Francis Segura. Antes de llegar a su atril, fue su peregrino

Arte Sacro. Caía la noche en San Juan de la Palma y el presagio de un gran evento se hacía realidad.

Con la edición, este año, del pregón en honor a Nuestra Señora de la Cabeza, se conmemoraba el XXV aniversario de este acto y como orador de la efeméride tuvo la Virgen, al bueno de Francisco Javier Segura Márquez, “¿a qué engañarnos?”, tuvo la Virgen en su atril al bueno de Francis.

Una oración de la presidencia del acto ante la imagen y comienzo del acto. Sonaba, en los instrumentos de la Banda de la Cruz Roja, perfectamente dirigida por el Profesor Cansino, la marcha Amarguras, de Don Manuel Font de Anta. A continuación en la voz del pregonero del año 2010, haciendo este año labores de presentador, tomó la palabra Juan Manuel Labrador Jiménez, quien no presentaba a un simple pregonero, sino a su amigo y compañero literato, como bien reseñaba en su texto.

Dos marchas debían sonar para que la voz rotunda del amigo Francis rompiera y enamorara al Silencio Blanco de la Iglesia. Fueron las marchas Nuestra Señora de la Cabeza de Don Manuel Serrano Rodríguez y Estrella Sublime de Don Manuel López Farfán.

Y así llegaba el verso de Francis, quien como introito, con su poesía más hermosa, nos explicaba qué era pregonar. Tras la venia el cariño inconfundible en quien ha vivido este tiempo como pregonero, de quien ha estado al lado de los hermanos, de quien ha peregrinado al Santuario de la Virgen en Jaén, de quien ha llorado, como tantos, la pérdida de la gran Maruja, para quien tuvo palabras hermosas. Fue su camarera, y tal como Segura Márquez indicó, murió dejando su amor entre Cabeza y Pilar.

Garantizaba el pregonero, que sin haber ido a Andújar, sin haber sido por un día su peregrino, no hubiera podido estar en el atril. Bordó con sus palabras la bandera para la romería y cómo no, en sus palabras hubo recuerdos para la que es su hermandad residente también en San Juan de la Palma, especialmente para el Señor del Silencio. Impresionante el pasaje en el que garantiza que eran tres los silencios blancos, la Virgen de la Cabeza, Montemayor, a quien también dedicó bellas palabras y la Amargura.

Garantizó el futuro de la Hermandad en los niños,  a quienes los padres desde pequeños inculcan su amor por Nuestra Señora de la Cabeza.

Finalizaba su pregón proclamando lo logros de la hermandad, en la recta final del mismo no se olvidó, el pregonero, de su amada Pastora, llevándonos a los presentes a ese momento de encuentro en la capilla de la calle amparo en octubre y esa visita de dos rosas de amor y “oro”, en San Juan de la Palma el tercer domingo del mes de Septiembre.

Numerosos amigos y familiares, así como cofrades llenaban el templo. Variedad en las representaciones, desde el Presidente de la Hermandad Matriz de Nuestra Señora de la Cabeza, el  Padre Rafael, trinitario de Andújar, Andrés Martín,  Delegado de Glorias del Consejo general de Hermandades y Cofradías y los Hermanos Mayores de la Amargura, de Montemayor, de la Pastora y Santa Marina y  de la Pura y Limpia.

Enhorabuena Francis, y maravilloso el final también de tu obra, culminada como tú querías, con la Iglesia puesta en pie, cantando lo que tú de pequeño aprendiste, lo que tú de pequeño anhelabas y pronto aprendiste, tocar el pasodoble al órgano; la iglesia puesta en pie para contigo, cantando el Himno de la Virgen, darle a tu pregón el mejor “he dicho”.

Fotos: Francisco Santiago