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Enrique Casellas pregonó a la Semana Santa con Sevilla en el punto de mira


Daniel García Acevedo. Enrique Casellas en estado puro. No defraudó, lo que prometió, lo cumplió. Hasta en la duración de su pregón, que lo clavó en 71 minutos.

Antes de empezar ya se pudo ver en el escenario como la disposición lineal se había cambiado por otra en la que aparecian tres sillones en medio, para el arzobispo, alcalde y presidente del Consejo y varios sillones a la izquierda y derecha del proscenio, en las que se sentaron, a un lado, pregonero, junta superior del Consejo y delegado de Fiestas Mayores y al otro, varias autoridades militares y civiles, entre ellos el delegado de Cultura de la Junta de Andalucía.

En primer lugar se interpretó la nueva marcha encargada por el pregonero a Manuel Marvizón y titulada "Entre la noche y el día" dedicada a su hermandad de los Gitanos. Bajo este enigmático título, posteriormente comprendimos que ese era el nombre del pasaje dedicado a la hermandad de la calle Verónica y que llegó al público, poniéndolo de pie en varias ocasiones.

Juan Carlos Cabrera realizó su última presentación en los pregones de Semana Santa ya que tras las elecciones municipales del próximo mes de mayo todo apunta a que no repetirá el cargo de delegado de Fiestas Mayores. Desde este portal le deseamos lo mejor al bueno de Juan Carlos y esperamos que su futuro destino le depare, al menos, mayor tranquilidad que la que tiene este sinpar cargo en nuestra ciudad.

Casellas comenzó con un extenso poema dedicado a Sevilla, sin duda una de las tres patas de su pregón, en la que nombró incluso hasta a las hermandades de Vísperas, que terminó de esta forma:

"Benditas todas las calles

y benditas las aceras

donde pides y das gracias.

Bendita tu primavera

que permite que te vistas,

por siempre, de vez primera,

sin complejo ni imposturas,

con tus cosas, tus maneras,

las que te fueron legadas.

Bendita la sementera

donde creció tal amor.

Bendito el fin y el comienzo

que tú bien sabes, Sevilla,

que lo marcan, de rodillas,

los Magos en San Lorenzo."

Tras pasar por el Domingo de Ramos, sus primeras vivencias como cofrade, sobre todo por la hermandad de la Hiniesta, y por los barrios, centrado en San Benito y San Bernardo, nombrando a dos señoras mayores, Encarnación y Refugio, recordó una anécdota con el recordado Pascual González una mañana de Jueves Santo en el Santuario de los Gitanos, que le dió para engarzar una magnífica poesía.

Una de las partes más sentidas, sin duda, fue la dedicada a la Macarena, hermandad de su mujer e hijos, con unos versos muy sentidos y que remató de esta forma:

Dictaron tu sentencia

y no hay razones

que te ofrezcan enmiendas

ni alegaciones.

Cumples condena,

pues te apresó en sus ojos

La Macarena.

Igualmente emotivo el dedicado al Señor del Gran Poder, que terminó así:

En San Lorenzo está si andas perdido.

Por mucho que lo hayas ofendido

el Gran Poder te espera.

Antes de terminar, mencionó a su hermandad de los Gitanos, recordando el primer rezo que hizo al Señor de la Salud junto a su padre cuando era un chiquillo. El precioso poema, que lleva el nombre de la marcha de Marvizón, terminó de esta manera:

No es viernes oculto, arcano,

es Viernes de cofradías,

cuando murió el Soberano,

cuando pasan los Gitanos

entre la noche y el día.

Enrique Casellas terminó su pregón como lo empezó, hablando de Sevilla:

Llega la Semana Santa

y, ante tanta vida incierta,

a ti te sobran razones,

Dios habita en tus rincones

y está llamando a tus puertas.

Sal a la calle, despierta,

sal y que el mundo lo vea

y déjale el alma abierta,

Sevilla, Bendita Seas.

Galería

Fotos: Miguel Ángel Osuna Abril.










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