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Una restauración de baja intensidad. Diario de Sevilla. Carlos Navarro Antolín.


A continuación pueden conocer parte de la crónica del compañero Carlos Navarro Antolín que publica hoy en las páginas 18 y 19 de Diario de Sevilla.

Sólo se tratará el rostro. Exclusivamente. Y se hará bajo una supervisión que raya en lo obsesivo. Ni las manos, ni los pies se tocarán, tan desgastados por la devoción del pueblo. La prioridad no es saber cuánto queda del Gran Poder de 1620, el que talló Juan de Mesa, sino conservar el que recibió las plegarias de los padres y abuelos de quienes hoy componen la hermandad del In manu ejus potestas et imperium en su heráldica. A continuación se reseña el transcurso de un cabildo histórico que aprobó la ejecución de una restauración parcial y leve. Muy leve. Con los mínimos riesgos posibles.

Fotos muy reveladoras. "Juan de Mesa hizo la talla y el Gran Poder lo han hecho los siglos". Con esta afirmación arrancó el hermano mayor, Enrique Esquivias, la parte fundamental del cabildo celebrado el pasado martes. "No podemos rendirnos a la evidencia de que el Señor es una talla policromada que está sujeta a las leyes de la naturaleza". El Gran Poder presenta una evolución muy marcada que, al mismo tiempo que le ha hecho poseedor de una belleza singular y de una unción sagrada incuestionable, también ha generado dudas sobre su estado de conservación. "¿A dónde podemos llegar?", se pregunta Esquivias ante un cabildo con más de 500 hermanos en una basílica abarrotada. "El futuro incierto del Señor es un secreto a voces". Acto seguido se proyectan unas fotografías reveladoras. La primera corresponde a la primera etapa del siglo XX. La piel del Señor aparece lisa, los tonos son claros en el rostro, la superficie uniforme, se diferencian bien las partes, como la sangre del cuello, y no se perciben saltos en la policromía. En la fotografía de la segunda década de la misma centuria sí se ven los temidos "saltos", aunque sólo algunos. El rostro es suave, el tono es claro, se delimitan perfectamente los regueros de sangre y la piel es limpia. Años treinta. Empiezan con intensidad los saltos en la policromía, las bolsas en los párpados, éstos más oscuros. Aún así, el color de la imagen guarda uniformidad. La instantánea de los años 60 es más preocupante. Las irregularidades en la policromía se aprecian ya en la frente, debajo de los ojos, cerca de la nariz y en las mejillas. Aparecen manchas oscuras que bordean los ojos, el temido efecto antifaz. En el cuello se conserva la superficie lisa y los regueros de sangre aún son apreciables. La nariz es de un color aceptable. La fotografía de los años 80 enseña a un Gran Poder con manchas negras aunque con las cejas aún definidas y la nariz uniforme. En la de los años 90 aún se aprecia uniformidad en el labio, pero las bolsas de los ojos están muy acusadas y cuesta trabajo distinguir las cejas. El cabildo en ese momento atiende a una frase tajante del hermano mayor: "Fijáos en la grieta famosa que avanza en la frente y que llega ya a la punta de la nariz. En las fotos de años anteriores se veía con mucha menos nitidez".

Imágenes actuales. Las fotos de hoy merecen una reflexión del hermano mayor ante sus hermanos. "Mirad todo lo que hay encima de los ojos, las bolsas que hay debajo, la ausencia total de policromía. Cada vez encontramos más pérdidas cuando los priostes le cambian de túnica. Llamo la atención de nuestros mayores, los que habéis pasado ya más hojas del calendario. ¿Es éste el Señor que recordáis de jóvenes o de niños? Aquellos que piensan que el Señor no ha cambiado, que recuerden sus años de juventud o vean estas fotos. ¿Nuestros mayores conocieron este Gran Poder? Si nuestros mayores vieran hoy al Señor, se preguntarían por qué seguimos cruzados de brazos".

Sin precedentes. El hermano mayor, luego de comparar dos fotografías con cuarenta años de diferencia ("Fijaos en las evidentes capas de suciedad"), recuerda que el rostro del Señor nunca se ha restaurado con criterios modernos. Es el momento de informar del primer examen visual practicado por los hermanos Joaquín y Raimundo Cruz Solís el 23 de febrero de 2005.

El primer informe. Los restauradores informaron tras aquella visita del "mal estado" de la imagen, "aunque nos la esperábamos peor", según el escrito de los Cruz Solís leído por el secretario de la junta de gobierno. Algunas de las aseveraciones de las que dieron notificación son las siguientes: "Es una pena que en 1983 no se fijase la policromía [la intervención se centró en el cuerpo]. Nadie se ha atrevido a afrontar este problema". "Para el grave problema que se nos presenta hay que tener valor". Se pronuncian a favor de la labor de una comisión de supervisión, "pero no tan numerosa como en 1983". Aluden a la suciedad, pérdida de policromía, fuertes contrastes, efectos engañosos y peligros de desprendimientos. Concluyen a raíz de esa primera inspección que "no se debe demorar la fijación de la policromía". Prometen una limpieza con bisturí (sin disolventes) para que el Señor gane en belleza y sus facciones no se vean "sumidas en una masa de suciedad". Y concluyen: "Hay que hacer lo que debemos hacer".

