Cajonazo en el pregón. La opinión del Pregón de Paco Robles. El Mundo

Esquivias, 7- Burgos, 5. Los capillitas de Saint Gregory Street, vulgo Consejo de Cofradías, ya han elegido al pregonero del año que viene. El resultado de la votación, que si no es secreta debería ser al menos discreta, arroja unos guarismos propios de un set: 7-5 para Enrique Esquivias. El perdedor del partido de tenis es un aprendiz de escribano, un aficionado que ha publicado algún artículo suelto sobre la Semana Santa. Se llama Antonio Burgos, y es posible que les suene su nombre. Ante la ingente cantidad de literatura de calidad que producen los miembros del Consejo, la prosa de Burgos, o los alejandrinos que esconde en sus artículos, son material de desecho, palabrería de segunda división.

El cajonazo –que dirían los carnavaleros gaditanos– en su caso es algo más que un honor. Que espere sentadito el tal Burgos, que algún año le llegará la ocasión. Y los miembros del Consejo, que sigan así. Donde se ponga el pregón de un hermano mayor, que se quite la obra del autor que mejor ha escrito sobre la Semana Santa de Sevilla. ¿O es que ahora vamos a descubrir a Burgos a estas alturas de la vida?

Nota: Artículo publicado el pasado domingo 5 de noviembre en la sección de Sevilla de El Mundo.