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75 Años de la firma del contrato de la Virgen del Mayor Dolor. Luís Chamorro García


Era Domingo y en el calendario marcaba el 30 de Julio de 1944. En algún lugar de nuestra Sevilla se estaba firmando el contrato de ejecución de una de las Dolorosas que pasan más desapercibidas de la Semana Santa sevillana y que quizás guarde, para sí, un importante foco devocional dentro y fuera de nuestra ciudad. Se trata de una obra contemporánea, pero que entra dentro de un estilo dieciochesco evidente y pretendido por parte de la propia Hermandad de las Aguas, que por aquellos años empezaba una nueva vida desde la Iglesia de Santiago, donde radicaba, después del aciago incendio del 29 de Octubre de 1942. En el propio contrato se dice taxativamente: “pareciéndose todo lo que se pueda a la quemada”.

Todos los datos que hasta hoy manejamos, atribuyen a José Montes de Oca la autoría de la Virgen que desapareció en el fortuito incendio de San Jacinto y que había marcado la vida devocional de los humildes hermanos de las Aguas durante dos siglos. Había sido la figura mariana de varias generaciones de cofrades que la vieron procesionar: Primero en andas; en unos llamativos Vía Crucis hasta el Monasterio de Santa María de las Cuevas en la Isla de la Cartuja durante la cuaresma, después de que, la todavía “Agrupación Parroquial” de las Aguas la adquiriese a partir de 1735. Desde 1751 a 1760, bajo palio; sobre el cedido paso de la Esperanza de Triana en la tarde del Miércoles Santo, en las primeras Estaciones de Penitencia a la Iglesia Parroquial de Santa Ana. Desde 1761 hasta 1778 también bajo palio; en uno nuevo que la Hermandad adquiere al tallista trianero Andrés de Carmona y que procesiona en la tarde del Jueves Santo por Triana. Y desde 1892 hasta 1942 en un paso de misterio conformando el calvario; que es sobre el que la Hermandad reorganiza todo el sentido devocional de la Cofradía trianera en la tarde, primero del Domingo de Ramos y, desde 1923, el Lunes Santo efectuando la Estación de Penitencia a la Catedral de Sevilla.

La Corporación, a día de hoy, conserva el leño carbonizado de la dolorosa de Montes de Oca, y durante varios años, los hermanos que vivieron el incendio, cuando pasaban delante de la urna con los restos, se santiguaban y le llamaban: “la difunta”.

La nueva Dolorosa se encarga a un, por entonces, desconocido José Romero Morillo. Gracias a una investigación que pudimos concluir hace casi 10 años, hoy sabemos más datos de la biografía de este artista. Nace en Triana el 24 de Agosto de 1907. Desde muy pequeño demuestra habilidad y soltura en las artes plásticas, empieza a trabajar en los talleres de cerámica de su barrio como “barrista”, realizando figuras tridimensionales de pequeño tamaño (Figuras del Niño Jesús, reproducción a pequeña escala del Cachorro, la Virgen de los Reyes y el Mausoleo dedicado a Joselito el Gallo en el cementerio de Sevilla de Mariano Benllure). Gracias a su dominio artístico empieza a recibir encargos de la aristocracia que se ven deslumbrados por la calidad de sus reproducciones. Estas relaciones le hacen pensar en abrirse a nuevos retos y, siendo muy joven marcha a Barcelona a hacer fortuna. Padece los efectos de la República y durante esos años la suerte le es esquiva y tiene que regresar a Sevilla. Empieza a relacionarse con otros artistas, escultores e imagineros como Don Antonio Eslava Rubio con quien además le une una estrecha relación personal. Suponemos que estos vínculos le dan seguridad para atreverse con imágenes en madera de encargos que recibe de particulares. Uno de estos encargos acaba convirtiéndose en la imagen Titular de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado de la Hermandad de Jesús de Medinaceli de San Fernando (Cádiz).

La Hermandad de las Aguas, en la figura de su Mayordomo Perpetuo, Ramón Gil Trujillo, firma este contrato con Don José Romero Morillo porque disponía de datos que le aseguraban que el artista estaba capacitado para realizar una obra de nueva factura inspirada en la anterior. Lógicamente la impronta del artista generó unos rasgos del rostro más dulcificados y con una menor inclinación de la cabeza, lo que nos permite concluir y definir la obra como original y de gran calidad, llena de personalidad y unción, e inspiradora a la devoción. Las buenas dotes del barrista hicieron que evocara el recuerdo a la desaparecida, de manera similar a lo que nuestro hermano Luis Álvarez Duarte hiciera años más tarde con la Virgen del Patrocinio.

La obra en barro es sacada de puntos a madera por Don Antonio Eslava Rubio. Decimos “la obra” porque quien crea el modelo en barro y, por tanto, el artífice de la creación es el trianero José Romero que con orgullo y todo el derecho firma su obra. Por supuesto que Don Antonio Eslava es quién la talla en madera después de sacarla de punto, pero nadie discute que Victorio y Luchino son los autores de vestidos y trajes que no cosen. Del mismo modo que Don José Manuel Rodríguez Fernández-Andes figura como el autor de imágenes de nuestra Semana Santa que no talló, sólo las modeló en barro y, por tanto, con razón, es el autor de la propiedad intelectual de la obra.

