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Jueves pastoreños. El uso de las Condecoraciones en el atuendo de la Divina Pastora. Francisco Javier Segura Márquez


Tras haber conocido detalladamente el origen de las Condecoraciones Eclesiásticas, Militares y Civiles, así como los principales ejemplos que conserva nuestra Hermandad en el ajuar de la Imagen de la Divina Pastora, hemos querido concluir esta serie ofreciéndoles diversos ejemplos gráficos de la forma en que estas condecoraciones son ostentadas por la Santísima Virgen en las ocasiones solemnes e importantes, reflexionando sobre su empleo y el mensaje que aportan a la iconografía del Traje y Título de María como Divina Pastora de Nuestras Almas.

 

En las tres primeras imágenes podemos contemplar tres “pecherines” de alhajas, que muestran la disposición que de las mismas se hace sobre el pecho de la Titular. En todas ellas podemos contemplar cómo se cumplen los tres requisitos que se deben observar en la ostentación de estas condecoraciones. En primer lugar, podemos apreciar cómo las condecoraciones que han sido recibidas directamente por la Hermandad, en su nombre propio o a favor de María Santísima como Divina Pastora, lucen en lugar destacado, sobre el lado izquierdo del pecho, como corresponde al empleo de las mismas. Así lo encontramos ejecutado tanto con el Lazo de Dama Gran Cruz de la Hermandad Nacional Monárquica de España en la primera imagen, como con la Medalla de la Ciudad de Sevilla en las otras dos, tanto en su imposición como en el último Besamanos, celebrado a modo de Veneración Extraordinaria.

 

En las tres imágenes, como correspondería a una persona que ostenta las condecoraciones de diferente tipo sin que unas eclipsen a las otras o le resten protagonismo, vemos que luce, por el mismo orden de fotos, la Banda de Dama Gran Cruz de la HNME en las dos primeras, así como la Banda de la Victoria 1936-1939 en la última foto, sobre la cual se han prendido las más significativas condecoraciones de solapa y botón, así como otras medallas de singular importancia.

 

La Banda de la Orden “Matasiete”, expuesta en anteriores entregas, la vemos lucida por la Divina Pastora en la cuarta instantánea, en la que se nos presenta vestida con su manto de brocado rojo y la saya de brocado blanco, elevada a su altar del Monte con motivo del Solemne Novenario.

 

En todas las instantáneas que les traemos se puede contemplar con claridad el uso que se ha venido haciendo de los fajines militares, amén del último, de carácter civil, donado por Juan Carlos Cabrera en calidad de Teniente Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Sevilla. En las ocasiones más importantes, desde su donación, esta faja edilicia ha sido surmontada al fajín militar correspondiente, en la correcta superposición de las mismas en caso de que una persona ostentara, al mismo tiempo, las galas de concejal y las de servidor de la Patria Española desde las Fuerzas Armadas. En el caso de la imagen en la que la Divina Pastora luce el fajín celeste, como en la quinta imagen, el fajín se ha ubicado en el lado izquierdo, propio de los militares varones, por cuestiones técnicas, pero en todas las fografías podemos observar que suele vestir los fajines dejándolos pendientes del lado derecho, evitando con ello, además que se cubra con el manto, que se lleve a confusión la correcta ostensión del mismo por una mujer, como sería el caso de la Santísima Virgen.

En todas estas fotografías, contemplamos, además de todas las condecoraciones que hemos venido mostrando en los últimos días, otras muchas que harían excesivamente prolijo la enumeración detallada. Los avezados lectores sabrán identificar en cada una de estas hermosas instantáneas las medallas, condecoraciones, distinciones y todas aquellas piezas que, descritas en semanas anteriores, forman las hermosas panoplias de honores concedidos a la Madre del Buen Pastor en su Primera Imagen venerada.

 

La última imagen permite deleitarnos en el resultado global que dichas condecoraciones, unidas a las joyas que forman parte de la gala por antonomasia de la Divina Pastora, consiguen para engrandecer y ensalzar a la Madre de Dios en tan Soberano Título. Las medallas, las condecoraciones, los fajines y las bandas, cada una cumpliendo su propia función, nos devuelven una imagen que roza el paroxismo de la belleza y facilita la comprensión del mensaje bíblico en el que están basadas las representaciones marianas de nuestro tiempo. Así en el Profeta Isaías, vemos prefigurada a María en esa “novia que se adorna con sus joyas” o la ciudad Santa del Apocalipsis: “la Esposa del Cordero que bajaba del cielo, enviada por Dios… No necesita ni sol ni luna que la alumbren, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Las naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes de la tierra le entregarán sus espléndidas riquezas…llevarán a ella todas las riquezas y el honor de las naciones”. 

Sigamos nosotros, reyes y sencillos, rindiendo ante la Divina Pastora todos los honores del mundo. Ella sabrá modular sus brillos terrenos y efímeros con lo eterno de su Amor y Misericordia infinitos. A Ella, y con Ella a Dios, el honor, el poder y la gloria por los siglos de los siglos.










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