¡Qué barbaridad!. José Cretario. ABC

Que Munarco se pueda cerrar con una procesión extraordinaria de pasos y tronos de otros puntos de Andalucía y de España y que ese cortejo recorra un itinerario oficial de la Catedral a la Campana no es el argumento de una novela del costumbrismo contemporáneo ni el mal sueño de un capillita. Es un proyecto tan real como el anuncio que hicieron esta semana en la presentación de la muestra su comisario Juan Antonio Campos Camacho y el Delegado de Fiestas Gonzalo Crespo. ¡Qué desmesura; qué barbaridad! Si hace tiempo que las procesiones y los actos extraordinarios perdieron su medida hasta entrar a formar parte de la normalidad de la vida cofradiera con este proyecto se llega a un punto de no retorno: la exhibición de pasos tronos e Imágenes no es un acto de culto sino la traca final de una excusa Munarco que tiene tanto de actividad cultural como de mercantil; legítimo fin pero disparatado el medio. Para los que empiezan a buscar avales en la memoria histórica convendría recordar que hay una diferencia entre esto de Munarco y las exposiciones del Salvador de los años 29 y 92. En estos casos las imágenes se mostraban; iban y venían en sus pasos a la colegial pero todo quedaba encajado dentro de la participación de la Iglesia y las cofradías en una celebración especial de la ciudad. Esto no. Aquí la única excusa es el décimo aniversario de una organización como es Munarco. Uno ante estos casos esperaba del papel moderador y modulador de la Mitra pero se queda de piedra cuando conoce que la Mitra es precisamente donde ha encontrado algo de cobertura la organización. Conociendo a Juan Antonio Campos estaba claro que no se iba a tirar a una piscina sin un mínimo de agua. Las reacciones en el mundo de las cofradías y en la Iglesia han sido tan unánimes que pueden incluso cambiar la suerte del proyecto. Si no fuera así en 2006 todo estaría listo para convertir a Sevilla en la capital mundial de las artes sagradas coincidiendo con una exhibición pública de tronos.

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