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Cruz y Ortiz diseñan un hotel de cinco estrellas en la calle Castelar. Carlos Navarro Antolín. Diaro de Sevilla.


La Gerencia de Urbanismo tramita cuatro licencias de obra para nuevos hoteles en el conjunto histórico declarado de la ciudad. De ellas, el proyecto de mayor impacto se refiere a la rehabilitación del edificio número 26 de la calle Castelar como hotel de cinco estrellas con capacidad para 15 habitaciones. El diseño es obra de los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, autores de edificios como la estación de Santa Justa, el estadio de la Cartuja, el conocido como estadio de La Peineta de la Comunidad de Madrid, el estadio de Chapín de Jerez y otros inmuebles relevantes tanto de dentro como fuera de España destinados a muy diversos usos.

La casa de la calle Castelar está construida sobre una parcela de 593 metros cuadrados y tiene una superficie construida de 1324,22 metros cuadrados. El presupuesto estimado de las obras asciende a 1.519.782 euros.

Tiene asignado en el Plan General de Ordenación Urbana el tercer nivel de protección, representado con la letra C y equivalente al título de protección parcial en grado primero. La propuesta de reforma del edificio trata de potenciar el carácter singular que sustenta la catalogación. Dada la organización estructural de la casa, que está muy definida, la intervención se basa en la mejora de los espacios destinados a las habitaciones. Entre las reformas más significativas se encuentran la apertura de un nuevo patio al fondo de la edificación, en sustitución del anterior, que permita la ventilación y la entrada de luz a las habitaciones localizadas en la crujía trasera y una conexión espacial y visual con el patio principal. Los servicios del hotel irán en la crujía situada a la derecha del patio central. La montera actual de la casa será sustituida por una nueva que mejore la calidad del patio, tanto visual como acústica, y que contribuya a dotar al edificio de un "toque de contemporaneidad".

La planta baja será reservada para usos públicos, quedando las habitaciones en las plantas superiores. En dicha planta baja se instalará un restaurante de alta categoría para 20 comensales y una zona de cóctel y salón. La cubierta del edificio se reservará a usos recreativos, con un pequeño bar con terraza, una pequeña piscina y solarium. En la crujía del fondo se excavará un sótano para depósitos e instalaciones.

En el proyecto básico se hace constar que aunque la fecha asignada a la casa en el catastro es la del año 1930, las escrituras de propiedad informan de que la finca data de finales del siglo XIX. Desde el punto de vista estilístico, el interior refleja un eclecticismo de corrientes de dicho siglo. La fachada, de estilo mucho más severo, probablemente está datada en el siglo XVIII.










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