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El Ayuntamiento anuncia mano dura con los alborotadores de la Madrugada. Francisco Fernández. Diario de Sevilla.


La Madrugada debería ser una jornada normal con las dificultades que tiene la Semana Santa en las últimas fechas, pero normal al fin y al cabo como el resto de la semana. La normalidad es lo que demanda la gente, que no quiere un elemento diferenciador negativo. Lo pasado en el año 2000 forma parte de la historia. No de los temores, sino de los recuerdos. La gente quiere una Semana Santa normalizada, una Madrugada normalizada con el mayor número de personas en la calle acompañando a sus titulares.

Enrique Esquivias (E.E.): Es la noche más hermosa del año. Estoy de acuerdo con el diagnóstico del delegado de Gobernación. La normalidad es a lo que debemos aspirar siempre. El problema está en buscar esa normalidad. ¿Preocupante la Madrugada? Bueno, tal vez sí debemos ocuparnos de ella, que no bajemos la guardia a la hora de cuidarla. Hubo unos hechos que ya empiezan a estar en el pasado, que es verdad que la condicionaron, pero no creo que sea bueno echarle toda la culpa a aquel famoso año.

F.F.: Perdón, Enrique, sólo un matiz. Nos tenemos que ocupar de la Madrugada, no preocuparnos.

E.E.: Eso he dicho.

F.F.: Te lo digo por un ejemplo que te voy a poner. Cuando uno está comiendo sopa no puede estar pensando que se va a manchar la corbata. El propio temor te hace que acabes manchándote. Sin embargo, no te mancharás si tienen un poco de precaucación. De eso se trata.

E.E.: Estoy de acuerdo. He dicho ocuparnos en que no se nos estropee la noche. De todas formas, hay una cosa que, según se mire, es buena o mala. La Madrugada no tiene problemas propios. La Madrugada no es más que un reflejo de los problemas generales que tiene la sociedad. Son problemas exógenos. Eso es bueno, porque las hermandades tenemos que pensar que las cofradías no son el origen de los problemas. Por otro lado, sí hay que preocuparse porque son problemas que afectan a la sociedad. Son problemas que pasan todas las madrugadas del año sin cofradías.

Antonio Silva (A.S.): La Madrugada no tiene problemas propios. Hablamos mucho de la Madrugada y no pensamos que hay otros días de la Semana Santa con los mismos problemas que afectan a toda una ciudad. No es bueno que la Madrugada sea resaltada tanto ni para las hermandades ni para toda la ciudad. Es verdad que hay problemas exógenos, pero a favor y en contra. Las televisiones locales influyen mucho en la falta de determinado público de la Madrugada, lo que hace que otro público que ya estaba se note más. En la Madrugada no pasa más allá en cuanto al movimiento de movida que pueda notarse cualquier fin de semana. Lo que ocurre es que esa noche está concentrada en el centro histórico.

Juan Ruiz (J.R.): Parto de la base de que estamos en una sociedad totalmente desorganizada. Las hermandades y la seguridad ciudadana tienen que complementarse y llegar una adonde no llega la otra. Yo hablo de la Macarena. Yo tengo ya bastante con sacar 3.000 personas a la calle durante 13 horas y media en un recorrido en el que aguantamos de todo. No se nos respeta desde la salida del atrio. Desde que salimos se nos atropella. Procuramos no dejar retraso a las demás hermandades. En la Campana entramos con nazarenos de tres en tres o de cuatro en cuatro, con muy poca dignidad. No nos respetan. Yo me pongo una túnica del Silencio o del Gran Poder y sí me respetan. Pero voy de verde o morado y no nos respetan. El Consejo es el que tiene que arreglar la cuestión de la seguridad. A la Virgen de la Esperanza casi nos la quitan, su paso vuelve de milagro y casi sin claveles. ¿Qué podemos hacer nosotros? Cumplir los horarios, que no se nos vayan los nazarenos y colaborar con las fuerzas de seguridad. Es cierto que en 2000 se ha producido un punto de inflexión difícil de olvidar para el sevillano. Estamos todavía traumatizados. Hay quien me ha dicho que habido excesiva policía en la calle Santa Ángela y Torrigiano. Y yo no estoy de acuerdo, pero es que a la Macarena todo el mundo quiere acercarse.

Joaquín de la Peña (J.P.): El respeto es la clave. La falta de respeto no es un problema de la Madrugada, sino de todo el año en la ciudad. Cuando se hacen pintadas en monumentos de 700 años, cuando se graba a indigentes apaleados o a un alumno de un instituto, no podemos esperar que se respete a las cofradías. No estamos en una urna.

