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El Poder de La fotografía antigua 5: “La pareja del nazareno”


Mariano López Montes. En esta nueva vuelta al pasado, quizás a mediados de los años treinta y a una mañana de Viernes Santo en el barrio de la Macarena, a esa hora mágica en que se recoge su Cofradía y como no, sus dos sentimientos y devociones que comparte todo el barrio en los nombres de Sentencia y Esperanza.

El motivo central de esta entrañable foto, sin tener ningún protagonismo personal de sus dos actores principales que aparecen de espalda, son aquel nazareno anónimo que camina para San Gil, pues en aquellos años no existía la actual Basílica, en compañía de un amigo o quizás un familiar de más edad que pudiera ser tal vez su padre y que se apoya con aquel cirio desgastado en forma de bastón.

Las formas de vestir la túnica nazarena, que actualmente nos parecería un verdadero despropósito, que haría “rasgarse las vestiduras” a los más puristas de la actualidad, era sin embargo muy habitual en estas cofradías de barrio, como hemos comprobado en otras fotografías antiguas de una clara extracción popular donde lo normal era llevar el antifaz “arremangado” sin ocultar ni avergonzarse de la personalidad y por supuesto la fisonomía del penitente, incluso miembros de la hermandad que ostentaban cargos de responsabilidad en la misma, y era algo que se contextualizaba como normal.

El querer aplicar, como vara de medir, los criterios actuales y pautas de comportamiento de los nazarenos a tiempos pasados, me parece un gran error. Quizás ni tiempos pasados fueron mejores o peores, pero si puedo asegurar es que verdaderamente fueron distintos. El llevar la capa al estilo de capote torero recogida al brazo izquierdo suponemos que es por razones de comodidad y sobre todo para dejar el brazo derecho libre, donde se apoya el anciano que viste un traje sencillo, muy de la época y que luce en este día de fiesta para su barrio, ya que posiblemente sea vecino, y su Virgen de La Esperanza, ya regresa a su casa.

Llama poderosamente la atención una serie de elementos secundarios de la fotografía, que no podemos obviar, como es el grupo de vecinos que en tertulia o reunión están sentados en un velador, pues al parecer en la acera de enfrente existía una taberna al uso, sentados en aquellas antiguas sillas de madera con refuerzos, con sus trajes de Domingo o fiesta y tomándose alguna copa posiblemente aguardiente o vino mañanero. No olvidemos que la Cofradía en aquella época entraba mucho más temprano que en la actualidad. Otro dato a reseñar es el típico coche de la época al parecer un modelo Hudson de aquellos años y otro que se intuye al lado, lo que denota el escaso parque móvil de la ciudad en aquellos años de principios del siglo pasado.

No obstante uno de los elementos más interesantes que muestra la foto son los cambios arquitectónicos, que podemos observar en la Calle Macarena, donde se tomó esta fotografía, que en la actualidad está flanqueada por nuevas viviendas en una de las aceras y las antiguas murallas almohades sin ninguna edificación adosada en la otra, pero en esta época de los años treinta no era así, ya que existían cuatro viviendas adosadas a la muralla que fueron siendo derribadas desde finales de aquella década, la primera al final de aquella década, las otras dos contiguas a principios de los años sesenta, y la última más pegada al Arco en el año 1972, donde existió una freiduría que llevaba su nombre.

Prueba de la habitabilidad de estas desaparecidas viviendas se contemplan en esta foto con gente asomadas a sus balcones y terrazas presenciando el paso de la cofradía. Muy curioso observar la pavimentación de la calle con albero, lo que demuestra la precariedad social y económica de aquel barrio de la Macarena y otras zonas limítrofes como los barrios de San Julián y San Marcos, (casas de vecinos e infraviviendas) si se comparan con zonas residenciales de la ciudad en aquella época, con un más alto nivel económico, social y de habitabilidad.

Al final de la imagen se observa el público que presencia el paso de la cofradía que se encuentra atravesando El Arco de La Macarena, próximo a su entrada en la Parroquia de San Gil, donde residía la Hermandad antes de la construcción de La Basílica. (Construcción 1941-1949, el 18 de marzo de este año se bendijo el Templo), (Consagración Basílica 1969), (El 19 de marzo de 1949 se trasladan las Imágenes, y ese mismo año se hace la primera Estación de Penitencia desde el nuevo Templo).

Para terminar este artículo sigo apostando una vez más por la conservación de estas imágenes fotográficas antiguas, ya que como podrán comprobar son por si sola cada una de ellas parte de nuestra historia personal y de esta ciudad, en que tenemos la inmensa suerte de vivir.

 

Fotos: Mariano López Montes.










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