La semana de la Esperanza. Antonio Sánchez Carrasco

Empieza esa semana en la que la Esperanza viene hasta nosotros. Desde muchos puntos de la Ciudad veremos llegar ese concepto de nuestras vidas en la que esperamos que llegue lo mejor a nuestras vidas. Es en eso de esperar lo mejor como esperaba a Jesús su Madre María. Es un concepto que va más allá de una advocación. Este año, para colmo, tenemos a la Esperanza de la calle Larga de Triana más días que nunca en besamanos y  a la Esperanza Macarena recién llegada de sus arreglos. Motivos de sobra junto con el resto de Esperanzas para ser felices en esta ciudad y no verlo todo en modo conflicto, como nos suele pasar. Aunque la Esperanza en esta ciudad no es sólo un nombre de la Virgen. El pasado miércoles conocí Triana Puente de Esperanza, una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a acompañar a personas en cuidados paliativos. En ese instante en el que la mayoría de los mortales saldríamos corriendo en otra dirección, ellos echan el pie adelante y abrazan, acompañan y hasta fabrican cuando pueden y como pueden unos cojines, para darle algo de comodidad a aquellos que están postrados en camas de hospitales. A veces, esa Esperanza ante el peor de los escenarios es un rastro de humanidad, que seguro que Jesús vería con muy buenos ojos. A mí me gustaría tener esa capacidad que tienen ellos, pero como en mis fobias hospitalarias se cuentan por docenas, al menos que los amiguetes que me leen los lunes sepan que hay una asociación de personas que durante todo el año dan Esperanzas en uno de los sitios donde más falta hacen. Honor a ellos.

#LosLunesAlSol

Foto: Antonio Sánchez Carrasco.