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La Plaza del Duque, cofradías y destrucción: Segunda parte. (y vendrá la tercera). Reyes Pro Jiménez


«Mit der Dummheit kämpfen Götter selbst vergebens»
(Contra la estupidez, los propios dioses luchan en vano),
Friedrich Schiller (1759–1805)

Como lo prometido es deuda que hay que cumplir, vamos a repasar la historia de algunos de los edificios que configuraban la Plaza del Duque hasta la década de 1960. Ya no nos queda nada o casi nada de ellos. Con su destrucción se fueron la personalidad y el espíritu del lugar y sólo podemos atisbarlos a través de la memoria y sobre todo sólo podemos “sentirlos y vivirlos” en ocasiones, por ejemplo cuando alguna cofradía pasa por la Plaza; pues un momento puntual, pero que normalmente se repite de forma periódica como la Semana Santa, puede ser más permanente como alma de la Ciudad que los propios monumentos. 

Los “romanos” (que no son “Armaos”, como los de la Macarena) del Santo Entierro, en la Plaza del Duque. A la derecha el Palacio de Sanchez-Dalp y el Colegio Alfonso X, al fondo el Hotel Venecia

 

La iglesia parroquial de San Miguel

Comencemos por el orden cronológico de los derribos de los monumentos, ya dijimos que el primero en 1868 fue la Iglesia parroquial de San Miguel, que ocupaba una manzana exenta o aislada, como vemos en el plano de Olavide de 1771, entre las calles Palmas (actual Jesús del Gran Poder), San Miguel (Aponte), del Puerco (después Trajano, ¡vaya cambio!) y nuestra Plaza del Duque.

La zona de la Plaza del Duque en el plano de Olavide de 1771. La Iglesia de San Miguel a la izquierda, bajo ella el Colegio de San Hermenegildo, separado por el callejón de los Estudiantes de la gran manzana ocupada a su derecha  por el Palacio de los Duques de Medina Sidonia

Aunque su fundación se puede datar en el siglo XIII (según los “Anales” de Ortiz de Zúñiga), será tras el terremoto de 1356, durante el reinado de Pedro I de Castilla y a instancias del Arzobispo don Nuño de Fuentes, cuando la iglesia de San Miguel es reconstruida (según algunos autores casi totalmente), contando con el patrocinio de don Martín Yánez de Aponte, Alcaide de las atarazanas y Tesorero Mayor de Andalucía (por este título parece que debía tener dinero)

Era un templo gótico-mudéjar, de piedra y ladrillo, con tres naves siendo la central más ancha, además contaba un presbiterio de gran profundidad; se cubría con bóvedas de crucería que presentaban un nervio central “de espinazo”, (que en nuestra apreciación es similar al que vemos en Santa Ana de Triana y propio de los maestros burgaleses medievales) y tenía tres puertas, dos laterales y otra a los pies del templo.

 

Derribo de San Miguel, Francisco de Peralta, 1868, colección particular

El historiador Félix González de León, que había sido bautizado en esta parroquia, la describe en su “Noticia Artística de Sevilla” (1844) como "edificio de hermosa construcción, de arquitectura gótica, todo de piedra (sic) de robustos pilares y cercado de fuertes bóvedas, sobre las que hay espaciosas azoteas. Consta de tres naves, la del medio con la capilla mayor es magnífica, ancha y dilatada: las laterales son más cortas, y la del lado del Evangelio, aún lo es más porque a sus pies está la torre." 

La iglesia tuvo dos retablos mayores de los que nos hayan llegado noticias, el primero realizado por Francisco Dionisio de Ribas (1675), y otro posterior de Juan de Astorga (1829). Parece que la figura que presidía ambos era una talla del arcángel San Miguel realizada por Ribas, que actualmente pertenece a la Hermandad del Silencio. La iglesia se vio afectada por el terremoto de Lisboa de 1755 pero la reparación de los desperfectos ya había finalizado en 1757.

José Amador de los Ríos, autor de “Sevilla Pintoresca” (publicada también en 1844 como la citada obra de González de León) nos da algunas notas negativas sobre el estado de la iglesia: "ha sufrido grandes e importantes alteraciones que han contribuido a desfigurarlo de todo punto. Tiene cortados los pilares, que debieron darle en otro tiempo más suntuosidad y gallardía, y apenas ha quedado vestigio alguno de las palmas que servían a aquellos de ornamento."

