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"Los dineros, la economía y el esplendor externo de las cofradías". Mariano López Montes


«Poderoso caballero es Don Dinero» como denominara D. Francisco de Quevedo en sus letrillas, en tono satírico, que, como buen poeta del Barroco, usaba de forma irónica y un tanto despreciativa y caricaturesca, a todo aquel que con ese afán tan endémico desde siempre, de acaparar bienes materiales y poder.

Unos siglos antes, Juan Ruiz Arcipreste de Hita enfatizó el poder, la magia y la eficacia que el codiciado vil metal tiene para la condición humana, sin escapar ningún estamento de su época. Estos versos desfasados, empezaron a despertar la mente de algunos jóvenes de los años setenta, que ya dejamos de serlo, gracias a la acertada versión del cantautor Paco Ibáñez, no del todo bien visto en sectores tradicionales de aquellos años que nos tocó vivir.

Pero no es el momento, ni el foro para tratar temas literarios, ni contextos ideológicos ni políticos, y si es curioso, anecdótico o simplemente ilustrativo el ofrecer al cofrade que por regla general es el seguidor de esta página eminentemente de información, pero a la vez también divulgativa, mi intención en esta ocasión de retroceder a un pasado que siempre formará parte de nuestra tradición e historia. Para lo cual me ha parecido interesante sacar a la luz un artículo firmado por Ramón Resa que fue publicado en la Revista “Las Fiestas de Primavera” de 1952 y que editara La asociación de La Prensa de Sevilla, es decir hace actualmente sesenta y nueve años.

Con estos años de distanciamiento hay una frase que el autor subraya de manera especial en referencia al Gran Espíritu Cofrade que como creo pasa en la actualidad con más medios y recursos, siempre ha existido siendo capaz de salvar las mil y una barreras y dificultades de siempre, sobre todo para las Mayordomías. La frase es la siguiente: “Todo ha subido desmesuradamente, pero más aún ha subido, afortunadamente, el espíritu cofradiero y de la ciudad para mantener en lo más alto el rango pasionista histórico y tradicional” .

El autor matiza que es necesario penetrar en “el régimen interno” de las hermandades para comprobar los cuantiosos gastos que ocasiona sacar una cofradía a la calle, que no tiene ni punto de comparación con lo que costaba hace un cuarto de siglo, porque reconoce a ciencia cierta lo que han subido los precios y matiza que “las cosas de esplendor” muchísimo más.

Quiero resaltar en este articulo los gastos que el autor expone con sus palabras textuales: “Poner una cofradía en la calle con un solo paso, pasa de las diez mil pesetas; de dos pasos cinco mil duros largos y de tres pasos de siete mil duros, añádase a esto la cera y las flores, que son un capítulo muy importante”.

Por otra parte, expone los precios de un personal necesario para la salida de la cofradía y que en estos tiempos y muchos años después también era totalmente necesario y había que contratar y pagar religiosamente para que ejercieran su misión, y que era ajeno a la propia hermandad. Esto actualmente no existe ya que muchos colectivos que participan en la cofradía son hermanos o aficionados que hacen su labor desinteresadamente, dándose el caso que la mayoría de las veces pasan de cobrar como antes, a colaborar, pagar o ingresar (papeleta de sitio, donaciones, rifas etc.) por desarrollar puestos necesarios que antiguamente estaban adscritos a un salario o compensación económica por parte de las Mayordomías de las Hermandades.

El autor nos sigue ofreciendo datos muy generales que nos pueden parecer curiosos por el tiempo que ha transcurrido desde la publicación de la Revista a la actualidad. “Los llamados costaleros que son los que llevan los pasos, cuestan alrededor de las tres mil pesetas; una banda de música 1500 y la de cornetas y tambores unas quinientas pesetas. Las flores en algunos pasos alcanzan las cinco mil pesetas; la cera llega a las dos mil, los gastos de montaje de la cofradía pasan de las mil y los cirios que consumen a razón de cincuenta pesetas por nazareno”.

También el autor Ramon Resa apunta sobre la necesaria ayuda oficial tan necesaria para las hermandades en la subvención parcial de tan importantes gastos, siendo una ayuda que se viene recibiendo desde hace poco tiempo. “Ante tan desmedidos gastos, desde hace algún tiempo existe una ayuda oficial a cargo del Ayuntamiento, de no ser así algunas cofradías no podrían hacer el desfile y estación a la Catedral, ya que es el propio Ayuntamiento el que saca a subasta la colocación de sillas en el itinerario oficial y cada año sube más la pingue cifra que por ello obtiene.

Como punto final a este artículo escrito sin demasiadas pretensiones en cuanto a la exposición de datos, el autor concluye lo siguiente: Hace un cuarto de siglo, sacar una Cofradía, no pasaba de las seis mil pesetas, entonces un cirio corriente valía 10 pesetas. El magnífico manto de La Virgen de La Esperanza de La Macarena que estrenó en el año 1900, costó veinte mil pesetas. Una túnica de esta Hermandad que valía 350 pesetas, ahora vale 2000, y así todo lo demás”.

Texto e Ilustraciones: Mariano López Montes










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