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Opinión. Dichos y hechos (y III). El Diputado de Cruces.


Las setas.  Las cofradías han pasado bajo las setas y no se ha acabado el mundo. Al contrario, como con otras tantas obras que ha visto la historia de la ciudad (ensanches, derribos y demás), las hermandades y el público se han adaptado perfectamente a ellas. Personalmente, creo que la plaza ha ganado en amplitud y comodidad, convirtiéndose en un lugar muy agradable para ver cofradías. Para mí, el único pero es la pérdida de la visión de la torre de San Pedro desde la calle Laraña, aunque, insisto, en general,  me ha gustado el resultado final (todo esto sin entrar a discutir, que es otro asunto, sobre si merece la pena o no el gasto de su construcción).

Los precios. Lo de este año ha sido una pasada. Comprendo que la crisis afecta a todos, incluyendo a la hostelería, pero los hosteleros deben también comprender que estos precios tan exagerados son contraproducentes. Como siga esta escalada, vamos a tener que salir de casa, además de con la radio y el programa, con el bocata y el refresco, porque tomar algo en la calle empieza ya a ser prohibitivo.

Las normas. Este año se ha comunicado a bombo y platillo la existencia de unas normas para el paso de las hermandades por el interior de la Catedral, a fin de mejorar, decían, la estación de penitencia. Entre ellas, se establecía, al parecer, que los nazarenos no irían a los servicios hasta pasar por delante del altar del jubileo, con objeto de no descomponer las cofradías antes de dicho altar. Pues bien, o nos informaron mal o no han sabido hacer cumplir la norma. Sin ir más lejos, el Miércoles Santo vimos como todo un cuerpo de nazarenos, incluyendo acólitos (con los ciriales al hombro), adelantaba al paso de palio de la hermandad anterior pasando entre este y el citado altar del jubileo. Algo realmente ejemplar y que indica qué importancia se le da, en algunas hermandades, a la estación de penitencia. Pero, ¿y las normas? ¿Y quién las dictó?

El plan “palio”. ¿Qué ha pretendido el Ayuntamiento con esta historia? Ver los corralitos vacíos ha sido muy significativo. Por favor, no intenten hacer política con la Semana Santa, que para eso, desgraciadamente, ya nos bastamos los cofrades. ¡Ah! Y creo que es muy incongruente presumir de laicismo y/o agnosticismo y luego dejarse ver alrededor de las cofradías, para aprovechar el tirón y vestirse de sevillanía.

La era de la información. Comprendo que estar informados de lo que acontece es bueno y necesario. Pero, lo siento, no me han gustado esas imágenes de hermanos mayores y comisionados rodeados de micrófonos y siendo aseteados a preguntas cual famosillos de turno o entrenadores de fútbol. Creo que esta irrupción a manta de los medios de comunicación en las interioridades de las cofradías está siendo muy perjudicial, ayudando a la banalización de la Semana Santa al convertirla en otro espectáculo más, cuando aquí, siempre, lo verdaderamente importante ha sido otra cosa, que ahora, está pasando al último lugar. Habría que buscar un justo punto medio entre el derecho y la necesidad de la información y el mantenimiento de la esencia de lo que debe ser un acto religioso, amén de salvaguardar la intimidad de las hermandades. Y eso corresponde por igual a cofrades y medios de comunicación

Una gran manifestación de fe. Un hermano del Viernes Santo, para justificar la no salida de su hermandad (algo innecesario, por cierto), aludía a que “nosotros salimos para hacer una gran manifestación de fe y no tiene sentido salir si las calles están vacías y nadie nos va a ver”. Perfecto. Y totalmente de acuerdo. Ahora, también esta idea debe valer para las hermandades que no llegan a la Catedral, ¿o no? Porque si insistimos en que salgan durante la Semana Santa por sus barrios, mientras nosotros nos quedamos en el centro (se haría muy difícil desplazarse al Parque Alcosa, a Torreblanca, a Bellavista, a Heliopólis, a Padre Pío, a Pino Montano y luego volver, ¿verdad?), poca gente las vería y entonces…, pues eso. Quizás debiéramos pensar un poco más algunas cosas antes de decirlas. Los días de vísperas son muy importantes, más de lo que queremos hacer creer.

Sevilla no se merece una Semana Santa como ésta. Conste que yo no creo ni en castigos divinos ni en confabulaciones cósmicas, pero las casualidades de este año hacen inevitable pensarlo. Unas semanas previas magníficas, unos días de vísperas extraordinarios, con unas salidas penitenciales bellísimas, una Semana Santa, salvo el Domingo de Ramos, el día de los niños, de sustos y lluvia y un Domingo de Resurrección muy bueno, con la cofradía que tiene el honor de cerrar la nómina (de la que han salido menos de la mitad de las hermandades que la forman) haciendo una estación de penitencia perfecta. Y parece que mejora en los días posteriores. Si la frase que encabeza este párrafo la dice uno de los de la cultura del disfrute, pues, bueno, ya se sabe. Pero que la diga un hermano mayor provoca una respuesta instintiva (repito, instintiva) en forma de pregunta muy corta: ¿de verdad?

Una nota final (muy personal). Por segundo año consecutivo, este diputado no ha podido vivir estos meses (Cuaresma y Semana Santa) como hubiera querido. Menos mal que está Artesacro, para enterarte de todo lo que pasa. Magnífico trabajo, compañeros. No sabéis lo que conforta, cuando no se está pasando bien, abrir la página y leer las noticias y vuestros comentarios y ver vuestras fotos. Muchas gracias en nombre de tanta gente.

diputadocruces@yahoo.es

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