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La Ilusión efímera. Mariano López Montes


Desde hace ya varios años me animo a escribir este pequeño texto desde una reflexión personal, sobre que correlaciones puede tener este acontecimiento que normalmente da el pistoletazo de salida a la Navidad y el mundo de las cofradías, tan nuestro, y que forma el núcleo central de este ya clásico portal cofrade.

A veces creemos que ciertas realidades de la vida funcionan y se viven como aisladas o independientes, pero invito al lector que, si aguzamos el ingenio, todo puede estar relacionado. Un amigo cofrade del Baratillo, médico que desgraciadamente ya no está con nosotros, me sugirió hace años, que aguzara mi supuesto ingenio y lo ayudara en una conferencia a la que se le había invitado y tenía que dar; sobre «Cardiología y Semana Santa», al principio podríamos pensar que este tema se parece tanto como un huevo a una castaña, pero después de un cafelito con picatostes en el Laredo, la flauta de la creación volvió a sonar sin desafinar demasiado.

La Ilusión es algo que nos parece o precede a algo grande y el popular sorteo que instaurara Carlos III, es poco, pero a la vez mucho para la gente de a pie y otras que alardean de tener cierto copete. Esta realidad efímera vuelve año tras año con los fríos que tanto nos acobardan, está impregnada de esperanza e ilusión, de un cambio a mejor que nos traería este caballero que desde siempre ha estado en la cresta de la ola, que no es otro que Don Dinero, que tiene mala fama de boquilla, pero al final todos queremos emparentar de una u otra forma con El.

Esa música machacona y aburrida de todos los años entonada por los barítonos y tenores de San Idelfonso, en realidad suena como aquellas cornetas y tambores de esas bandas antiguas que sonaban a latón, porque la verdad es que en la actualidad la cosa ha ido para mejor, que delante de las Cruces de Guía abrían las cofradías. Por supuesto, aunque no fueran La London Philarmonic Orchestra, nos llenaba de una ilusión y alegría de niño, porque sabíamos a ciencia cierta que detrás de las desafinadas notas venia algo grande que estábamos esperando todo un año y solo ocurría una vez al año. Algo parecido a lo que ocurre con las cofradías de barrios o excesivamente lentas en su discurrir, que, aunque también se da la ilusión, porque es la nuestra y es la que nos tira, ocurre una vez al año nada más, y todos estamos encantados por un año más en vestir la túnica de nazareno, porque con esta nueva ilusión de salir, sabemos que estamos haciendo algo muy grande que hemos revivido un año más desde la infancia.

La ilusión pienso que es como un cohete de vida muy corta y a la vez explosiva, pero que termina convirtiéndose en desilusión cuando termina su efímera existencia. Lo mismo pasa con la suerte que cae en picado cuando comprobamos un año más que no nos ha tocado nada, pero de nuevo vuelve a brotar la ilusión desde dentro de cada uno por ese Niño que seguro nos va a tocar a todos y cada uno de nosotros. Aquella samba que se llamaba “sapo cancionero, o sapo trovero” que compusiera un chileno y que cantaban unos argentinos que se llamaban “Los Chalchaleros” decía una vez y otra esa realidad que a veces nos cuesta reconocer; “que la vida es triste, si no la vivimos con una ilusión “.

La Lotería es como un circo de los de antes, nos da nuestra dosis de alegría y a la vez de tristeza, nos recrea sensaciones cargadas de nuevo con la ilusión que buscan una y otra vez ese “Mas difícil todavía” que al igual que este sorteo despierta en cada uno que compra una participación o un décimo como ocurre en la actualidad en las Hermandades, con la difícil o casi imposible suerte que la Diosa Fortuna, nos tiene preparada a todos y cada uno de nosotros, y más en años difíciles como estos llenos de perdidas, enfermedad y a la vez desencanto y desilusión para Sevilla y en particular para sus Cofradías.

La ilusión y la suerte, es para mí, ver la cofradía de La Borriquita en la calle porque tras la inocencia y la alegría de sus pequeños nazarenos, todos sabemos que un año más surge y se renueva, el milagro de vivir lo que la tradición y el sentimiento, nos han ido trasmitiendo año tras año.

La lotería en las cofradías tiene un premio adicional que no se sortea oficialmente, porque aunque no nos toque, que por otra parte es lo nos toca año tras año, sabemos que nuestra pequeña o gran colaboración monetaria, dentro de unos meses si Dios lo quiere como se suele decir, se va a convertir en cera, flores, incienso o música, o quizás en aquella restauración que tanto hace falta y el milagro de cada año va a volver a repetirse por lo menos una vez más, y esta nuestra Sevilla renovara un año más esa manera de entender la Pasión y muerte de Cristo que siempre es la misma, pero que cada uno de nosotros la vive en su personal pasión, devoción o simplemente sentimiento con la que siempre la hemos vivido.

Por este motivo, aquí en este mundillo la frustración, la desilusión y el desencanto, no tienen cabida cuando no nos toca, porque “siempre nos quedará”, como en aquella mítica canción de la película Casablanca, y que tocaba un tal pianista llamado Sam, ante la petición insistente de la protagonista Ingrid Bergman ¡¡Tócala otra vez Sam!!. Porque como tantos años siempre nos tocará la Salud que es para la vida mucho más importante.

 

 Fotos: Mariano López Montes 










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