Arte Sacro
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Sacra Híspalis. Teresa de Jesús según Sevilla. Las moradas de una Santa.


Arte Sacro. Iniciamos el nuevo itinerario, esta vez dedicado a Santa Teresa de Jesús, en el antiguo convento de Los Remedios, hoy sede del Instituto de estudios Hispano-Cubano de Historia de América (Fundación González-Abreu), donde Ricardo Vargas nos estaba esperando.

Pasamos al interior del antiguo convento y nos encontramos con que en la nave de la iglesia han construido una entreplanta y nos dirigimos a la planta alta del mismo. En la planta baja se encuentra el museo de carruajes.

Irene nos cuenta la historia del convento y los avatares por los que el mismo pasó. Así Morgado, cuenta que fue Fray Pedro, que llegó a Sevilla en el año 1540, quién fundó una ermita en la orilla del Guadalquivir que miraba a la ciudad desde Triana. Jerónimo Gracián de la Madre de Dios- discípulo de Santa Teresa y seguidor de la reforma del Carmelo- con el objetivo de fundar un convento de su Orden, solicita un lugar para erigirlo al arzobispo Don Cristóbal de Rojas y Sandoval, que le concede la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, tomando posesión de ella el 5 de enero de 1574. La edificación del convento, se llevó a cabo gracias a las limosnas que los marineros, los vecinos de Triana y de la ciudad, entregaban a la ermita, por la devoción a la Virgen de los Remedios, que seguía siendo la protectora del ya convento carmelita.

La extensión del convento y la huerta alcanzaba los 1886 metros cuadrados. En 1810 las tropas francesas saquearon el edificio que permaneció sin culto hasta 1811. En 1835, los descalzos fueron expulsados mediante la desamortización de Mendizábal.

En 1869 la iglesia se subastó tras ser requisada el año anterior. Abandonado el edificio es adquirido por Rafael González Abreu, Conde de los Remedios, para ser la sede del Instituto Hispano Cubano de Historia de América que él mismo fundó. Se estrenó el edificio en su nueva función con motivo de la Exposición Iberoamericana de  1929.

En esta ocasión nos acompañó en el grupo Fray Juan Dobado, Rvdo. Padre del Convento del Santo Ángel que nos habló de la vida de la Santa. Así nos contó que la Madre Teresa nunca había pensado fundar ningún convento en Andalucía, ya que el General de la Orden del Carmen, Juan Bautista Rubeo de Ravena, se lo había prohibido expresamente por estar algo disgustado con sus religiosos de Andalucía. Al P. Jeró­nimo Gracián, le pareció que sería de gran servicio  a Dios fundar en Sevilla, como Visitador de los Descalzos, era el superior de Santa Teresa, por lo que ella le rindió la obediencia más perfecta.

Gracián decide que la Priora y las monjas que llevaban para Caravaca fuesen para Sevilla. Llegadas a la ciudad, estas se establecieron en una casa que el Padre Mariano les había alquila­do en la calle de las Armas.

La Santa no quiso partir de Sevilla hasta dejar a la Comunidad en casa propia.

En 1576 se marcha, dejando a la Comunidad establecida en unas casas de la calle Pajerías. Diez años después, en 1576, buscando un lugar de más retiro, las Descalzas pasan a ocupar unas casas en el Barrio de Santa Cruz, asistiendo al traslado y contribuyendo al mismo San Juan de la Cruz.

El citado convento fue bautizado con el nombre de San José del Carmen, conocido en la Ciudad como Las Teresas.

Ninguno de los diversos avatares de la historia acaecidos en estos más de cuatro siglos, han ocasionado pérdidas en el edificio ni en obras de arte, por lo que se conservan un importante número de reliquias teresianas, el retrato de la Santa, pintado por Fr. Juan de la Miseria por encargo del P. Gracián, así como el ejemplar original de Las Moradas.