La madera empleada es un tipo de caoba denominada eucola y que es fruto de la reutilización (en estos años este tipo de maderas no estaban al alcance de los imagineros y provenían de vigas o de otros “santos” de mayor tamaño). Los ojos de la Virgen del Mayor Dolor fueron comprados en la tienda Eugenio Lamparter de la calle Santa Ana número 9 (hoy desaparecida, aunque permanece el nombre), cerca de la Alameda, regentada por un alemán y dedicada a la venta de materiales muy diversos (electricidad, loción capilar, mechas trenzadas para yesqueros). Era frecuentada por diferentes imagineros, entre ellos, Don Antonio Castillo Lastrucci del que era aprendiz, en estos años Don Antonio Eslava.

La obra no pudo ser terminada para la fecha que aparece en el contrato (tres meses más tarde de la firma), y que coincidía con el segundo aniversario del incendio. La Virgen del Mayor Dolor fue bendecida en Triana, en la Iglesia del Protectorado de la Infancia de la calle San Jacinto el 18 de Marzo de 1945 a las 6 y media de la tarde y fue bendecida por el Director Espiritual de la Hermandad Don José Díaz Arnosa.

Este contrato del que hoy se cumplen 75 años, escenifica una ruptura que no aparece reflejada en su contenido pero que es digna de reseñar dada la proximidad con otra efeméride que celebró nuestra hermandad hace poco más de un año.

Durante la firma de este contrato, el Hermano Mayor de las Aguas es el insigne escultor Antonio Illanes Rodríguez. La vinculación de Don Antonio Illanes con la Hermandad de las Aguas es profusa y continua durante estos años. Desde 1930 hasta 1942 se realizan las imágenes del Cristo de las Aguas, San Juan, Magdalena y el Ángel, todas desaparecidas durante el incendio. Días antes del incendio es elegido Hermano Mayor. Y al día siguiente del incendio se acepta que una imagen de Cristo que ya tenía realizada el artista desde 1941, y que fue Medalla de Plata en la “Exposición Estampas de la Pasión II” organizada por la Hermandad de los Cruzados de la Fe (Cofradía del Silencio de Madrid) durante la Cuaresma y la Semana Santa de 1942, fuese el nuevo Cristo de las Aguas después de que el propio imaginero le abriera la llaga del costado para representar a una imagen de Cristo muerto en la Cruz del Calvario. Durante 1943 y 1944 procesionó el Crucificado en solitario en el paso y fueron varias las veces que el artista ofrece posibles Dolorosas de nueva factura o ya terminadas. Uno de esos ofrecimientos es la que posteriormente adquirió la Hermandad de Vera-Cruz y que es su actual Titular: la Virgen de las Tristezas.

Este gesto por parte del alma mater y mayordomo perpetuo de la Hermandad durante más de 50 años Ramón Gil Trujillo, hizo que el singular Hermano Mayor dimitiese no sólo del cargo, sino, como hermano. La relación cordial se mantuvo hasta el final como puso de manifiesto el propio Antonio Illanes en uno de sus libros “Sevilla y Yo” dedicándole uno de los capítulos del mismo a este singular personaje de nuestra Hermandad al que le debemos que la Cofradía haya llegado a nuestros días. Además, Don Antonio siempre mantuvo su especial orgullo por ser el autor del que él consideraba su mejor obra: el Cristo de las Aguas.

Este recuerdo al punto de partida de nuestra Dolorosa Titular tiene, no sólo este detalle sobre la vida interna de la Hermandad, sino que también guarda un recuerdo cariñoso y luctuosos sobre la figura del autor de la Virgen del Mayor Dolor: Don José Romero Morillo llevó a su madre, de avanzada edad, del brazo, desde Triana hasta la Iglesia de Santiago para ver, discretamente, la salida de la Cofradía y contemplar a la Dolorosa fruto del ingenio de su hijo el Lunes Santo 26 de Marzo de 1945. Sólo dos meses más tarde, el 29 de Mayo de 1945, el artífice de nuestra imagen Titular, fallece a causa de unos problemas estomacales que marcaron su vida hasta el final.

Escasos treinta y siete años vivió este artista, desconocido para la Sevilla Cofrade, que figuró en la nómina de hermanos de nuestra Cofradía durante menos de 10 meses y que es el autor de la Titular de la Hermandad de las Aguas: Nuestra Madre y Señora del Mayor Dolor.

El documento del contrato fue encontrado, hace unos años, en el archivo de nuestra Hermandad por el entonces Secretario Primero José Ángel Caballero Gimeno y por la actual Archivera María del Rosario Martínez Navarro. Es esta de hoy, por tanto, una fecha para recordar con orgullo por los Hermanos de las Aguas y por todos los devotos de Nuestra Madre y Señora del Mayor Dolor.

Fotos: Luís Chamorro García/ José Ángel Caballero Gimeno.










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