J.R.: ¿Y hay algo más indefenso que un nazareno?

J.P.: Absolutamente nada. Estoy de acuerdo con Francisco Fernández en que a la Madrugada hay que darle el carácter de normalidad como a otros días. Pero todos los días exigen un tratamiento diferenciado. La quiebra de 2000 no se produjo sólo en la Madrugada, sino en toda la Semana Santa. ¿Cuál es la quiebra? Se habla mucho de que hay menos personas viendo las cofradías. Yo creo que no, que simplemente hay una modificación de los hábitos. Ahora tenemos mucha gente que no estaba antes a las 15 o a las 16 horas y, sin embargo, no tenemos a casi nadie por la noche.

J.R.: Tenemos que procurar todas las hermandades entrar antes, porque en la entrada del Cerro el año pasado hubo altercados.

J.P.: Hay que pensar algo, porque si algo ha caracterizado a las hermandades es su capacidad de adaptación. Las hermandades tenemos capacidad de autorregulación para solventar las situaciones. ¿Qué pasó con la Plaza de la Gavidia? Hubo cofradías que pasaron más rápidas y otras que cambiaron de itinerario.

E.E.: El Gran Poder fue la única hermandad que no huyó de la Gavidia. Fue un pulso que ganó la Hermandad del Gran Poder con el inestimable apoyo municipal.

J.P.: Todos tenemos que andar de la mano. Si para algo sirvió la Madrugada de 2000 fue para que hoy no estemos preocupados, sino ocupados en el tema.

F.F.: Exacto.

J.P.: Y los recursos no son inagotables. Lo que no podemos es blindar a las hermandades.

A.S.: Lo que no es posible en ningún caso es un estado policial.

J.P.: Si blindamos a las hermandades perdemos lo que nos caracteriza, como que a la Macarena casi se la quiten esa noche a la hermandad.

F.F.: ¿Tenemos el dato de cuántos nazarenos hubo en 1999? Porque yo tengo la sensación de que está disminuyendo. Y quiero que ustedes sepan que no tenemos ningún inconveniente en estudiar otros lugares que puedan ser aforados, donde ustedes crean que se pierde la dignidad del cortejo. Entiendo que la gente se quiera llevar a la Macarena. No tengo inconveniente en estudiar tramo por tramo y metro por metro allí donde crean ustedes que se corre un riesgo de seguridad importante o que se pueda perder la diginidad como hermandad. Es verdad que los recursos son finitos. Y el Ayuntamiento hace una apuesta muy decidida con una inversión muy importante. Nosotros sabemos cuánto le cuesta al Ayuntamiento la Semana Santa. Pero no lo vamos a decir. Porque no nos importa. Es nuestra obligación. Cueste lo que cueste lo vamos a hacer, pero dentro de esos recursos finitos no tengo inconveniente en estudiar aforar más calles para cuidar dos premisas claves de la Semana Santa: la seguridad y la dignidad.

Antonio Rodríguez Cordero (A.R.C.): Preocupados no estamos. Ocupados, sí. ¿No es exigible ese respeto del que hablamos en otras conductas? En la Feria, por ejemplo, se ha conseguido regular el aparcamiento. El respeto no se gana sólo con campañas y leyes, sino de otra forma. La ley sólo castiga. Hay claras faltas de educación. Aquí hablamos de algo de mayor profundidad que lo del año 2000, del que hay que olvidarse. Ese año se constató que todo no estaba tan controlado. Si yo tuviera que sacar 3.000 nazarenos, desde luego que no sé qué haría. Tenemos que ocuparnos seriamente de la Madrugada, no preocuparnos.

A.S.: La falta de civismo va más allá de la Madrugada.

E.E.: Veo que estamos tocando dos problemas diferentes. Uno es el problema que tiene una cofradía para hacerse respetar en la calle. E n el caso de la Macarena es el precio del cariño que tiene pagar...

J.R.: ¡Me lo vas a decir a mí que llevo 50 años de nazareno!

