“1961. Aquellas Prevenciones Municipales que dicto El Ayuntamiento que presidia como Alcalde Mariano Pérez de Ayala”. Mariano López Montes
Mariano López Montes. En este nuevo viaje a un tiempo pasado de nuestras Semanas Santa que ya pertenecen a la historia, me ha parecido interesante esta vez hacer una parada en algo que directamente afectaba a la ciudad y sus cofradías, pero que no provenía directamente de las mismas, me refiero a su organización y normas de celebración y ordenación, sino que eran dictadas y ejecutadas por el organismo superior que regia la ciudad desde su Ayuntamiento y que eran o debían de ser de obligado cumplimiento para todos. En aquel año primero de la década de los sesenta el Alcalde efectivo era el tan renombrado Don Mariano Perez
Estos datos están sacados del tan codiciado y a la vez pionero en información cofrade Programa del Correo de Andalucia, que en esta ocasión corresponde al año de 1961 y digo codiciado pues es una suerte por la importante fuente de datos que de ellos se pueden extraer, y en segundo lugar por la escasez de poseer la colección completa desde aquella primera edición de 1940 hasta 1983 en que dejó de publicarse, quizás por el avance y proliferación de las publicaciones cofrades. He de agradecer a un amigo y compañero de profesión que me cedió tan preciado regalo que había pertenecido a su padre.de Ayala y vieron la luz del día 15 de Marzo de aquel año.
En este año el Programa abría sus puertas con una foto de la Dolorosa Trinitaria que ya en aquel año abría la jornada del Sábado Santo con la siguiente frase: “La bellísima imagen de Nuestra Señora de la Esperanza de la Cofradía de la Trinidad”. En la primera página donde siempre aparecía una imagen en blanco y negro, normalmente de nazarenos de las distintas cofradías, se la dedica este año al Simpecado y los nazarenos del Buen Fin.
Estas Prevenciones Municipales con motivo de la Semana Santa recuerdan el más exacto cumplimiento de las siguientes disposiciones, que a priori y vista la evolución de los tiempos actuales nos parecen un tanto obsoletas.
En primer lugar e invito a los lectores a leer el texto que expongo, se regula el paso de personas y vehículos durante los días de la semana tanto en accesos al centro, lugares de recorridos de las cofradías y por supuesto en la carrera oficial, donde matiza la siguiente frase: “No se permitirá transitar por la carrera durante el paso de las procesiones, debiendo el publico observar una actitud respetuosa durante el desfile”.
Es interesante el contemplar la nomenclatura de las calles, y comprobar los cambios sufridos con los actuales, a buen entendedor pocas palabras basta.
Muy interesante es lo referente al canto de las saetas durante el recorrido; “las saetas deben de ser acogidas por los oyentes con recogimiento y fervor, sin coaccionar a los capataces para que detengan a las imágenes; quedando prohibido terminantemente el uso de micrófonos y altavoces”.
También por irrespetuoso e impropio, no se debe aplaudir a las imágenes o misterios durante el recorrido y salida y entradas de sus templos.
La tercera disposición es muy curiosa, pues prohíbe en la carrera oficial la venta ambulante, y matiza aún más con esta frase; “En los establecimientos de bebidas y restaurantes, la venta, exhibición y ofrecimiento al público, durante el Viernes Santo, de carnes, embutidos y de cuantos artículos de comer se confeccionen con dichos productos”.
Por último advierte que las contravenciones a lo determinado en dichas disposiciones serán severamente sancionadas con multas de cinco a quinientas pesetas, de aquel año, ya que estamos refiriéndonos al año 1961.
Para los mas melosos y defensores de las tradicionales torrijas se anuncian dos establecimientos de la época especializados en este manjar un tanto “cuaresmero” y “semanasantero”, el ya desaparecido hace tiempo Horno de San Isidoro, que se encontraba en la calle del mismo nombre, más concretamente en el nº 7 y que anunciaba como productos estrellas de la cuaresma, sus tradicionales torrijas y los pestiños sevillanos. La Confitería Uribe situada en la calle Alcaicería nº 34 anunciaba como su especialidad sus deliciosas torrijas.
Por último y como homenaje a todos aquellos obreros y trabajadores que desde el año 1899 hasta hace muy pocos días que terminó su historia centenaria y que desde siempre se ha considerado “El Decano de la Prensa Sevillana” quiero terminar esta entrega como broche de oro a una trayectoria y a una vocación de informar a esta su Sevilla con el anuncio que aparecía en la página 136 con el precio de la suscripción de 30 pesetas mensuales y 90 trimestrales, ofreciendo el porte gratuito a cualquier parte de España, como suele pasar actualmente en algunas compras que realizamos desde las modernas tecnologías y desde nuestros propios domicilios.