Arte Sacro
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¡Que poquito queda! El Amor que viene. Alberto de Faria Serrano


 Suena la melancolía de cuerda de Virgen del Valle como debe sonar allá arriba el revoloteo travieso de Ángeles alrededor del manto de la Doncell a de la Anunciación en su septenario eterno. Se entregan las flores del Besapie de la Buena Muerte a los desconsolados  que perdieron el ruan de sus vidas como se entregan las notas al final del curso de una vida única e irrepetible. Por los cuatro costados de la Jerusalén de la Bética se está sediento de retranqueos de mudas definitivas. La Impaciencia de una espera que se consuma y que nos consume en el deleite. No quiero ser preso de su fugacidad.  Solo atrapando el instante se alcanza la plenitud del gozo que ha de venir y que está por llegar por mucho que lo palpemos con la yema de los dedos como se palpa ya con descaro la miel de las fuentes de torrijas a rebosar. Me resisto y no sabes cómo. Me niego.

En el Parque ha florecido el tiempo y se ha remansado el aire. Hasta el amorcillo del Monumento a Becquer ha  inundado de flechas las cuatro esquinas para enmarcar como se merece la Paz del Amor que pasa.  Siempre hay tiempo de volver a rendirle cuentas al amor herido. Como el de la Magdalena de San Julián al contemplar el ensalzamiento del genio de Castillo en su cajillo. La ultima vuelta de tuerca tenia el otro día color azul hiniesta. A la mesa ya no falta ni su Maestro que ha subido todos los besos y promesas para purificar el pan y el vino que consagrará por Gerona. Los marmolillos del Compás de Molviedro han sido despojados para que pase la dignidad del Redentor que clama al cielo azul de la gloria del techo de un paso de palio. El Altozano es ya la Puerta del patio de vecinos cabales y civiles, la capillita del Carmen su  Guardesa y las farolas de forja del puente tiemblan como un chiquillo ante la inminencia del primer terciopelo morado. Todos están puestos Maestro Burgos. Hasta los naranjos en flor de Placentinas y Alemanes hacen guardia bajo la Turris Fortísima en espera de la Virgen Amarga. ¡Que poquito queda!

Foto: Alberto de Faria Serrano

 










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