Segunda inspección. Los Cruz Solís examinaron al Señor por segunda vez en julio de 2005 y ratificaron las conclusiones del primer informe. Esquivias cuenta que aquel día, Joaquín Cruz le vino a decir lo siguiente: "Si usted no quiere problemas, olvídese de que nosotros hemos estado aquí, pero sepa que algún día alguien se encontrará con este problema. Si no, lo mejor es intervenir cuanto antes". La urgencia de esta última expresión puso en guardia al hermano mayor.

La opción del IAPH. El hermano mayor explica que pidieron un informe detallado al Instituto Andaluz de Patrimonio al tener en cuenta que los Cruz Solís sólo habían realizado inspecciones visuales. "Estamos muy agradecidos al interés, la profesionalidad y hasta el cariño de todo el personal del Instituto. Y todos nosotros [la junta de gobierno] somos ajenos a la polémica surgida en la opinión pública sobre las opciones para restaurar al Señor".

El IAPH acepta. Los técnicos del Instituto examinaron a puerta cerrada al Señor, que fue bajado expresamente del camarín los lunes del mes de noviembre de 2005. Informan de dos causas de las alteraciones de la policromía: el cuarteo y las pérdidas por "actos devocionales" en pies y manos, así como por consecuencia de traslados y las subidas al paso. Hacen referencia a la degradación de los materiales de la cabeza. Recomiendan con "caracter ineludible" la fijación de la policromía, la eliminación de los depósitos en la superficie, la corrección de modificaciones morfológicas y la reposición de material en zonas en las que se requiera. Respecto a la limpieza, proponen la eliminación de sustancias exógenas a la talla concebida en 1620, y plantean la posibilidad de hacer pruebas para que la hermandad decidiera el grado de alcande de dicha limpieza.

Habla Esquivias. Tras la lectura a cargo del secretario de un extracto del informe del IAPH, el hermano mayor realiza una valoración del siguiente tenor: "Destaco dos cosas. En lo básico, este informe tiene una plena coincidencia con el de los Cruz Solís. En primer lugar, el Señor necesita con carácter ineludible una fijación de la policromía. En segundo lugar, el Señor necesita una limpieza controlada". Las referencias a la exigencia de controlar la intervención a diario son continuas. Alude también a la posibilidad de subsanar la policromía no histórica. "Y quiero ser muy claro. Este informe no dice que sea absolutamente necesario un traslado del Señor a un centro especializado [los talleres de la Cartuja], sino que se haría con garantías en un centro especializado". De la duración, Esquivias comenta que el IAPH propone una intervención de cuatro a seis meses. Y revela que le entregó una copia de este informe a los hermanos Cruz Solís.

Visita a Madrid. El hermano mayor y el prioste primero viajaron a la capital el pasado 20 de abril para entrevistarse durante un día entero con los Cruz Solís. "Solventamos todas las dudas. Nos vinimos tranquilos y con las ideas claras". Del posterior cabildo de oficiales salió la propuesta de que fueran los Cruz Solís –y no el equipo del IAPH– quienes asuman la ejecución de la restauración del rostro. Sólo del rostro.

Segundo informe. Los Cruz Solís emitieron en mayo de 2006 otro informe. Destacaron la importancia de contar con una comisión de seguimiento y varios aspectos claves: "El Señor no debe salir de la basílica. Debe y puede realizarse el trabajo en el mismo lugar que en 1983 [en una intervención asumida también por ambos técnicos]". Se cuidará que la humedad, la luz y otros factores sean los mismos que en el camarín. Se fijará la policromía "sin importar" si se trata de material original de 1620 o de repintes. Harán pequeñas calas de limpieza para que la comisión decida la intensidad y reintegrarán material sólo donde "se haya perdido color". En este informe apuntan la conveniencia de contar con fotografías de calidad del Cristo de la Buena Muerte, también de Juan de Mesa y de 1620. La grieta que recorre parte del rostro del Señor "será sellada" y se propone la sustitución de las espinas de hierro de la corona por otras de madera "para ganar en armonía y belleza". Proponen un fotógrafo propio durante la restauración, que durará un mes "aproximadamente".

Hermano mayor. Esquivias trata las "aparentes contradicciones" del informe del IAPH y el de los Cruz Solís: el lugar de ejecución de la restauración ("Aunque el IAPH no decía claramente que fuera en su centro"), las pruebas necesarias antes de la restauración y la duración (un mes los Cruz Solís, y de 4 a 6 el IAPH). El IAPH plantea estudios muy profundos y analizar el procentaje de policromía original que queda en la imagen: "Pero eso no es lo que queremos nosotros ni lo que necesita el Señor. Tenemos que evitar que se menoscabe la belleza del Señor. Dicho sea en una frase muy castellana, para lo que necesita el Señor no hacen falta tantas alforjas [en alusión al protocolo de actuación que plantea el IAPH]. Sólo queremos fijar la policromía y limpiar escuetamente sin más pruebas complementarias". El hermano mayor responde ahora a quien ha defendido públicamente que "el enfermo se cura en el hospital": "Y si hiciera falta llevar al Señor a China, lo llevaríamos a China. Pero ahora sólo queremos frenar el deterioro. No queremos borrar la huella del pasado", sino prevenir.










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