Arte Sacro
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Isabel María Serrato sorprendió con un indescriptible Pregón de la Juventud de San Esteban.


 Arte Sacro. La Iglesia de San Esteban acogió en la noche de ayer, viernes 25 de noviembre, la tercera edición del Pregón de la Juventud que organiza el grupo joven de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje. En esta ocasión, la pregonera fue Isabel María Serrato Martín, quien sorprendió al público asistente con pregón correcto en sus formas, medido y equilibrado, y en el que hizo numerosas reivindicaciones que pueden sorprender que procedan de una mujer de tan sólo 19 años de edad.

 

 

 

 

 

 

 

 

El acto comenzó con la intervención de la Banda de Cornetas y Tambores "Amor de Cristo" de San Juan de Aznalfarache, mientras que la presentación de la oradora estuvo a cargo del compañero de Arte Sacro, Juan Manuel Labrador Jiménez, quien fuera pregonero en 2004. Labrador supo describir el perfil de la pregonera, señalando que si el pregón no era una memorable pieza literaria no importanba, puesto que la riqueza espiritual que incluiría la disertación sería bastante importante y profunda, y así fue.

 

 

 

 

Cuando a Serrato le llegó el momento de acercarse al atril por primera vez en su vida, hizo un hermosísimo recuerdo a la figura de su abuelo, quien desde hace catorce años ya se encuentra en el cielo. Fue un pregón en el que hizo un hermoso recorrido por varias de nuestras hermandades, dedicando hermosos pasajes a la Esperanza de Triana, al Gran Poder, a su hermandad de San Benito, a la Macarena y, cómo no, a San Esteban.

 

 

 

 

Su disertación fue, igualmente, un recorrido sentimental por las vivencias que ha tenido con numerosas personas, destacando el valor de la amistad con algunos miembros de la juventud de la corporación anfitriona, el agradecimiento a su familia, y especialmente a su hermano Francisco, que con sólo 12 años de vida, es su luz y su esperanza, llenándole de alegría la vida. Hay que hacer referencia, igualmente, a las hermosas palabras que dedicó a su presentador, Juan Manuel Labrador, diciéndole que él ya era pregonero de Dios al haberle concedido Éste el precioso don de la poesía, y que nadie tenía que darle permiso para manifestar sus sentimientos, porque el tiempo pone las cosas en su sitio, y que la Esperanza sabe de su devoción y cariño.

 

 

Fue, pues, un pregón desbordado de sentimientos cofrades y personales, consiguiendo emocionar a todos los allí presentes. Fue también un pregón largo, de unos noventa minutos de duración, pero no haciéndose pesado en ningún momento, debido, fundamentalmente, a la carga de amor que llevaba, hasta el punto de que hizo brotar en el templo alguna que otra lágrima, es más, hasta a la propia pregonera se le escaparon algunas lágrimas al hablar de su Cristo de la Presentación al Pueblo.

 

 

 

Terminó el acto, Isabel María Serrato se despidió de Sevilla, pero que no sea un adiós rotundo, porque esta joven sevillana ha de llegar a otros atriles, porque ayer afloraron en sus labios palabras inundadas de esperanza, frases de honda madurez, y a la sociedad le hace falta oir de vez en cuando algunas de las manifestaciones que hizo la pregonera, quien, ojalá, se convierta en la primera mujer que pueda despertar, dentro de no muchos años, los ojos de la Buena Muerte de Dios.

Fotos: Juan Alberto García Acevedo










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