Los coros de campanilleros cantaron un año más a la Virgen del Rocío

Fco Javier Montiel. El punto y final a las procesiones de gloria llegó ayer, 22 de diciembre, con la Salida Procesional de la Virgen del Rocío desde la Iglesia Colegial del Salvador.

Al finalizar la Función Principal del Triduo de Navidad, la Santísima Virgen se paseó por las calles del centro de la ciudad acompañada de hermanos, devotos a la Virgen del Rocío y cofrades sevillanos.

Este año acompañó musicalmente la salida de la virgen el coro infantil de la hermandad del Rocío de Gelves. También acudió a la cita el pregonero de las Glorias 2018, Juan Manuel Labrador.

La procesión discurrió, como es habitual, por el siguiente recorrido: PLAZA DEL SALVADOR, CUNA, CERRAJERÍA, SIERPES, SAGASTA, PLAZA DEL SALVADOR Y ENTRADA.

El toque navideño, un año más, lo pusieron los diferentes coros de campanilleros que a lo largo del recorrido le cantaron numerosos villancicos y sevillanas en forma de oración y plegaria.

Esta procesión tiene más de 50 años de historia, en la que Sevilla sale del costumbrismo de las procesiones de glorias que llevan bandas de música y costaleros, mostrando de esta manera que es otra forma de querer a la Santísima Virgen.

A la finalización de la procesión, la Santísima Virgen, quedó expuesta en besamanos.

La imagen de la Virgen es una talla del insigne imaginero del siglo XX, Sebastián Santos Rojas, habiéndosele atribuido con anterioridad a Antonio Castillo Lastrucci. Se trata de una réplica exacta de la Virgen del Rocío de Almonte, sin duda alguna, la mejor que encontramos. En 2002 fue restaurada por Juan Manuel Miñarro López, momento en el que apareció el nombre de Sebastián Santos en la espalda de la Virgen siendo ello debido a que en 1952 fue restaurada por el de Higuera de la Sierra, además del recibo que le dio a Doña Rocío Martín por la restauración de la misma que hoy en día conserva la Hermandad.

El origen de la procesión en navidad no se conoce con certeza, pero si que durante muchos años la Virgen procesionaba tras la Misa de Romero en la carreta de plata a una Iglesia de la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache  donde quedaba depositada hasta que volvían de hacer el Camino del Rocío. Mientras tanto, el Simpecado era llevado a caballo. A la vuelta, volvía a colocarse en la Carreta hasta la Iglesia del Divino Salvador.

Más adelante, la Hermandad dejó de sacarla en la Romería del Rocío y pasó a las fechas navideñas debido a la culminación del Triduo de Navidad que tiene en regla esta Hermandad.

Fotos: Fco Javier Montiel