Durante el siglo XIX la Iglesia de San Miguel fue sede de algunas Hermandades de penitencia de la ciudad de Sevilla. En una lista de Hermandades, realizada en 1842 con carácter general en toda la Archidiócesis por orden del Gobernador del Arzobispado, en la parroquia de San Miguel figuran en activo las del Amor (que había llegado a la parroquia en 1811 procedente de la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, o "Los Terceros"), la Sacramental (fusionada entonces con la de Nuestra Señora del Rosario y Animas), y Pasión (cuyo titular llegó en 1841 procedente de una casa particular tras haber sido cerrado un año antes el convento de la Merced, hoy Museo de Bellas Artes). Con las Reglas en paradero desconocido se citan en la lista las Hermandades de Santa Bárbara, Santa Ana, Vera Cruz y la Soledad

De ésta tenemos noticias por González de León, que criticó duramente una reforma radical que hizo en 1827 el "cura Vega" en la iglesia. Este párroco mandó hacer una capilla para la Virgen de la Soledad en la cabecera de la nave del Evangelio derribando la sacristía y ordenó la restauración de la imagen de la Soledad "simulacro muy antiguo y respetable que fue estofado de nuevo, de lo que no tenía necesidad, con lo que perdió el carácter respetable de antigüedad y mérito" y también hizo vestirla al gusto de la época "quitándole una túnica o sobrevesta blanca que antes le ponían sobre la túnica negra." (así vestían a las antiguas Dolorosas). En esta época el candelero de la imagen la presentaba arrodillada. El 6 de abril de 1860, Viernes Santo, la Soledad efectuó su primera salida procesional desde la parroquia de San Miguel en un paso cedido por la Hermandad trianera de la Expiración.

En 1868 La Soledad, el Amor y Pasión salieron por última vez de San Miguel. A pesar de ser una de las parroquias más importantes de Sevilla y sede de varias Hermandades fue demolida por la revolución “Gloriosa”, esa que según mi abuelo tenía nombre de pastelería. Todo fue muy rápido. "La Gloriosa” que había comenzado en Cádiz el 18 de septiembre de 1868 al día siguiente triunfó en Sevilla, y el 6 de octubre la Junta Revolucionaria de la Ciudad acordó la supresión de treinta y cinco templos, incluyendo doce parroquias, entre las que estaba San Miguel, cuya demolición se inició en sólo un mes, el 8 de noviembre, aunque en 1871 todavía no había terminado, entonces la Comisión citada intentó que la iglesia se reconstruyera pero todo fue inútil y se desechó definitivamente esta idea.

A pesar de las quejas del canónigo don Francisco Mateos Gago, que además era vocal de la Comisión Provincial de Monumentos Artísticos, la piqueta derribó San Miguel, por anticlericalismo pero sobre todo por especulación… fantasma que ya no abandonaría en años la Plaza del Duque y que se iría cobrando más víctimas en forma de monumentos históricos sevillanos.

Nos ha llegado algo del rico patrimonio de la parroquia de San Miguel; a la Iglesia de San Antonio Abad, sede de la Hermandad del Silencio, llegaron una peana de plata (la que fue de la Virgen del Rosario) y la talla de San Miguel que presidía el retablo mayor; en la Parroquia de la Magdalena se guarda su archivo y en la Parroquia de San Lorenzo la reja que cierra la capilla de la Hermandad de la Soledad procede de San Miguel. Pero lo que no ha podido llegarnos han sido los restos de algunas personas ilustres enterradas en el templo, como Américo Vespucio (que tiene un mausoleo en Florencia), aunque los de Rodrigo Caro se trasladaron al Panteón de la Universidad.

San Miguel, Francisco Dionisio de Ribas, 1675-1679.

En la única foto del derribo de San Miguel de la que disponemos podemos apreciar la forma del ábside de la iglesia con sus contrafuertes, además de los arcos apuntados de su estructura, en ese momento ya desgraciadamente al descubierto. Pero en la foto también podemos ver algo muy curioso: en los mismos años en los que se destruía la iglesia de San Miguel se estaba remodelando el viejo palacio de los Guzmanes, o Duques de Medina Sidonia, por su nuevo propietario el Marques de Palomares. Pero ya volveremos sobre ello.

 

Derribo de la parroquia de San Miguel, 1868

Como vimos en la primera parte de este repaso, o viaje en el tiempo que estamos haciendo por la Plaza del Duque, inmediatamente después de ser derribada la Iglesia de San Miguel se levantaría en su solar el Teatro Circo del Duque, que pronto pasó a ser solamente teatro, con relación a finales del siglo XIX con los hermanos Álvarez Quintero, pues varias de sus obras se representaron en él. En el mismo edificio del teatro, en la esquina con la calle Jesús del Gran Poder estaba un bar o taberna que se hizo muy famoso: Centro Vinícola o La Vinícola​. Ese nombre estaba mejor puesto que el de la Revolución “Gloriosa”. En el siglo XX el teatro no tenía muy buena fama entre la “gente bien” y se derribaría en 1938. Se construyó en su solar un edificio que en 1959 se destinó para sindicatos verticales y a su lado posteriormente se hizo otro para hotel y cafetería, como ya dijimos.

