Arte Sacro
  • Noticias de Sevilla en Tiempo Ordinario
  • viernes, 14 de junio de 2024
  • faltan 303 días para el Domingo de Ramos

Jueves pastoreños. Las mallas bordadas: piezas multifuncionales para el paso de la Divina Pastora (y II). Francisco Javier Segura Márquez


Las mallas bordadas, hoy empleadas como respiraderos del paso, son una muestra del bordado en oro sobre una red de hilos de oro cuya trama está confeccionada con la técnica del bolillo. La saya de Nuestra Señora del Rosario de San Vicente o el Simpecado de Nuestra Señora de la Paz, de la Parroquia de Santa Cruz, son notables antecedentes de piezas suntuarias elaboradas con esta misma técnica en siglos anteriores. Habrá que esperar, sin embargo, al siglo XX, para que este bordado sobre malla se aplique a los pasos procesionales, buscando la funcionalidad de ventilar el interior de las andas y una mayor comodidad de los costaleros, o incluso en los ricos palios, que cubren a las dolorosas.

Será el propio Juan Manuel quien diseñe (su hermana Josefa será la autora del bordado) los primeros respiraderos de malla para el palio de la Esperanza Macarena en 1901, reproducidos tras la Guerra Civil. Ya bajo la firma de Juan Manuel se ejecutan los respiraderos bordados del paso de palio de Nuestra Señora del Mayor Dolor y Traspaso (1903), así como los del paso de Jesús del Gran Poder (1909) de la misma Corporación. Las dos cofradías hegemónicas pondrán de moda este formato de respiradero, pudiendo admitirse que poco después se ejecutaran las mallas bordadas del paso de la Divina Pastora, que tienen gran similitud con las que, de menor tamaño, luce el paso de la Archicofradía Sacramental del Sagrario, documentadas fotográficamente ya en el primer tercio del siglo XX.

 

Al ser piezas ejecutadas a la moda del momento, y tener además un tamaño muy adecuado para su empleo en andas procesionales de diferente formato en la ciudad, las mallas bordadas del paso de nuestra Corporación fueron prestadas a otras hermandades para, en ocasiones especiales, constituir un modelo de andas evolucionado a la estética del momento. Así, conservamos un testimonio fotográfico del año 1919 en la que, con total seguridad, la Imagen gótica de Nuestra Señora de la Hiniesta, de la Parroquia de San Julián, porta como respiraderos las mallas bordadas de nuestra Hermandad para una salida singular y extraordinaria bajo palio, en el Corpus Christi, todo él concebido con elementos efímeros bajo la creatividad del propio Juan Manuel.

 

Aportamos en esta publicación dos curiosos testimonios gráficos del empleo de las mallas bordadas para diferentes actos de Culto. Así hemos localizado una instantánea de la antigua Imagen de Nuestra Señora del Carmen, de la Iglesia del Buen Suceso, desaparecida en la quema de iglesias y conventos de 1931, preparada para su Solemne Procesión anual, sobre unas andas que emplean como respiraderos las mallas bordadas que hoy protagonizan nuestra publicación.

 

No sólo fueron empleadas para culto externo por otras corporaciones. La Cofradía de las Tres Caídas de San Isidoro, con la que compartíamos numerosos hermanos, solicitó las mallas bordadas para conformar  una gotera sobre terciopelo rojo, que adornaban los púlpitos y las escaleras de acceso a los mismos, que entonces poseía dicha Iglesia Parroquial, en el acto de imposición a Nuestra Señora de Loreto de la corona de plata dorada que le ofreció el Ejército del Aire en 1950, en reconocimiento al patronazgo que su advocación ejerce sobre el Arma Aérea.

 

Las mallas bordadas fueron empleadas en las andas procesionales de la Divina Pastora, todas ellas concebidas con carácter efímero, como vemos en las diferentes fotografías que presentamos, hasta el año 1960, cuando el taller de Miguel Alonso talló las andas de estilo rocalla, que hoy sigue empleando la Imagen Titular. Los respiraderos del paso fueron concebidos, para incorporar de forma definitiva las antiguas mallas, lo que sin duda facilitó su conservación a lo largo del tiempo. El taller de bordados de Jose Antonio Grande de León intervino en su restauración entre los años 1999 y 2000, devolviéndoles el esplendor perdido por su prolongado uso a lo largo de más de una centuria. Estas mallas, además de su propia funcionalidad, aportan el valor estético de haber servido como elementos enriquecedores del patrimonio de muchas corporaciones sevillanas, que encontraron en el patrimonio de nuestra Primitiva Hermandad los recursos más excelentes para el mayor esplendor del Culto a Dios y a su Amantísima Madre.










Utilizamos cookies para realizar medición de la navegación de los usuarios. Si continuas navegando, consideramos que aceptas su uso.