Arte Sacro
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Provincia. Cantillana vivió un día grande el Viernes Santo junto a su Patrona


Arte Sacro. Después de tres años sin que la Hermandad de la Soledad pudiese realizar Estación de Penitencia,  las calles de Cantillana volvieron a recibir a su Patrona en uno de los días grandes del calendario para este pueblo de la vega del Guadalquivir.

Este año, además, la Hermandad de la Soledad ha hecho historia en la Semana Santa del municipio con la restauración y recuperación del Santísimo Cristo del Sepulcro, la más antigua Imagen de Cristo que procesiona en el pueblo, y su valiosa urna procesional así mismo se ha recuperado el sermón del descendimiento de la cruz con la Imagen articulada del Santo Cristo, un emotivo acto con la cuidadosa organización y la multitudinaria asistencia de cantillaneros y foráneos que marcará sin duda el devenir de la corporación cantillanera.

El Viernes Santo, independientemente de la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno que desde la madrugada hasta las doce de la mañana está recorriendo las calles del pueblo, las puertas del Santuario de la Virgen de la Soledad, se abren para recibir a miles de cantillaneros que suben hasta este particular Golgota para tributar la tradicional visita que desde siglos se realiza a la Santísima Virgen. Es el momento también de renovar un antiguo rito, los cirios de la candelería que durante la noche alumbran la Sagrada Imagen son costeados por hermanos y devotos cuyos nombres aparecerán escritos en unos lazos anudados en el cirio en cuestión.

La Virgen estrenaba un hermoso tocado de principios del siglo XX, donación de una familia devota y recuperaba en sus manos la corona de espinas y los clavos. Por primera vez lucia el estolón de los atributos de la pasión y como siempre numerosas joyas y la medalla de oro de la Villa de Cantillana. EL Paso fue exornado con rosas blancas y azahar.

Poco antes de las siete de la tarde, la avenida de la Soledad conocida popularmente como “la calzá” y los alrededores de la Ermita comenzaban a inundarse de centenares de personas con las mejores galas, propias de un día grande como desde siempre se ha considerado el Viernes Santo en Cantillana. Con el sol iluminando la portada del  Santuario aparecía por sus puertas, escoltada por faroles de plata, la bellísima cruz de guía del siglo XVIII con manguilla negra y ángeles del siglo XVI que abría el cortejo.

Minutos después salía el primer paso de la Cofradía que fue acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Esencia, que interpretó durante todo el recorrido un repertorio clásico de cornetas y tambores.

Tras recibir la oración en forma de saetas, dentro de su Santuario, la Santísima Virgen se asomaba al “porche” de la Soledad, a los sones del himno nacional siendo recibida por el aplauso de su pueblo que seguidamente cantó la marcha María Soledad, de Gabriel Ríos Amores.

Una gran cantidad de personas inundó la calzá por donde bajó la Patrona hasta el casco antiguo. Tras un pequeño descanso en la Iglesia Parroquial, a las once de la noche, la cruz de guía se ponía de nuevo en la calle, precedida de la campana de 1696 que el muñidor hacía sonar anunciando a la llegada de la Cofradía. Poco después los varales del palio acariciaban el dintel del Templo mientras que la banda de música Ntra. Sra. de la Soledad, interpretaba la marcha “hosamna in Celcisis”.

En esta segunda parte del recorrido procesional, la procesión se vuelve más informal, se pierde parte del protocolo y los devotos rodean el paso de la Virgen hasta su entrada, sonaron marchas clásicas y de corte fúnebre como Valle de Sevilla, Margot, Alma de la Trinidad, Soleá dame la mano, María Santísima del Subterráneo o Procesión de Semana Santa en Sevilla; también se escucharon numerosas saetas en balcones y al pie de calle.

Cuando faltaba quince minutos para las tres de la madrugada, el paso de la Patrona se paraba a las puertas del Santuario para iniciar la tradicional “puja” de las maniguetas, Una vez que cuatro hermanos consiguieron el honor de portar de forma simbólica el Paso, la Virgen de cara al pueblo entraba en su casa. Una vez en el interior totalmente a oscuras, con la marcha “la madrugá” de Abel Moreno y la luz de la candelería iluminando su rostro, se dio por finalizada la Semana Santa de Cantillana y este Viernes Santo que de nuevo fue un día grande, en que toda Cantillana manifiesta la devoción, cuatro veces centenaria a su excelsa Patrona y Alcaldesa Mayor Perpetua, Nuestra Señora de la Soledad.

Fotos: El Marmolillo










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