Opinión. Sevilla, ojú que caló

J. A. de la Bandera. Ayer asistí al besamanos de Santa Marta en el día de su onomástica, que por cierto saldrá la galería mañana, una vez concluida la función y tras una charla con los hermanos Acevedo, me dirigí a la exposición de la Roldana en los Reales Alcázares, sobre las once de la mañana.

Camino de los Alcázares me encontré calles desiertas casi impolutas de pisadas durante este día, y es que, la famosa "caló" comenzaba a hacer patente en nuestros cuerpos "serranos" su más profunda furia. Eran las once de la mañana y el termómetro marcaba la notable cantidad de 32º a la sombra. Seguí camino de mi senda y amparándome cual Virgen en San Juan me acurruque en el tendido sombra.

Una vez concluida la visita cultural, la cual recomiendo a todos los lectores, note como la temperatura había cambiado de un lugar acondicionado a las verdaderas obras de arte de Luisa Roldán y su padre Pedro, al bochornoso calor que asolaba la ciudad y he aquí cuando he tomado todas las fotos que os presento.

Vemos como los coches de caballo se amparan en la sombra que otorga a todo viandante nuestro Palacio Arzobispal, aunque con este atropello es un poco difícil pasar entre coches y caballos con sus respectivos excrementos. El entorno catedralicio siempre lleno de turistas era un desaparecido hervidero humano donde hasta el más despistado buscaba el cobijo de la Catedral o del Convento de la Encarnación.

Y ya, si pasamos por Francos, Placentines o Plaza del Pan y comparamos un día de Corpus con el de hoy notaremos el sobresaliente cambio de las vías sevillanas, y es que el calor asola Sevilla y tan sólo podemos, o bien buscar alguna salida en alguna piscina, aljibe o playa..., o decir ¡¡ojú que caló!!.

Fotos: J. A. de la Bandera.