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Corpus del Sagrario: La solemne intimidad


Juan Manuel Bermúdez Requena. Domingo de Eucaristía celebrada y adorada. Desde primeras horas de la mañana conventos e iglesias vivían la festividad litúrgica del Corpus Christi, Funciones en honor del Santísimo Sacramento y diversas procesiones matutinas por distintas collaciones.

Al igual que sucede en la jornada festiva del jueves, cuando la magna procesión del Corpus catedralicio que llena la mañana deja tras de sí la quietud vespertina, este domingo de temprano bullicio y amanecer ajetreado en sacristías, reposa en la tarde hispalense pero henchido de gozo, porque Dios seguirá bendiciendo los rincones más íntimos de la Ciudad.

A las ocho de la tarde la Archicofradía del Santísimo Sacramento de la Parroquia de San Clemente, Sagrario de la Santa Iglesia Catedral, celebra su Solemne Función Principal de Instituto, presidida por José Marín Cruz; auxiliado con el cuerpo de acólitos de la Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de los Dolores (Cerro del Águila), que desde la Dominica in albis del pasado año recibieron el alto honor de servir a Su Divina Majestad en los cultos que celebre la Madre y Maestra de las Hermandades Sacramentales sevillanas.

Tras la Comunión, comienza a organizarse el cortejo que acompañará al Santísimo Sacramento en custodia entronizada en el templete de plata del Niño Jesús, con un elegante exorno floral. Los carráncanos se cubren con sus cascos y encienden sus hachetas; el reiterado tintineo de la campana del muñidor marca el comienzo de la procesión por el Patio de los naranjos de la seo hispalense; asoma Su Divina Majestad por el dintel y la Giralda repica para honor, adoración y gloria del Rey de Reyes y Señor de Señores.

Mientras turistas curiosos se agolpan en la reja de la Puerta del Perdón, la procesión recorre el imponente claustro catedralicio en un ambiente de máximo recogimiento, que no se rompe sino que se acrecienta espiritualmente con los cantos eucarísticos de los fieles; entre los hermanos que flanquean con sus faroles la Custodia apreciamos a Joaquín de la Peña y Antonio Ríos Ramos.

Regresa el paso al interior del templo, y tras el Tantum ergo la Bendición Eucarística pone el colofón al culto.

No es una celebración multitudinaria, incluso permanece desconocida para muchos sevillanos en su calendario; pero la intimidad y recogimiento que lo envuelve en tan incomparable marco hacen de esta procesión eucarística uno de los momentos cofrades más señalados del año.

Finalizó el día como comenzó: Sevilla adorando a Jesús Sacramentado. Desde donde sale el sol hasta el ocaso….

Fotos: Esteban R. Rivas.










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