Madre Maria de la Purisima según Juan Manuel Miñarro

Hace cuatro años, por encargo de la Compañía de las Hermanas de la Cruz de Sevilla, comenzamos a trabajar en el proyecto de realizar la primera representación escultórica de la Venerada Madre María de la Purísima.  

El objetivo final sería realizar una primera talla en madera policromada con vista a lo que ya en en aquel tiempo se veía cercano: la beatificación. la responsabilidad de la comisión era importante, pues sería de alguna manera, realizar y casi establecer la primera iconografía de una futura Santa de la orden.  Las hermanas depositaron en mi persona la confianza, pues sabían que para mi,  era una persona conocida, querida y tratada desde hacia mas de 20 años; y lógicamente esto significaba un punto de ventaja, pues en el caso de Madre María,  las Hermanas de la Cruz querían ante todo el parecido, es decir, el retrato y por ende, la identificación de la Madre cercana y adorada por tanta de sus hijas,  y por supuesto de sus devotos.

Para comenzar y teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, les propuse a las Hermanas,  en primer lugar hacer primero un estudio del medio busto, es decir un retrato de Madre;  para ello manejaríamos todos los documentos gráficos que fueran posibles, pero también las indicaciones personales de sus hijas y por supuesto de nuestros propios recuerdos;  de este modo intentaríamos hacer una obra cuyo resultado fuera lo mas satisfactorio posible para todas las partes, especialmente para sus hijas. 

Así que con tan claro objetivo, procedimos consultando las fotografías facilitadas y modelando el retrato al pie de un grupo de Hermanas de la Cruz, que tarde tras tarde, honraron mi taller con sus presencias. De vez en cuando, conforme avanzaba el trabajo, visitaban el taller nuevas Hermanas, que una visión no contaminada por las vivencias cotidianas, podían ayudar con sus observaciones.  y tengo que decir que las correcciones, impresiones u opiniones fueron parte muy importante del resultado  pues siempre les manifesté a la Hermanas que tenían que comentar abiertamente cualquier pensamiento u opinión, que para nada sería molestar, sino todo lo contrario.

Tras dos semanas de trabajo se dio por finalizado el retrato satisfactoriamente. Del modelo efectuamos un molde elástico para sacar dos copias: una de ellas se terminaría en bronce y la otra seria policromada para ensayar también este importante aspecto de una imagen de culto.  Ambos bustos se encuentran en la Casa de las Hermanas de la Cruz; concretamente el policromado está expuesto en la habitación que conserva los enseres de Madre María. 

Tras un tiempo de espera, llegó el momento de formalizar el encargo de la Imagen de Madre María, la que sería la primera escultura en madera policromada  y a tamaño natural, por supuesto  no partíamos de cero, pues el retrato nos serviría de experiencia y base.   El proyecto lo abordamos con los mismos planteamientos iniciales, siempre con la cercanía de la Hermanas de la Cruz para corregir, y ayudar en la representación hasta de los más mínimos detalles;  incluso el color de los ojos de cristal fue elegido por ellas, bajo catalogo.  

Primero procedimos a elaborar un modelo a tamaño real en arcilla, y una vez concluido satisfactoriamente, fue pasado a madera de cedro, para su posterior análisis de talla y acabado pictórico, con técnicas y procedimientos clásicos. 

La imagen quedó terminada en el mes de febrero, y en el mes de marzo, quedó ya depositada en la Casa de la Hermanas de la Cruz. La coincidencia o el destino, o los caminos de Dios tal vez, quiso que el mismo día que dimos por terminada la obra, se recibiera en el Convento una llamada de Roma para informar a la Madre General, de que el Papa había firmado el documento más esperado para la Beatificación de Madre María de la Purísima. El proyecto llego a su fin mas que a tiempo!!!!!!

Fotos y texto cedidos por el Profesor Miñarro al portal www.artesacro.org