La Vinícola a comienzos del siglo XX

Derribo y venta de materiales del Teatro del Duque

Cuartel del Duque o de San Hermenegildo  

La piqueta volvería con ánimos contra los monumentos de la Plaza, no sólo contra el Teatro del Duque, pues la especulación y la falta de sensibilidad son bichos que nunca mueren. El siguiente monumento en ser su víctima sería el más alejado de la propia Plaza del Duque, pero que se “asoma” a ella en varias fotografías y es parte de la misma, en su denominación común, en nuestra memoria de la Ciudad y en la personalidad de la Plaza. Era el Cuartel llamado del Duque o de San Hermenegildo.

Estaba situado al comienzo de la calle Jesús del Gran Poder, Palmas antiguamente, era llamado también cuartel del Duque (como no) y se situaba en el edificio del antiguo Colegio de San Hermenegildo, todo un complejo monumental jesuítico que fue convertido casi en su totalidad en cuartel. Sólo nos queda hoy del edificio del Colegio de Jesuitas la antigua iglesia, ¡afortunadamente!,  menos mal que nos queda algo.

Los edificios del Colegio albergaron desde 1802 tropas de Artillería y de Infantería, en este caso cuartel del regimiento de Infantería Granada nº 9, posteriormente denominado Regimiento de Infantería Soria 9, el popular y querido por los cofrades y sevillanos “Soria 9”, uno de los regimientos históricos del Ejército Español, estuvo en el Duque hasta que en 1957 fue trasladado al acuartelamiento de San Fernando en la carretera de Alcalá. Su banda y música fueron fundamentales en nuestra Semana Santa,  sus directores, como el gran Abel Moreno, compusieron varias de las marchas más conocidas y características de la Semana Santa.

Mis abuelos, mis padres y yo (mi madre era muy moderna y me vestía con pantalones) entrando en la Plaza del Duque. Vemos las fachadas del Cuartel (con los soldados haciendo guardia en la puerta y una marquesina en la que en verano se ponían toldos) y de la Iglesia de San Hermenegildo. Invierno de 1956.

Como era lógico el complejo del Colegio de San Hermenegildo con los siglos había sufrido reformas y también cambios en la disposición arquitectónica, sobre todo la que se necesitó para servir de cuartel. Pero veamos un poco de su historia.

Este Colegio de San Hermenegildo se había fundado en 1580 después de una compleja historia para decidir si el Ayuntamiento colaboraba en los gastos del mismo, lo que se había decidido hacer a expensas de  las rentas del Almojarifazgo mayor, "pues en ninguna cosa se podía gastar con tanta utilidad pública, y que la casa que, se hiciese quedase por la Ciudad y su Patronazgo, bajo la advocación de San Hermenegildo"  y en 1579 se compraron unas casas frente a la Iglesia de San Miguel, esto originó la oposición de parte de los miembros del Ayuntamiento pues como decían: "los bienes de la Ciudad no se pueden gastar en hacer gracias unos a otros ni a otra persona alguna”. Pero la fundación prosperó y el Colegio fue adquiriendo cada vez más arraigo en Sevilla, sobre todo desde que se instalasen unas escuelas gratuitas con contribución municipal.

La construcción de los edificios del Colegio tuvo lugar de 1580 a 1590, fundamentalmente la dirigió Juan Bautista Villalpando, uno de los más grandes teóricos de la arquitectura del siglo XVI, que también intervino en  la Catedral de Baeza y que colaboró con  Herrera en el Escorial. Sin pruebas documentales se ha atribuido otra intervención a Alonso de Vandelvira. El arquitecto jesuita Pedro Sánchez, autor de la planta del antiguo Colegio Imperial de Madrid hoy Colegiata de San Isidro, entre otros diseños, proyectó una renovación total del complejo.

Uno de los patios del Colegio, después cuartel, de San Hermenegildo

Artesonado de uno de sus salones

Hemos dicho que la Iglesia es lo que nos queda hoy día de todo el gran colegio jesuita. Parece que Francisco de Herrera El Viejo realizó las yeserías de la misma entre 1619 y 1620 en un estilo manierista que ya usa elementos barrocos, su planta elíptica se inspira directamente en la sala capitular de la Catedral de Sevilla y se cubre con cúpula ovalada, cuya clave presenta la imagen del Niño Jesús de la cual irradian doce nervios decorados con motivos vegetales, cabezas de ángeles y culminan con figuras de santos en hornacinas. Dicho artista además pintó entre 1620 y 1624 el gran lienzo “La Apoteosis de San Hermenegildo” para el altar mayor, que hoy se puede contemplar en el Museo de Bellas Artes. Además el Sagrario del altar contaba con pinturas de Francisco Pacheco, gran pintor y tratadista pero que es famoso popularmente por ser el suegro de Velázquez.

