Jueves pastoreños. El ajuar litúrgico de la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Francisco Javier Segura Márquez

En la búsqueda de lo específicamente solemne, en el tono y color de cada Solemnidad y Fiesta del calendario litúrgico, para que su desarrollo haga cercano a los fieles el mensaje que se quiere transmitir, ha puesto siempre nuestra Hermandad el mayor de los empeños, cuidando a lo largo de los siglos el empleo de ornamentos y enseres litúrgicos, primero parroquiales en San Gil y Santa Marina y muy pronto adquiridos para esplendor del Culto a Dios Nuestro Señor y a su Madre, la Bienaventurada Virgen María.

En la etapa contemporánea, especialmente a partir de 1992, cuando la Hermandad recaba todos los ornamentos y enseres necesarios para el mantenimiento del Culto en la Capilla del Hospital de San Bernardo, preocupa especialmente a sus hermanos y responsables que el ajuar litúrgico de las Fiestas Marianas fuera el más adecuado a la grandeza que la devoción mariana ostenta en todas y cualesquiera de las manifestaciones litúrgicas de la Corporación. Así, cuando en el año 2003 la Hermandad secundó la costumbre de poner en Besamanos a su Imagen, alterando las fechas que hasta entonces se habían venido poniendo como cita para dicho acto de veneración, adquirió para su propio calendario la Solemnidad de la Pureza de Nuestra Señora, que desde entonces se celebra con inusitado esplendor, uniéndose a dicha celebración posteriormente, ya en los primeros años del siglo XXI, la Entrega de las Pastas al Pregonero de las Glorias de Sevilla, acto que se desenvuelve ya en el cuarto de siglo de su existencia. 

Las imágenes que acompañan esta celebración demuestran el uso y ostentación del privilegio de los ornamentos celestes para la vestimenta sacerdotal, reivindicando un uso tan propio de España, tierra que antes que ninguna otra en el mundo reclamó para María el Dogma de su Inmaculada Concepción. Podemos considerar como testimonio del apego que siempre tuvo la Hermandad a este color litúrgico la casulla con brocado de plata, hoy en desuso por su estado de conservación, que ha sido reemplazada por la correspondiente al terno de casulla y dos dalmáticas que, donadas por N.H.D. Francisco Javier Segura Márquez, sirven para marcar ese tono mariano de la celebración del día 8 de Diciembre. Para las Misas Cotivas, conservamos además dos casullas, en brocado de plata y damasco con pasamanería dorada, que son vestidas por los sacerdotes en diferentes momentos del año litúrgico.

Mostramos el cáliz, de plata sobredorada fechado en la segunda mitad del siglo XX, con su patena y cucharilla, donado por N. H. El Rvdo. Sr. D. Pedro José Rodríguez Molina, Prbo., así como las vinajeras conocidas como “de segunda clase”, talladas en cristal con soporte en metal plateado, cincelado y repujado, donadas por N. H. D. Andrés Martín Angulo. Los ornamentos para los vasos sagrados ostentan también el color característico. Así, el paño cubrecáliz, en un azul más intenso, que será estrenado en la próxima Función Solemne, o la bolsa de corporales, en azul “purísima” con galones y pasamanería dorada. El ambón queda revestido con un antiguo capillo de raso celeste bordado en sedas con el anagrama de María. Completa el servicio del altar un jarro aguamanil de metal plateado, cincelado y repujado, con el que se purifica el sacerdote las manos en el Ofertorio de la Misa.

Todo ello, o gran parte de este ajuar, podrá ser contemplado en la próxima Solemnidad de la Pureza de Nuestra Señora. En ella, los hijos de la Primera Pastora del Mundo, como es tradición, elevarán sus voces para, recordando el Voto emitido en 1833, que dio como fruto el Simpecado de los Maestrantes, cantarán la plegaria universal compuesta por Miguel del Cid: “Todo el Mundo en general, a voces Reina escogida, diga que sois concebida, sin pecado original”.