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El materialismo frente al espiritualismo. Javier Ramos Sáez.


 Es un tema trascendental. Poco comentado y de referencias vagas en la conversaciones, el tema del materialismo frente al espiritualismo, como lo llamo yo, es de suma importancia y más si cabe en estos tiempos en los que la falta de educación y de visualización de las cosas supramundanas son simples anécdotas de conversaciones muy esporádicas.

Tenemos por un lado el materialismo o las facultades entitativas y ónticas de la persona.  Esto quiere decir, que trata sobre las cosas que suceden en el mundo: las cosas fácticas y lo inmediato al objeto de conocimiento. La persona que se encuentra en este ámbito sólo ve lo que se le presenta de inmediato, lo que puede tocas con las manos o simplemente percibirlo con sus sentidos. Estamos en el ámbito de lo sensible, de lo tangible y de lo material.

El fin último de este plano cósico es la satisfacción de las necesidades primarias. El placer es la fuente de conocimiento, con lo que se puede llegar al hedonismo si no se emplea un uso correcto de las herramientas de conocimiento. Las aspiraciones de la persona es la simple satisfacción de sus necesidades. Pero ocurre una cosa y es que el ser humano, dentro de su índole finita, posee una parte infinita que es insaciable e insatisfactoria. El placer cuando es conseguido es saciado lo que provoca querer una nueva percepción sensitiva que nos produzca un nuevo placer y el placer constante es imposible. Así que cuando se consuma el placer se vuelve a querer el placer con lo que se provoca una vorágine que no termina y que es infinita.

En definitiva el placer o el materialismo provoca la simple degradación de la persona en la perpetua insatisfacción. Desgraciadamente no hay placer infinito en este mundo.

Así llegamos al espiritualismo o a las facultades ontológicas y trascendentales de la persona. Aquí se trata las cuestiones acerca de Dios y de las demás cosas que se nos escapan de los sentidos. Hemos pasado de algo fenoménico a otro plano más importante, que es lo noemático referente al conocmiento.

En cada acto que damos está presente la inteligencia y el pensamiento. Nuestro lado espiritual, que nos es innato, nos hace preguntarnos sobre cuestiones que son solamente humanas. Se trata las cuestiones acerca del alma, del amor, del logos-razón- y de Dios.

El espiritualismo nos reporta una satisfacción plena en todos los sentidos. Es llegar a la verdad de las cosas, del porqué de las cosas y no a vivir sin preguntarnos sobre lo que nos rodea como si fuéramos papagayos.

Es verdad que el cristianismo ayuda a ver la vida desde esta perspectiva pero no es sólo el cristianismo sino que es una cuestión de lógica y de verdad.

La cultura, el estar bien consigo mismo, el aceptarse y valorarse por lo que uno es y no por lo que muestra, son algunas de las reportaciones que nos toca al vivir en este plano sin desdeñar tampoco lo sensitivo. Todo en su justa medida.

Aquí también existe un lado infinito dentro del ser finito que es el hombre, pero en este plano no existe la desproporción sino la mesura, no existe el infinito placer insatisfactorio de lo sensible sino el placer eterno de la sabiduría.

La única Verdad que existe, con mayúsculas, es que lo sensible es pasajero y que el concepto de persona perdura en el tiempo. Lo tangible esta abocado a la muerte mientras que lo trascendente resistirá per secula seculorum.

jramosaez@yahoo.es

Foto: Francisco Santiago









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