Avance. Frente a frente, la Virgen de Regla y el Papa en el Vía Crucis de la JMJ de Madrid

Francisco Santiago. No hay palabras para describir todo lo vivido en la intensa jornada del Vía Crucis de la JMJ de Madrid, eso hay que vivirlo “in situ” para sacar todas las consecuencias interiores y exteriores que nos ha proporcionado el evento. Describirlo es difícil, más cuando el sueño, el sol durante más de 5 horas sobre la cabeza y los momentos de intensa emoción, se mezclan en sabores de todo tipo.

Emilio Santiago parecía que iba a reventar en cualquier momento, controlar a los organizadores, a los hermanos, a los invitados, solventar los problemas, las esperas, las lipotimias y los sentimientos le han convertido en todo un “todo terreno” en pruebas de alto riesgo.

La situación de los pasos estaba mal, puesto que no se tuvo en cuenta que el Sol durante toda la jornada estaría presente sobre ellos y sobre los hermanos, mientras que el público que tuvo la suerte de estar justo en el otro lado del Paseo de Recoletos estaba a la sombra.

Refugiarse en los toldos instalados en el altar efímero de los pasos era una solución para unos pocos, el resto se contentaba con las botellas de agua y los remojones que ofrecían los voluntarios del evento.

La convivencia se hizo muy intensa, para lo cual la Hermandad y todo el equipo de su junta de gobierno se desvivió para que todo y todos estuviéramos bien, atendiendo a los invitados, a la prensa y compartiendo absolutamente todo: abanicos, paraguas, paipáis, agua, amabilidad y simpatía.

La situación era privilegiada, casi frente al escenario instalado para recibir a Benedicto XVI, al cual por dos ocasiones tuvimos muy, muy cerca en su “papamovil”. Esta situación era directamente proporcional a la solana, lo que provocó algún que otra lipotimia entre los asistentes que, todos por igual, esperaban el magno acontecimiento.

Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, con el equipo de Fiestas Mayores (Gregorio Serrano y Rafael Rivas) y parte de su plana institucional (Santiago y Carlos), multitud de hermanos mayores y representantes de hermandades sevillanas, Instituciones (Ateneo, Círculo Mercantil, Donantes de Órganos, Consejo de Cofradías), el Arzobispo y Obispo Auxiliar así como el Delegado de HH. Y CC. De Sevilla, además de otros miembros de la comunidad religiosa hispalense…, todos allí sopesando la intensa calor y conviviendo.

Tras el rezo del Vía Crucis, el momento álgido lo puso las palabras de Benedicto XVI sobre María, su soledad y referidas a la Virgen de Regla como invitada de honor al culto extraordinario celebrado.

Aunque la ilusión que el Papa visitara el Altar de la Virgen para recibir una ofrenda de la Hermandad se mantuvo hasta última hora, el momento no llegó y el cuadro de Luis Rizo no se pudo entregar en persona en este momento, aunque fue entregado a uno de los miembros del equipo de seguridad para que se lo hiciera llegar.

A destacar la orquesta de la JMJ y la escolanía que convirtieron Cibeles en el auditorio de música mayor del mundo, la saeta que sonó y convirtió el vía en Viernes Santo y los tambores templados que inundaron de intensos toques fúnebres con recuerdos de banda sonora el momento y las palabras del Papa hacia las Hermanitas de la Cruz, que habían participado activamente en las meditaciones de cada estación del Vía Crucis.

A las 21:45 horas, el palio de Regla se alzaba en una levantá a pulso histórica, cuya llamada al martillo estuvo a cargo del cardenal de Viena, Christoph Schönbom y que fue acompañada de una emocionante ovación y los sones de la Banda de Música de Santa Ana que comenzaron el repertorio con la marcha Virgen de Regla Coronada

La Dolorosa y todo el cortejo, comenzaron entonces el recorrido hacia el Madrid de los Austrias, un Miércoles Santo atípico celebrado en honor y conmemoración de la visita del Santo Padre con motivo de la JMJ…, pero esta es ya otra historia.

Fotos: Francisco Santiago