La estraza inservible. Alberto De Faría Serrano.
El reloj de arena ha dado la vuelta: se filtra la vida; se renueva el juramento del gozo y se graban en color sepia las instantáneas de las memoria mas reciente; aun resuena los ecos de esta saeta muda que desgarra silenciosa y desoladamente el aire tibio de esta ceniza inhóspita a cada orilla del Guadalquivir y el estigma inservible que ni la estraza es capaz de difuminar.
Sin embargo la luz atisba el tiempo sacro como la candelaria de un palio por la esquina de Álvarez Quintero y se estira pizca a pizca remoloneandose por la cornisa del Aljarafe como el cimbreo del Misterio de San Gonzalo.
Polvo eres como la arena del reloj porque sientes el pálpito armonioso y caprichoso de su cadencia morada. En polvo te convertirás porque la yema de tu alma recorre pausadamente la aspereza del tacto insondable del presagio cuando se posa sobre tu hombro la calida e invisible mano de quién te dio la vida.
Sevilla renueva su horizonte con el polvo de su espíritu. Contemplemos el génesis del tiempo de conversión que nos conducirá al de la penitencia con la serenidad ilusionante que nos acostumbra. Probablemente hoy desenfundes tu túnica de ruán o tu capa de merino para comprobar que no quede ni rastro de la cera del año pasado pero no se pierda ni un ápice de la solera inmensa que acrecienta su estigma; esa con que ni la estraza mas dura se atreve. Ni que lo intente.
Foto: Francisco Santiago.