los adoradores y adoradoras alcalareños, renovando además, por noveno año consecutivo, el voto de “… defender el milagro de la vida humana desde el primer instante de la concepción  en  el  vientre  materno,  hasta  que  Dios  nos  llame  a  su presencia al final del camino”, en comunión con las enseñanzas de la Santa Iglesia. Tras ello, los cinco hicieron la fórmula del juramento: “En nombre y representación de todos los adoradores de esta Antigua y Franciscana Sección de Adoración Nocturna de Alcalá de Guadaíra, así lo prometo, así lo juro, así lo confieso, así Dios me ayude y estos sus Santos Evangelios. Amén.”

Seguidamente, la Oración de los Fieles fue un compendio de todas las intenciones que la Sección Adoradora tiene presentes: por el Santo Padre Francisco, el cardenal arzobispo Emérito de Sevilla, Fray Carlos Amigo (presidente-honorario de la Sección adoradora de Alcalá de Guadaíra), nuestro arzobispo Juan José y su obispo auxiliar Santiago, el arcipreste de Alcalá, el Padre Rafael, los párrocos y sacerdotes, especialmente del arciprestazgo y mención especial al párroco de Santiago, el Padre Manuel María y su coadjutor el Padre Manuel Ángel y la Comunidad de Padres Salesianos (capellanes del convento), por los Consagrados que desarrollan sus carismas en el arciprestazgo: la Madre Abadesa, María del Águila y la Comunidad de Hermanas Clarisas, las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, las Siervas del Hogar de la Madre, las Misioneras de Acción Parroquial y los Hermanos de San Juan de Dios. También se pidió por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, las Archicofradías, Hermandades, Agrupaciones y Asociaciones Parroquiales, Asociaciones de fieles y los Grupos Parroquiales, para que perseveren en el fomento del Culto a Cristo, singularmente Sacramentado, la Virgen María y los Santos, cumplan sus fines piadosos, religiosos y asistenciales y participen de las vigilias de Adoración Nocturna a Cristo Eucaristía. Por la Adoración nocturna  para que sigan adorando a Dios en representación de toda la humanidad y en nombre de toda la Iglesia, y que los adoradores mantengan el compromiso de ser, con sus vidas, testimonio de la realidad del amor de Dios presente entre los hombres. Por todos los cristianos que están viviendo las nefastas consecuencias de esta crisis económica, social y de valores, o padeciendo necesidades y enfermedades, para que integrados en la Iglesia perciban el amor del Padre y encuentren el apoyo y ayuda solidaria en sus hermanos en el Señor. Y, finalmente, para que Jesús Sacramentado depare Paz y Bien a quienes acuden a adorarle, a quienes quieren pero no pueden, e incluso a quienes pueden pero no quieren.

Siguió la Santa Misa con el Ofertorio. Durante la colecta se repartió a los fieles una bella estampa-díptico, que se abría con la composición que ha sido motivo del cartel de este año: la Santísima Virgen Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano en el camarín del altar mayor, vestida de blanco, y delante, en primer plano, la custodia con la Sagrada Forma, muy destacada, con gran protagonismo. El interior del díptico iba centrado por el logotipo del Año Santo Jubilar, y a ambos lados relacionadas las Obras de Misericordia, las Corporales a la izquierda y la Espirituales a la derecha.

Especialmente emotivo y solemne resultó el momento de la Consagración que el celebrante realizó con la fórmula cantada. Llegado el momento de la Comunión, como es norma en el Monasterio, primero lo hicieron las Hermanas Clarisas y después el resto de los fieles que llenaban la iglesia. Terminada ésta, e inmediatamente después de purificado el cáliz, se expuso el Santísimo Sacramento en la Custodia, rezándose la Estación. Mientras el sacerdote cambiaba los ornamentos de la Misa por la Capa Pluvial blanca, se organizó la Procesión, que encabezaba la Bandera de la Sección, seguida por todos los fieles con velas encendidas para cerrar la misma el palio cubriendo la majestad de Dios. La Procesión se dirigió al patio colateral de la iglesia, para pasar a la Clausura por la Puerta Reglar, donde se incorporó la Comunidad de Hermanas Clarisas, haciendo una primera Estación en el altar de la Santa Cruz, para seguir por el Claustro Grande, haciendo otra Estación en el altar de la Inmaculada Concepción (ambos preparados primorosamente por las monjas), y salir a la calle Nuestra Señora del Águila, para volver a entrar en la iglesia conventual por la puerta principal, mientras las Hermanas Pobres de Santa Clara esperaban desde la soledad del Coro. Una vez de nuevo en el altar mayor, se impartió la bendición con Su Divina Majestad, finalizando toda la ceremonia con las tradicionales alabanzas, quedando reservado el Santísimo Sacramento en el Sagrario.

 

Una jornada, en fin, de hondo calado espiritual, a la que han contribuido como siempre, la profundidad de la palabra del sacerdote celebrante, la belleza de los ritos, la solemnidad de los cantos, el fervor de los asistentes, y, en este año, hasta la simpatía de Álvaro, el monaguillo que asistió a la liturgia, con su espontaneidad y buen hacer. Un magnífico colofón a los treinta días en que nuestra ciudad ha estado, en sus diversas parroquias, hermandades, instituciones…, honrando a Cristo, real y verdaderamente presente en las Sagradas Especies del Pan y del Vino, para cumplir su promesa de permanecer junto a nosotros hasta el final de los tiempos.

Redacción: Juan Jorge García García y Paco Burgos

Fotos: Paco Burgos










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