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“Como Cónsul de ustedes en Washington, que soy, os digo, os digo, y os debo una explicación”


Mariano Lopez Montes. Dedicado a aquellos “incultos andaluces”. que pertenecemos a las cofradías, salimos de nazarenos, de costaleros, portan las codiciadas varas doradas o participan como simples espectadores anónimos y tal vez apasionados de un hecho pasionista  que celebramos cada año allá por la primavera.

Con esta frase repetitiva y a la vez cansina  aparecía Pepe Isbert  desde un balcón consistorial  de Guadalix de la Sierra en la película del Genial  Luis Garcia Berlanga que se titulaba “Bienvenido Míster Marshall” (1953). Pues bien Sr  D. Enrique Sardá Walls  desde la poltrona consular de la capital americana, debe de tomar usted ejemplo de aquel viejo y sordo alcalde de Villar del Rio y darnos una explicación y tal vez disculpa por su visión tópica y miope de los que nos sentimos orgullosos de ser andaluces de nuestra cultura, nuestro pueblo, sus tradiciones , su historia y una especial forma de ser y sentir que se ha convertido en una herencia propia que vivimos como seña de identidad y que refleja una manera única y especial de ver la vida .

Después de escribir lo que escribe y pensar lo que piensa de nosotros, le invitaría a que viniese cualquier día de nuestra Semana Santa y pudiera ver con sus propios ojos y comprobar con su propio entendimiento, si no se le ha quedado anquilosado, que en esta tierra , los miles de nazarenos que salen en las cofradías no son inmigrantes sin papeles que les pagamos por disfrazarse de penitentes, que los costaleros no son los rudos inmigrantes del Este a los que pagamos por su esfuerzo, que las mujeres que visten las mantillas distan mucho de aquella “Lolita Sevilla” de la película a la que llamaban  “Carmen Vargas, la máxima estrella de la canción andaluza” y le matizo  Sr Sardá que el vocabulario de estas andaluzas y sevillanas en particular, es más rico que “El Ozú” y “El Olé”  que siempre repetía y que servía de coletilla para justificar  su incultura y falta de conocimientos.

Tampoco hoy las maestras de escuela son solteronas que buscan a su príncipe azul, pues nosotros los andaluces cada vez mas apostamos por la realidades que por los cuentos. Así como esa gente que presencian nuestras cofradías o toman nuestras calles, como sería políticamente más correcto, solo los mueve el fanatismo incontrolado de un pueblo anclado en el Pleistoceno, como usted piensa.

No Señor Cónsul  o usted no nos conoce, o no nos quiere entender, esta nuestra Semana Santa asi como otras fiestas que celebramos, además de su patrimonio devocional, religioso y sentimental, que se alimenta con la tradición y la herencia, solo se puede explicar  desde el propio patrimonio de una Cultura Andaluza.

Cultura específica de un pueblo bien diferenciado, donde los sentimientos y sensaciones predominan sobre las ideas y creencias  estandarizadas.

Es esta una de las razones por la que  partiendo de unas mismas creencias en sus orígenes, su expresión externa  es totalmente diferente y mucho más rica en matices y expresiones que otras Semanas Santas que por razones de espacio no voy a explicar.

Y todo ello no es fruto de la casualidad, ni de un estilismo ya delimitado y consensuado, sino de una evolución y aprendizaje que se enriquecen con las vivencias personales y colectivas  como patrimonio de una cultura que aunque le pese  a usted nos pertenece.

Joseph  Peyré, francés por cierto, afirmaba en su libro  “La Passión selon Seville” (1953), “Que el drama de la pasión  es en la sensibilidad sevillana inseparable de la alegría estacional de la Primavera, la vida sobre la muerte, Sr Sardá,  desde la visión y el aprendizaje de una cultura que le pese a usted pertenecemos y es para muchos un referente de riqueza de nuestra propia esencia de ser andaluces.

Afine sus conocimientos y su sentido del humor, el estilismo en rojo de nuestra Presidenta, no es óbice para que  usted arremeta contra los andaluces  de forma indiscriminada  y soez como ha hecho, ya veo que no le gusta mucho el color rojo pero le advierto que esta señora es nuestra Presidenta y representa a todos los andaluces  sin distinción de sexo, edad, condición social e ideológica, incluida la monárquica  con la que se codea. Y  ese uso igualitario del color o elección de un estilismo no justifica  el escarnecimiento y falta de respeto hacia ella y hacia todos los andaluces a los que representa.

Esta vez Señor Cónsul americano, sus musas se han esfumado y ha hecho usted el ridículo, ha caído en lo fácil  del tópico, de la charanga y la pandereta, de una Andalucia llena de toreros, gitanas y bandoleros llenos de “grassia” como aquellos pobres españoles de la película Berlanganiana que se quedaron  con las ganas de ser por no considerar y reconocer, lo que siempre han sido.

No escriba ni componga usted mas en clave de Sol sobre Andalucia, pues no tendremos otro remedio que denominarlo con la Z de “Zopenco”.

Fotos: Mariano López Montes.










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