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Las Religiosas que han sufrido el coronavirus. Manuel Enríquez Becerra


Las religiosas que han sufrido en la capital hispalense el coronavirus. Todo ha quedado en un susto y un milagro de La Divina Providencia; que gracias a La Providencia Divina no ha ocurrido lo que podría haber sido una hecatombe.  

Sobre todo, en el convento de Santa Ángela de La Cruz que llegó a estar toda la comunidad confinada, y que por desgracia solamente fallecieron un par de ellas que eran nonagenarias, y que parece ser según dicen, no murieron de coronavirus. 

Los sevillanos estuvimos unos días de incertidumbre muy duros sin saber nada de ellas, que son unas monjas que se ven en parejas de dos que van a visitar a enfermos y moribundos y no se veían por las calles de la ciudad. 

Hasta que ya se ven de nuevo montándose en sus autobuses, en pareja de dos, a cuidar a enfermos e impedidos de la ciudad.  

Yo las he visto montarse en el autobús y son muy estrictas, pues se sientan entre ellas guardando las medidas de seguridad, es decir que guardan los dos metros entre ellas, como mandan las autoridades sanitarias. 

Hubiera sido una lástima que no se hubiesen recuperado con la labor tan prodigiosa que hacen en la ciudad hispalense, y lo queridas que son, por los sevillanos. Que más de uno, y más de dos, habremos rezado una oración por ellas. 

En el convento de las hermanas de la Cruz, como tienen noviciado y es la casa Madre, y son tantas hermanas hubo que habilitar dentro del convento, una especie de hospital para tener a las hermanas atendidas por médicos y enfermeros, especialistas en coronavirus. 

También hubo un confinamiento en el convento de las hermanas Jerónimas del convento de Santa Paula, también en pleno centro de la ciudad. 

Unas religiosas que no salen a la calle a no ser al médico o a algo muy en concreto, y también se infectaron de coronavirus.  

Estas religiosas son de clausura, son muy mayores y se dedican a la venta de dulces y a enseñar su monumento de iglesia, y las reliquias museísticas que tienen en el convento, y de eso viven, y también de la caridad de los sevillanos, que hay sevillanos que aportan su granito de arena con estas religiosas. 

Y también La Divina Providencia ha querido que se recuperen del todo y todo ha salido bien. Tengo entendido que no ha muerto ninguna hermana a pesar de ser de avanzada edad. 

Las hijas de La Caridad del convento del Pumarejo, también les llego la pandemia. Estas religiosas están más expuestas, pues tienen una residencia de la tercera edad en el convento, y por allí lo cogieron, que de hecho fallecieron ancianos, y alguna que otra religiosa de avanzada edad.  

Estas hermanas tienen también el comedor social del Pumarejo en la residencia reseñada anteriormente y lo han tenido cerrado más de un mes ya que las religiosas se han tenido que confinar, pero lo malo ya ha pasado en este convento también. 

El comedor ya ha reabierto sus puertas para expender comidas a las personas más necesitadas, y las religiosas gracias a Dios ya se encuentran bien. Siempre con la debida precaución, para no volver a tenerse que confinar. 

La Iglesia por desgracia se ha llevado en la ciudad hispalense un pequeño susto que podría haber pasado algo más gordo. Pero La Divina Providencia no ha querido que eso ocurra. Demos gracias a Dios una vez más por su Divina bondad y gratitud con la ciudad de Sevilla.

Manuel Enríquez Becerra.

Fotos: Francisco Santiago y Juan Alberto García Acevedo.










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