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Provincia. Conferencia del Cardenal Amigo Vallejo en el Monasterio de Santa Clara de Alcalá de Guadaira


 Francisco Burgos. El sábado 22 de septiembre, el cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, arzobispo emérito de Sevilla, pronunció la conferencia titulada  “La Eucaristía: Manantial y Cumbre de la Vida Cristiana”. El acto organizado por la Antigua Sección de Alcalá de Guadaíra de la Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, tuvo lugar en el Monasterio de Santa Clara, donde residen canónicamente, enmarcándose dentro de la celebración del Año Jubilar Clariano, como ya ocurriera con la organización de la Fiesta Diocesana de las Espigas.

Monseñor Amigo resaltó la importancia de la Eucaristía como alimento de nuestra fe. Si creemos que Jesús sanó a enfermos y resucitó a los muertos, cómo no vamos a creer que está con nosotros en el pan y el vino del Sagrado Sacramento de la Eucaristía. ¿Hay mayor prueba de AMOR que la entrega de Jesús? Pues la misma entrega y AMOR debemos dedicar a nuestros hermanos en Cristo. La medida del Amor, debe ser un Amor sin medida”, dijo Monseñor.

Al finalizar la conferencia, el presidente de la Sección, Juan Jorge García, le impuso al Cardenal, que es Adorador-Presidente Honorario de la Sección Alcalareña, la medalla acuñada para conmemorar el Año Jubilar de Santa Clara y la Fiesta Diocesana de las Espigas y que constituye el distintivo particular de la pertenencia a la Sección de la Ciudad panadera.

En la medalla están grabados los emblemas y motivos alusivos a lo que se conmemora: en el anverso la Sagrada Forma, radiante, que cobija bajo esos rayos el escudo Franciscano. En el Reverso una representación iconográfica de la Santísima Virgen de los Ángeles, título tan ligado a la Provincia Bética Franciscana. Ella, a su vez, protege maternalmente bajo sus plantas el emblema de las Hermanas Clarisas: el brazo de la Santa con el Ostensorio, y el lirio de pureza. Todo ello se inscribe en el contorno moldurado de la medalla que todas las hijas de Clara llevan en su pecho, y se timbra con la corona de la realiza, que Cristo, mejor que nadie, puede ostentar, como Rey del Universo. La medalla pende de un cordón con los colores, rojo y gualda, alusivos a la nacionalidad española de esta Cofradía, íntimamente unida en agregación a la Archicofradía Romana de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento, por el Papa San Pío X, en 1906.

Al día siguiente, el Cardenal Amigo presidía la Misa Solemne de Clausura del Año Jubilar, en una Iglesia abarrotada, hubo que habilitar asientos en el patio anexo a la Capilla, en la que nadie quería perderse la posibilidad de mostrar su cariño y admiración  a la Comunidad de Hermanas Clarisas, que se mantiene en Alcalá desde 1597, enseñándonos a vivir en valores de pureza y entrega, al Señor, y a la Comunidad. No en vano, el lema de las Hijas de Clara es: “Ora et labora”.

Foto: Francisco Javier Baños Peinado










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