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Provincia. Cantillana volvió a reencontrarse con su Asunción Gloriosa


Manuel Pinto Montero. Cantillana se engalanó un año más para la mágica noche del 15 de agosto, fecha en la una de sus grandes devociones procesiona por las calles de la localidad acompañada de un inmenso gentío. La devoción y el fervor que despierta la venerada imagen de la Asunción puede comprobarse en cualquier rincón de la localidad donde es aclamada y vitoreada durante su procesión.

La devoción a la Asunción en Cantillana es antigua, pudiendo tener sus orígenes en el siglo XIII, pero la Hermandad es de principios del siglo XIX, en concreto de 1805. La imagen de la Santísima Virgen en su Gloriosa Asunción llega a la localidad en 1840, procedente de Sevilla. Se trata de una bellísima escultura del siglo XVI, de autor anónimo. La imagen se venera en el Altar Mayor del Templo Parroquial al que regresa a finales de septiembre en una de las grandes fiestas asuncionista que celebra Cantillana. La gran devoción que despierta la Asunción en Cantillana hizo que le fuese otorgada la Medalla de Oro de la Villa el 27 de enero de 1995.

La Santísima Virgen en su Gloriosa Asunción procesiona en un magnífico paso que combina el dorado y la plata. Simula un extraordinario sepulcro desde el que se eleva a los cielos la Santísima Virgen entre una corte de angelitos que portan distintos elementos marianos. Iluminan a la Virgen seis candelabros de guardabrisas de madera tallada y dorada.

En cualquier punto de su itinerario es digna de admirar la gloriosa procesión pero sin duda su paso por la calle Martin Rey es el más esperado por los devotos asuncionistas. En este punto se canta el Himno a la Santísima Virgen mientras caen miles de pétalos sobre su imagen.

Fotos: Manuel Pinto Montero. 










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