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Jueves pastoreños. La devoción a San José en la Hermandad de la Pastora de Santa Marina. Francisco Javier Segura Márquez


Los hermanos y devotos que asistieron a la misa del pasado domingo, día 13 de marzo, celebrada en nuestra capilla atendieron a las oraciones del Ejercicio Propio de los Siete Domingos de San José, que de manera previa a la Eucaristía dominical, se viene celebrando en los últimos años desde finales de enero hasta las vísperas de la Solemnidad, con la que el día 19 de marzo toda la Iglesia interrumpe el rigor cuaresmal para recordar y honrar al Esposo de la Virgen María y padre putativo de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Esta devoción profesada a San José en el seno de nuestra Corporación está profundamente arraigada en nuestra historia, que no deja de ser reflejo de la evolución del culto a San José en la Iglesia Universal. Después de muchos siglos de piadoso olvido, restando protagonismo a su lugar como Protector del propio Jesús y de su Madre conformando la Sagrada Familia de Nazaret, a lo largo del siglo XVII será impulsada su figura, gracias en parte al devotísimo afán de Santa Teresa de Jesús, que fallece en 1582 después de haber ofrecido a San José la titularidad de sus conventos, fomentando el culto al “Patrocinio del Glorioso Patriarca Señor San José”.

 

En 1621, el papa Gregorio XV establece la fiesta de San José (constituida por Sixto IV siglo y medio antes sólo para la diócesis de Roma), como precepto para toda la Iglesia. En nuestra Archidiócesis, por aquel tiempo, sus imágenes saldrán de la gubia de escultores consagrados como Juan Martínez Montañés, los Ribas, José de Arce o Pedro Roldán para ocupar altares de parroquias y capillas a lo largo de toda la geografía del Reino de Sevilla.

 

En 1680, a petición de los carmelitas descalzos, que lo habían erigido como su Patrón, la Santa Sede instituirá la fiesta del “Patrocinio de San José” para celebrarla el Tercer Domingo de Pascua, complementando la fiesta del “Tránsito de San José”, enmarcada en el tradicional 19 de marzo, naturalmente enmarcada en la austeridad cuaresmal. En 1714, el papa Clemente XI la dotó de misa y oficio propio, lo que contribuirá sin duda a reforzar las prácticas devocionales en honor de San José.

 

Llegados al siglo XVIII, debemos acercarnos a la parroquia de Santa Marina, que es, en agosto de ese año, escenario del montaje del primer Altar del Monte o Risco, así como la decoración de la capilla de la Divina Pastora con un nuevo retablo, vinculado a la familia de los Medinilla, para el cual se va a escoger el complemento iconográfico de las imágenes de San Joaquín, padre de la Santísima Virgen María, y San José, como Esposo suyo. Las imágenes, que se encuentran hoy en paradero desconocido, fueron retratadas en los años 80 antes de su dispersión, en la propia Iglesia de Santa Marina, donde las podemos contemplar en la primera imagen que acompaña esta publicación. Poco tiempo más tarde, o quizás ya en ese momento, se encontraba establecida en la Parroquia, en uno de sus retablos laterales, una Esclavitud del Glorioso Patriarca Señor San José, reflejo de tantas otras que se establecen en diferentes ciudades españolas (Madrid, Valencia, Cádiz o San Fernando, por citar ejemplos) mostrando la universalidad de la devoción.

 

El archivo de nuestra Hermandad conserva una pequeña representación del patrimonio documental de la Esclavitud de San José. Traemos a esta publicación la fotografía de la primera página del libro de hermanos de la misma, abierto en 1741, en cuyo desarrollo encontramos, además de la nómina de hermanos de la segunda mitad del siglo XVIII, diferentes testimonios capitulares de su actividad, que se extiende, al menos en dicho libro hasta 1833, con una referencia de los nuevos esclavos inscritos en ese año. En ella podemos leer nombres que nos remiten a la realidad corporativa de la Divina Pastora, lo que demuestra la íntima unión de ambas corporaciones. No en vano, don Manuel del Real García, fallecido en 1849, ejercerá en ese momento las mayordomía de la Hermandad Sacramental, de la Divina Pastora y de la propia Esclavitud, en unión de un grupo reducido de vecinos y hermanos que ostentarán cargos también en las tres, e incluso en la de la Sagrada Mortaja, por aquel entonces “La Piedad de Santa Marina”.

 

En el propio libro se aprecia un resurgir de la Esclavitud en plena juventud de don Manuel del Real, cuando se renuevan sus Constituciones en respuesta a los decretos de Carlos III para regular la vida de muchas hermandades y cofradías. A partir de 1771 se reactiva la corporación, viendo la luz en 1777 un interesante grabado titulado “Verdadero retrato del Patriarca Señor San José que se venera en la Yglesia Parroquial de Santa Marina de la Ciudad de Sevilla: se hizo esta lámina siendo Mayordomo don José de Silva, Cura de esta Yglesia”. El propio grabado nos muestra, con gran exactitud, la embocadura de un retablo y la imagen de San José, llevando a su hijo de la mano, lo cual invita a pensar que la representación responde a la realidad patrimonial existente.

 

La persistencia de la devoción a San José y la pervivencia de su Esclavitud puede demostrarse gracias a la conservación -en nuestro propio archivo- de las convocatorias del Solemne Septenario que, sin duda basado en los Siete Domingos de San José, ofrecerá la entidad a partir del Tercer Domingo de Pascua los años 1858 y 1859, perdiéndose posteriormente la memoria documentada de su devoción. El incendio que afectó a la Iglesia de Santa Marina en 1864 pudo afectar, parcial o totalmente, al retablo de San José, y una Esclavitud muy debilitada posiblemente no pudo reponerlo. La triste sucesión de incendios nos lleva hasta 1936, cuando, de una forma u otra, estamos seguros que, si no se había perdido antes, la imagen de San José y su altar quedarían totalmente destruidos.

 

El establecimiento de la Hermandad de la Divina Pastora en su sede actual ha permitido, al cumplirse el 75 aniversario del incendio de Santa Marina, retomar y recuperar la antigua devoción a San José entre los hermanos de la Divina Pastora. La imagen que viene a donar nuestro hermano Pablo Gallardo en 2015 para recibir culto en la capilla viene a recordarnos la presencia permanente de San José junto a la Divina Pastora, presidiendo desde entonces, de forma fija, los Siete Domingos de San José, recuperados años antes para ser rezados en torno a imágenes diversas de pequeño formato. En diciembre de 2021, una nueva imagen de San José, del mismo autor, viene a perfeccionar este culto, siendo en la actualidad la que preside dichos Siete Domingos, así como la Misa Solemne en honor del Patriarca San José en su solemnidad del 19 de marzo. En dicha jornada, anualmente, nos unimos espiritualmente a tantos hermanos y vecinos del barrio de Santa Marina que, en otro tiempo, se postraron a las plantas de San José, Patrono de la Iglesia Universal, implorando su intercesión y su misericordia. Lo hacemos ahora nosotros rogando por el final del conflicto de Ucrania y por todas las necesidades de los católicos del mundo entero.










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