E.E.: La Esperanza ya iba en manos del pueblo en las fotos de principios de siglo. Es como si yo quisiera quitar las devotas que van detrás del Señor. Me puedo matar que no voy a conseguir nada. Y, además, el día que desaparezcan, a mí me dará pena. Cada hermandad tiene su precio del cariño que pagar en la calle, el exceso de cariño o de fervor. A mí lo que de verdad me preocupa, o mejor dicho me ocupa, son las calles por donde no hay cofradías. Me ocupo de mis nazarenos yendo a la iglesia o volviendo a sus casas. Tengo testimonios de que se han metido con ellos. En 2004 le pegaron a nazarenos del Gran Poder. El centro se había quedado despoblado de cofradías por la lluvia y se había quedado otro tipo de gente en la calle que se había hecho dueña de la situación. Por eso creo que tenemos que invitar a los sevillanos que antes salían a ver cofradía en la Madrugada a que vuelvan a llenar las calles. Es triste ver una cofradía sin gente por la calle. Podemos dar un mensaje positivo para que esas personas retornen a la noche más hermosa de Sevilla, sin que las hermandades nos metamos a hablar de seguridad, que es una materia que corresponde a los profesionales.

F.F.: ¿No crees, Enrique, que en el pecado llevas la penitencia? ¿No crees que al pedir que la gente recupere la calle estás mandando implícitamente un mensaje contradictorio?

E.E.: Depende de cómo se haga.

F.F.: ¿Tú no crees que ese tipo de gente prefiere ver salir al Señor o a la Macarena por la televisión? A ese ciudadano es muy complicado decirle que salga a ocupar la calle para recuperar espacios de normalidad, que ocupe espacios que el vándalo tiene ahora mismo colonizados.

E.E.: Es que depende de cómo se haga. No se le puede decir que salga a la calle para que vaya allí donde está el vándalo. Pero sí se le puede plantea por qué no vuelve a ver las cofradías por donde las veía con su padre o con su abuelo.

A.S.: Porque tiene 50 años más de edad que entonces y varias cadenas de televisión para verlas.

J.P.: La tarde del Viernes Santo ha recuperado público por la gente que ha dejado de salir en la Madrugada.

J.R.: Y hay más gente con la Macarena de vuelta que a la ida.

E.E.: El Gran Poder desde que sale de la Catedral hasta que llega a la Plaza del Museo pasa unos momentos terribles.

F.F.: El año pasado detuvimos a once chavales y les multamos con 3.000 euros cada uno por un intento de provocar carreras, de sabotaje individual o colectivo. Se trata de personas que no comparten lo que ocurre, la Semana Santa, pero que no quieren ceder su espacio esos días. Lo hacen todos los fines de semana, como en el entorno del bar Capote, y se sienten y tienen la legitimidad de estar allí, pero lo hacen con una actitud que no es cívica.

A.R.C.: Ahí está la clave, en esa actitud incívica.

F.F.: Se difunden poco las sanciones. Yo no me oculto. Los medios de comunicación también tienen un papel importante a la hora de generar actitudes positivas y preventivas. Espero que este año ninguna emisora de televisión anuncie la famosa película. Hay que difundir las multas con las que se castigan las provocaciones. No me tiembla el pulso en firmarlas, en ser contundente para que la convivencia sea respetada. La contundencia tiene que servir para dar escarmientos, porque nos jugamos mucho. El otro día en Santander me dijo una persona que lo que recordaba de la Semana Santa fue cómo tuvo que proteger a su señora en la Campana en 2000. Prefiero pecar por exceso de prudencia. A los dos minutos estaban reducidos los implicados en el incidente de la agresión al nazareno junto al Puente de Triana. Si no aforamos la calle Santa Ángela, podíamos haber tenido un problema de seguridad serio al paso de las cofradías con peligro de muerte incluso si hubiera cundiera el pánico en algún momento. La seguridad está por encima de todo. Me llamarán tremendista, pero si hay pánico con consecuencias trágicas me dirán irresponsable. ¿Quién organiza las bullas de las que tanto se habla tradicionalmente?J.R.: Hasta ahora era la propia gente.

F.F.: Pues no podemos dejar eso a la improvisación.

E.E.: Pero en 2000 también se demostró que somos maduros. La Campana se reorganizó en diez minutos. En otro sitio con esa masa y esa provocación que hubo...

A.R.C.: El subconsciente nos traiciona. Otra vez estamos hablando del año 2000.

F.F.: Es que también hay que seguir aprendiendo de ese año.

A.S.: La bulla no se organiza sola nunca.

A.S.: La bulla, lamentablemente, ya no se organiza sola. Y en la bulla puede ir gente por divertimiento o con otras intenciones. El subconsciente hace que recordemos el año 2000, pero ese mismo subconsciente es con el que trabaja la Policía, con órdenes de dar leña, administrativa se entiende, a todo el que altere la convivencia. Son más eficaces 3.000 euros de multa que un palo bien dado. Y éstas son las instrucciones de la Policía Nacional y Local.

