Aquellos bares (desde la ventana del bar Taquilla). Antonio Sánchez Carrasco

Ahora que se habla de la crisis económica fifty-fifty con la crisis de la Covid. Ahora que vamos viendo algo de luz en este túnel de enfermedad y muerte. En una ciudad eminentemente turística y tan de bares como es Sevilla, hay veces que miramos hacia la restauración como nuestra segunda casa.

Hay quien por tener la jornada partida si descuenta las horas de sueño y suma desayuno y almuerzo pasa más tiempo en el bar que en su casa.

Así el sábado de mañana paseando por el centro semi vacio, pasé por el bar Taquilla que desde el lunes 15 ya están en marcha otra vez en los encuentros en la tercera fase. En el bar Taquilla la Covid me ha robado conversaciones de cuaresma, de Semana Santa, la cerveza del mediodía el Jueves Santo, las previas de los toros, los día de a diario junto a la familia Oliva, el desayuno antes de la salida del Roció de Triana, la cerveza del mediodía del Corpus....

Un bar al que puedes ir solo, que nunca vas a estarlo. Un bar donde puede venir el que fuera jefe de seguridad  de Mandela preguntando por la igualá de los Javieres, donde te puede invitar a cerveza el alcalde emérito del Arenal, o donde siempre estará el recuerdo de mi Capataz, siempre leyendo el periódico con su refresco de cola.

Escribo esto la tarde del martes y cuando esto salte y se actualice en la web quedaran pocas horas para que yo vuelva al Taquilla, a esa esquinita del ventanal donde la vida se hace más llevadera. La mañana será de fotos variadas y justo cuando la jornada acabe ante mi Madre del Arenal volveremos al Taquilla, como la tierra prometida y con la memoria puesta en lo pasado, usaremos nuestra formula particular del “ Decíamos ayer...” y Pepe dirá “ ¿Quieres una o has venido a verme?” a lo que yo responderé  “Ponme una pero he venido a verte“ y el círculo se habrá cerrado.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.