Cúpula de la iglesia de San Hermenegildo, yeserías de Herrera El Viejo, 1619-1620

En el siglo XVIII los jesuitas se identificaron con la oposición conservadora frente a la ilustración, lo que influiría decisivamente en su expulsión en 1767. Esto originó evidentemente su salida de San Hermenegildo, en el que nos obstante continuarían las escuelas gratuitas durante unos años hasta que todos los edificios pasaron a la institución de los Niños Toribios, una especie de orfanato de huérfanos y correccional para menores conflictivos. En 1798 la Iglesia acogió una de las congregaciones de la Escuela de Cristo. Pero, como hemos dicho, en 1802 el edificio cambia nuevamente de función, siendo esta vez cuartel de Artillería y los Toribios son trasladados a la Casa del Pumarejo. Durante la invasión napoleónica el edificio fue objeto de repetidos saqueos en los que se perdió gran parte del patrimonio artístico de la iglesia.

En  1823, desde el 23 de abril al 11 de junio, San Hermenegildo acogió las Cortes Constitucionales, celebrándose en su iglesia las sesiones parlamentarias pero los franceses invadieron nuestro país para restaurar el absolutismo borbónico de Fernando VII y poner fin al gobierno Liberal. Tras el avance de las tropas invasoras francesas de los Cien Mil Hijos de San Luis, las Cortes decidieron trasladarse a Cádiz. Los diputados marcharon precipitadamente de Sevilla el día 12 de junio.

A partir del mismo año 1823 el cuartel de Infantería del Duque pasa a ser sede del regimiento de Infantería Granada nº 9, luego Regimiento de Infantería Soria 9, como hemos visto. La iglesia quedó sin uso hasta el 25 de diciembre de 1836, fecha en la que, por un período de cuatro meses, se utilizó como teatro (hasta el 30 de abril de 1837), representándose obras de autores como Gioachino Rossini. 

Como decimos, esta iglesia es el último vestigio del Colegio jesuita, pues todo lo demás fue demolido en 1957-58, bajo el mandato del alcalde Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas, Marqués del Contadero. Así, un año después, tras el derribo del cuartel, un inmenso solar se abría en lo que hoy es la Plaza de la Concordia.

Durante la destrucción en 1957

Incluso la antigua Iglesia de San Hermenegildo estuvo a punto de no haber llegado a nosotros. El Alcalde Marqués del Contadero (el del Paseo de la orilla del rio) quería que también se derribase. Pero Joaquín Romero Murube consiguió la declaración como monumento de la iglesia y presentó un telegrama del Ministerio que lo comunicaba, ¡en el momento en que se empezaban a tirar las tejas de la cubierta de la iglesia!, con gran enfado del Marqués. Todo muy teatral, pero gracias a ello se salvó la iglesia de San Hermenegildo, gracias a las “cosas de poeta”, como llamaban algunos en Sevilla al empeño de Romero Murube en defender el patrimonio artístico histórico.

Iglesia de San Hermenegildo, 1580-1620. A la derecha fechada original,
a la izquierda la construida en 1960-1967  

En 1960 comenzaron las obras de restauración de la iglesia, a la que se dio su aspecto actual dejándola exenta. Félix Hernández Giménez llevó a cabo esta restauración terminada en 1967 diseñando nuevas formas y elementos para el edificio como el frente de la fachada sur de forma armónica al edificio. Por estos años la Hermandad de Pasión mostró interés en su traslado al templo, cosa que no se llevó a cabo. Sólo en el año 2003, por obras en El Salvador, la cofradía saldría de San Hermenegildo, en esta ocasión se amplió la puerta pero aun así la salida fue difícil para los pasos.

Nuestro Padre Jesús de Pasión en la antigua Iglesia de San Hermenegildo en 2003

Desde su remodelación y hasta 1968, la iglesia permaneció inactiva, momento en el que se le asignaron funciones de carácter cultural, exceptuando el periodo en que acogió los plenos del Parlamento Andaluz entre el 3 de diciembre de 1985 y el 28 de febrero de 1992, cuando se trasladó al Hospital de las Cinco Llagas. En ese momento, San Hermenegildo pasa a manos del Ayuntamiento de Sevilla, siendo empleada sobre todo para fines culturales con una sala de exposiciones que se cierra en 2006.

 

CONTINUARÁ la Plaza del Duque…

sólo con un capítulo más (no quiero cansaros) pero aún más interesante

 

Reyes Pro Jiménez

Historiadora y Bibliotecaria

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