E.E.: La idea de colocar más vallas no me agrada. La Semana Santa perdería una seña de identidad. Hay zonas, como Reyes Católicos, que con apoyo y buena voluntad se pueden mejorar.

F.F.: Jamás sería capaz de ponerme en el pellejo de los hermanos mayores. Pero poneos en el mío. No me la puedo jugar. Siempre optaré por la opción más conservadora. No puedo hacer experimentos en zonas donde haya tres hermandades y con zonas de evacuación muy difíciles. Entendedme. Hay otros sitios como la calle Santa Ángela que me preocupan, pero no se pueden revelar ahora mismo.

J.R.: Espero que se nos consulte antes a las hermandades.

F.F.: Claro que se hará. He aprendido mucho del Cecop en los días de lluvia, cuando en los primeros cinco minutos se produce una pelea brutal con el hermano mayor de turno. Esos minutos son tremendos.

A.S.: En esos casos las cofradías dan un ejemplo de colaboración con la ciudad.

J.P.: Hay que ponerse en el lugar del nazareno que está con la túnica empapada y en un patio calado de frío, como ocurrió con la Carretería hace dos años, sin saber cuándo volverá a salir la hermandad.

F.F.: Pues ese día, allí había problemas para que se desplazara la ambulancia. Y no olvidemos los Domingos de Resurrección cuando coincide la operación retorno, el fútbol, los toros y las cofradías.

A.S.: A la hora de recuperar la Madrugada tenemos que concienciarnos de que todos vamos en el mismo barco.

F.F.: Me gusta ser sincero y no andar con recovecos. Es imprescindible que cada hermandad tenga su plan de autoprotección. Con cuatro claves y cuatro instrucciones se pueden salvar vidas. Si sale humo de una capilla donde hay 3.000 nazarenos, alguien tiene que saber comunicar por dónde hay que salir.

A.R.C.: Eso para nosotros ha sido una preocupación permanente. Dentro del cuerpo de canastillas hay quienes están preparados para esas funciones específicas.

J.P.: En 2005 ya se habían redactado 27 planes de autoprotección.

E.E.: Nosotros no encendemos los cirios dentro de la basílica. Esperamos a que estén las puertas totalmente abiertas para hacerlo.

F.F.: Yo salgo como concejal en el Cristo de Burgos y os aseguro que si dentro de ese templo ese día pasa algo nos encontraríamos con un serio problema. Hay que trabajar más en materia de autoprotección.

J.P.: Y creo que se hace. Hay que valorar la capacidad de organización de las hermandades en circunstancias excepcionales, como ocurrió con el encuentro entre las dos Esperanzas en la Catedral. La Hermandad de los Gitanos rehizo su cortejo rápidamente. O la disciplina de cofradías como el Tiro de Línea cuando se refugió en la Catedral o el Cerro.

A.S.: Respecto a una valoración sobre el futuro, creo que la Madrugada mejorará si la ciudad también lo hace. No cambiará de forma distinta al resto de las noches del año.

F.F.: Antonio sabe más que yo de todo esto, pero yo soy menos ambicioso. La evolución será en función de la Semana Santa en su conjunto. Si el Domingo de Ramos hay muchos niños en la calle y si el Cerro entra en su templo sin incidentes, por poner dos ejemplos, la Madrugada será normal. Si se producen situaciones excepcionales el resto de los días, a la Madrugada le pasará exactamente lo mismo.

J.P.: Tengo confianza en los cofrades para conseguir una autorregulación. Tenemos que organizarnos para enfrentar los problemas uno a uno y con eficacia. Si eso es así, no tengo duda de que las hermandades sabrán adaptarse. En lo que respecta a las hermandades dependerá mucho de cómo sea la convivencia durante el año.

A.R.C: Confío plenamente que con el interés que suscita esta mesa redonda se conseguirá ese respeto que necesitamos. Y estamos trabajando y ocupándonos de ello

E.E.: Soy optimista. Esto seguirá adelante. No podemos asustarnos de cualquier cosa cuando ya llevamos más de 600 años en la calle.

J.R.: Insisto en que estamos en una sociedad absolutamente desorganizada de forma irreversible y la Semana Santa se ve afectada. Habrá que adaptarse a unos nuevos horarios y que, por ejemplo, muchas cofradías entren antes.

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