De la Mármora a los barrios de Sevilla. Antonio Sánchez Carrasco
Del Lunes Santo empiezo acordándome de San Pedro y todos sus ancestros que dejó a mis Hermanos del Tiro sin ver a Dios y a su Madre por las calles del barrio como pasara también en el querido Polígono de San Pablo.
Llegamos a la parroquia casi cuando acabó de llover y allí os vi de una manera extraña, como se ponen los pasos cuando la Cofradía ya ha entrado.
Recordé la historia de aquel Cristo de la fortaleza de la Mármora, Cautivo del sultán Muley Ismail, devoción Mercedaria y Trinitaria, órdenes de redención de Cautivos, los dos Cautivos de un día de lluvia.
Y allí te encontré atado pero nunca abandonado y no fuimos a rescatarte, fuimos a qué nos rescataras. A qué nos dijeras no salgo pero no os preocupéis, que habrá más Lunes Santo. Justo al entrar vi a su Madre y Ella si me llamó más a la Piedad, yo que siempre le noté la media sonrisa hoy la veía más triste, eso si enjoyada y cuidada como allí saben hacerlo. Recé y agradecí tantas cosas que justo cuando se me estaban empezando a humedecer los lagrimales llegaron todas esas caras conocidas y amigables que nos ha dado el Señor y su Madre para quererlos y cuidarlos como hacen con nosotros.
Y entonces me acordé de aquel Cristo humillado y Cautivo del Sultán, si hubiera sido el del Tiro le derribamos la fortaleza a cabezazos, como te quieren Dios mío, que manera de cuidarte. Poco a poco nos fuimos viniendo arriba, gracias a los nuestros Mercedes cuando salí de allí tu sabes que tú tienes mi última palabra, y sí volví a verte sonreír.
#LosMartesTambienhaysol
Foto: Antonio Sánchez Carrasco.