Restauración de la primera peana de Nuestra Señora de los Dolores del Cerro
Arte Sacro. Recientemente la Hermandad del Cerro ha recibido tras su restauración y dorado durante los últimos meses en el taller de Rosa Guerrero, la primera peana de Nuestra Señora de los Dolores. Más allá de su valor material, se trata de una obra de gran valor sentimental para la Hermandad puesto que hay constancia documental de su uso en la corporación ya desde su etapa fundacional a mediados de la década de los cuarenta del siglo XX. De hecho, fue la peana que usó la primitiva titular tanto en su altar de la antigua capilla como en sus besamanos y en las primeras procesiones letíficas, así como en su traslado desde la primitiva capilla de la avenida de Hytasa al nuevo templo de Gómez Millán el 1 de octubre de 1953.
Ya desde septiembre de 1955, para la actual imagen de la Santísima Virgen, hay constancia gráfica de que fue la peana sobre la que recibió culto desde su llegada al barrio, ya fuera a diario, sobre la sencilla ménsula de la pared desde la que presidió la antigua iglesia parroquial hasta finales de 1964, como en algunos besamanos. En los primeros días de 1965, tras la colocación de la primera fase del retablo mayor, esta peana fue ya sustituida por otra de mayor tamaño, también de madera, que fue la utilizada habitualmente desde entonces hasta el estreno de la peana plateada de Vda. de Villarreal en 1975.
Esta primera peana de la Santísima Virgen es una pieza de madera, de autoría anónima, decorada con una cenefa decorativa que, con 66 cm. de ancho, 28 cm. de alto y 51 cm. de fondo, presenta unas dimensiones aproximadas a las de la base del candelero original de Nuestra Señora de los Dolores. El pasado año, tras varias décadas en desuso en las distintas dependencias que la Hermandad ha ido teniendo desde entonces, y dentro del plan general de conservación y restauración de los bienes histórico-artísticos, la junta de gobierno acordó su recuperación y puesta en valor para su exposición en la casa, como un entrañable vestigio de su historia y de la devoción a la bendita Madre de los Dolores.
En cuanto a la intervención realizada, cabe señalar que la peana llegó al taller para una total reconstrucción, ya que además del importante deterioro que presentaba, su estructura se encontraba separada de los elementos decorativos neogóticos originales. Varias décadas después de sus últimos usos, dicha estructura de la peana carecía de dorado y presentaba grietas, separación en las uniones y falta de yeso en algunas zonas, con la madera al descubierto. Por ello, se procedió a lijarla, resanando todos los daños y volviendo a ponerle el aparejo correspondiente previo a su dorado. En cuanto a la decoración neogótica central se encontraba también en muy mal estado, dividida en cinco partes, con grietas y falta de yeso en algunas zonas. Tras el estudio necesario para ensamblar la peana y sus elementos decorativos, se procedió al montaje independiente de la cenefa, retirándole el pan de oro original y el yeso en mal estado que presentaba, dejándola en la madera antes de encajarla en la estructura. Tras la colocación de pernos y el encolado, una vez seca, se ha procedido a entrapar todas las uniones para que no se agrieten en un futuro, asegurando las uniones y restituyendo todos los faltantes. Ya colocado el nuevo aparejo para su posterior dorado, tanto la peana como la cenefa se han lijado, aplicándole varias manos de bol y se han pulido. En cuanto al dorado, realizado a la sisa con oro alemán, se ha realizado por separado, encajando luego las dos partes de la obra, finalizando la intervención con la aplicación de un barniz de protección.
Fotos: Hermandad.