Salimos del antiguo convento en dirección al Monasterio de San José del Carmen. Nos cuenta Irene Gallardo que Lorenzo de Cepeda, hermano de Santa Teresa, llegó a Sevilla con rentas de explotaciones propias procedentes de América y contribuyó económicamente a la compra del  convento de las Teresas.

En esta ocasión es Fray Juan Dobado quién nos abre las puertas del convento de clausura con un juego de llaves que parece sacado de un libro de historia.

El monasterio sevillano de San José del Carmen contiene diversidad de estilos y cronologías como consecuencia del proceso de incorporación de las casas que protagonizaron la etapa fundacional y de las diferentes etapas constructivas promovidas por las reformas, adaptación e incorporación al nuevo edificio. El convento, en lo referente a la distribución del espacio, ha sufrido una evolución que ha dado como resultado una organización compleja en torno y en relación a los espacios libres. Estos se dividen en: compás, claustro y patio de la subpriora, por un lado y de otro en: patio de la bóveda, por hallarse bajo él la cripta de la comunidad y el patio del cenador, vinculado a los servicios para la cocina. Posee jardín trasero, organizado por parterres, con diversas especies de arbolado y plantas ornamentales. El edificio conventual fue en su día un palacio renacentista cuyo patio ha sido convertido en claustro y las estancias perimetrales en locutorio, enfermería, refectorio y portería interior con torno. Se ubican también en el edificio las estancias relacionadas con el Paso dorado, salón, biblioteca y oratorio de la Santa Madre. Poseen diversas reliquias teresianas expuestas en una vitrina de la sacristía exterior, entre ellas el retrato de la Santa, pintado en Sevilla por Fr. Juan de la Miseria por orden del P. Gracián y por deseo de las hermanas. La iglesia es obra de Vermondo Resta. Realizada durante la transición del manierismo al barroco, en el contexto de una arquitectura de corte sobrio, posterior al Concilio de Trento, en conexión con los preceptos de austeridad de la Orden Carmelita reformada. El edificio se terminó entre 1615 y 1618 y a falta de otras modificaciones posteriores, se consagró en 1616.

En la sacristía del convento pudimos admirar las reliquias de la Santa.

Salimos en dirección a la calle Zaragoza antigua calle Pajerías, donde se encontraba el primitivo convento Carmelita.

Irene Gallardo nos cuenta que en 1575, Sevilla era la ciudad más populosa de España, puerto y puerta de las Indias. Además de la Catedral, contaba con unas treinta de parroquias, más de 100 hospitales y capillas y representación de todas las órdenes religiosas. Santa Teresa y las hermanas carmelitas, llegaron a la ciudad y se establecieron en una casa que el Padre Mariano les había alquilado en la calle de las Armas. La Santa no quiso partir de Sevilla hasta dejar a la comunidad en casa propia.

Es en 1576 cuando decide marchar, dejando a la Comunidad establecida en unas casas de la calle Pajerías. Tiempo después, buscando un lugar de más retiro, las Descalzas pasan a ocupar unas casas en el Barrio de Santa Cruz, asistiendo al traslado y contribuyendo al mismo el propio San Juan de la Cruz. El edificio actual que podemos ver, no es el original, pues sufrió diversas transformaciones. Vicente Traver, diseñó la fachada basándose en los grabados de una edición de Las Moradas de Santa Teresa, publicadas por el Cardenal Lluch.

Gracias a D. Ricardo Vargas de la Fundación González-Abreu (Instituto Hispano-Cubano) por las atenciones recibidas,  a la superiora Rvda. Madre Inmaculada del Monasterio San José del Carmen (O.C.D.)  por permitirnos entrar en su casa y al Rvdo. Padre D. Juan Dobado. (O.C.D.) del Convento del Santo Ángel por acercarnos a la vida de Santa Teresa.

Gracias a Irene Gallardo por tan interesante itinerario.

 

Fotos: Fco Javier Montiel










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