A Emilio Moreno (tercer día de triduo). Antonio Sánchez Carrasco

Cuando inicié esta secuencia para los cuatro amiguetes que me leen en Arte Sacro,  decidí contar en tres días lo peor y en tres días lo mejor que he vivido la pasada Semana Santa.

Para galerías de fotos ya están  grandes compañeros en esta web, en capital y provincia y siempre buscando hacer más completa la información una manera con letras de decir algo más. Pensaba cada noche un tema del que hablar al día siguiente y cuando dudaba entre el modelo de la Semana Santa y otros posibles temas me enteré de la muerte de un amigo. Ayer por la mañana hablé con su padre que roto en llantos me decía que estaba muy malito y el mismo lunes de Pascua de Resurrección marchó a la casa del Padre.

Emilio es, me niego a usar el pasado del verbo, una de esas personas que tienes que querer si o si, no te deja opción a no quererlo. Y eso que nos picábamos con el color de la botonadura de nuestra túnica baratillera porque la mía es blanca y la suya roja. Este año la enfermedad no le dejó disfrutar de ese Miércoles Santo en el que los que somos de azul mecánico volvemos donde el Monte del Mal Baratillo. Allí donde de las impurezas de los desperdicios y las epidemias nació la fe y la belleza de una Hermandad que cuando te atrapa difícilmente te suelta. Hermanos como Víctor al que muchos os sonará por ser la retransmisión de la Semana Santa durante años, se le notaba la voz medio quebrada porque aunque desgraciadamente lo veíamos venir, nadie quería asumirlo.

Te vas con la cofradía aún por recoger ayer lunes por la mañana me crucé con Oscar, nuestro capiller querido que iba a recoger las cruces, la vida sigue hermano, nos faltarás en esas conversaciones taquilleras de mediodía. No quiero ni pensar en tus padres, ni en el resto de tu familia, porque duele más. Sólo decirte que te echaremos de menos y que no podía tener peor final este triduo de penas negras a la Semana Santa de Sevilla, porque la Semana Santa la hacemos en parte las personas y tú eras gran parte de la mía,  descansa en la paz de tu Piedad y de mi Caridad y que el Señor de la Misericordia te de el descanso eterno.

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.