Legión de costaleros solidarios. Felivia Mejía Santos. Diario de Sevilla

Las manos vacías que buscan, encuentran de qué llenarlas en la Fundación Padre Leonardo Castillo-Costaleros Para un Cristo Vivo. Ya sea comida, trabajo, vestido, consuelo, compañía o fe se llevan las personas que visitan ese lugar, bajo el nombre de un sacerdote que dejó honda huella en Sevilla por su entrega al prójimo.

La filosofía de esta entidad, según su presidente, Isacio Siguero Zurdo, es ayudar al prójimo en lo que necesite. "Así como los costaleros cargan a Cristo en los pasos de la Semana Santa, nosotros cargamos las penas del enfermo, el solitario y los más necesitados, que es donde se refleja Cristo vivo, con tal de hacerle más ligero su peso", dice Isacio, que también es presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España.

Aunque hace cuatro años que funciona esta entidad, desde mucho tiempo antes el padre Leonardo Castillo ya estaba entregado a la labor de cuidar a los desprotegidos. El presidente de los costaleros para un Cristo vivo cuenta que él dirigía el Colegio de Médicos cuando en el año 2003 le propuso a Leonardo Castillo la idea de crear una fundación. Recuerda que el sacerdote había acudido a ese gremio en busca de apoyo para realizar una peregrinación.

El padre Leonardo Castillo falleció en 2005 pero su legado permanece vivo gracias al empeño de los 30 socios de la fundación que creó y de los 100 voluntarios que continúan con sus acciones y ampliando sus proyectos.

Estas personas se convierten en el sostén de aquellos que se sienten desfallecer y en la compañía de los solitarios. Colaboran con la pastoral diocesana de la cárcel, con la que hacen visitas semanales al centro penitenciario de Sevilla. Además, en ese lugar imparten cursos de inglés a los presos.

Esta agrupación especialmente es conocida por las peregrinaciones marianas que organiza para llevar a personas que sufren alguna dolencia al santuario de Lourdes, en Francia, a finales de junio, y también a Portugal, hasta el santuario de Fátima, en octubre.

La administrativa de la entidad, Conchi López Cerro, explica que durante esos días de peregrinación se mantiene una convivencia entre enfermos psíquicos y físicos que son asistidos por los costaleros. Apunta que el pasado año 450 personas acudieron a la visita a la virgen de Lourdes, mientras que a Fátima unas 180.

"Queremos realizar un trabajo integral donde se atienda a personas inmigrantes y en riesgo de exclusión social desde distintas esferas", resalta Conchi al referirse al objetivo de los costaleros.

Este verano, los voluntarios de la fundación estuvieron ocupados en un campamento en el que participaron 25 niños . El encuentro se llevó a cabo en un complejo turístico junto al Huéznar.

Tomando en cuenta que una de las limitaciones más significativas que tienen los inmigrantes que llegan a España son los trámites legales para regular su permiso de residencia y trabajo, la fundación cuenta con abogados que ofrecen asesoramiento jurídico gratuito a estas personas.

Otro proyecto importante que llevan a cabo es una bolsa de empleos de servicios doméstico, que dirigen hermanas de diferentes congregaciones religiosas.  La mayoría de los inmigrantes que llegan a la Fundación son de África y América Latina, sobretodo, bolivianos y ecuatorianos. También de países de Europa del Este como Rumania y Rusia.

Esta entidad ofrece cursos gratuitos de informática, apoyo escolar, manualidades y cocina. Además, en su servicio de ayuda internacional los costaleros cooperan con el centro parroquial Santa Rosa de Lima, en Perú.

Como proyecto a largo plazo, dice el presidente de la fundación, tienen pendiente crear un centro de día o de refugio con el propósito de cuidar a personas desamparadas. "Para más adelante quisiéramos tener una posada para atender a los indigentes que duermen en la calle porque no tienen casa o la familia los abandona", expresa.

Foto: Francisco Santiago