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Cardo Máximo. Che, a cantar. Javier Rubio. El Mundo


Ea, pues no le vamos a dar el gusto a los señores concejales de Izquierda Unida. No, el gusto no es el de ir al concierto homenaje al Che Guevara, que la cosa -ni uno- no está ya para encender el mecherito y ponernos melosos con el unicornio azul o Ernestina. Se acabó la diversión. Llegó el comandante y mandó parar. Punto y aparte.

No; el gusto de ponerlos a caer de un burro y rasgarnos las vestiduras para que después ellos se reafirmen en la lucha proletaria contra los poderes fácticos de la derecha económica encarnados en la columna de este humilde escribiente que un día alterna con tirios y al siguiente con troyanos. Eso les daría para boletín y medio, venga a explotar las
contradicciones no del sistema, sino de este amanuense que se equívoca como cualquier hijo de vecino. Pues no. Se van a quedar con las ganas. No sólo es cuestión de no alarmarse por el recital de mañana en el auditorio Rocío Jurado, sino de animarlos a que sigan por esa senda luminosa que conduce a la felicidad de las clases alienadas por el último estadio del capitalismo financiero.

Claro que sí. Unas cancioncitas, el icono del Che Guevara en un castillito de fuegos artificiales y se van tan contentos a casa como cuando los cofrades acuden a la función principal de instituto de su hermandad. ¿No va a ser el escenario del auditorio como el altar de cultos? ¿Y el predicador invitado no va a ser el cónsul de Cuba? ¿Y las camisetas con la cara del Che no va a ser como la medalla al cuello de los recién admitidos como hermanos? Pues, hala, a cantar. Y después, botellona libre en la Cartuja, al lado del río, con la pelúa que cae a finales de noviembre, a ver si tienen cuerpo. Todo sea por la revolución, compadre. Si Ernesto sobrevivió en las selvas pese a su asma, si combatió en Sierra Maestra a pesar de los pesares, cómo se van a quejar sus émulos del relente de la madrugada. Un buen comunista no se queja nunca del frío.

Pues en qué mejor propósito va a gastar sus energías la Delegación municipal de Juventud que en «añadirle un plus de concienciación» a las «letras de izquierda» de los grupos <(de corte progresista» que van a actuar en homenaje al guerrillero que Fidel se quitó de encima lo mismito que Lenin se deshizo de Trotsky. Claro que sí, señor Silva, las vanguardias proletarias le agradecerán toda la vida que usted haga política de izquierda tanto de su escaño como «desde la barricada». ¿Cuál? Vaya preguntas. A coherencia no hay quien le gane a este tipo.

Cuba, la isla sitiada, la democracia popular donde el obrero, el estudiante y el guajiro comparten el mismo miedo a los CDR de los barrios precisa de nuestro apoyo en forma de canciones, por supuesto de izquierdas porque es arte comprometido y no degenerado como los músicos burgueses que buscan el arte por el arte. Esto suena a festival de la canción teresiana, con sus eslóganes y sus camisetas, sus consignas y su confraternización. 

Así que un recital al Che me parece poca cosa. Que le dediquen un festival entero. Con grupos de por ahí fuera, que haya que ir a contratarlos  muy lejos por cuenta del Ayuntamiento. Pero que se den prisa, no se les vaya a morir Fidel antes de tiempo y se dé la vuelta la tortilla en la isla caribeña.

Pues, hala, a cantar por Cuba. Ya mismo le copian el festival de habaneras a Torrevieja.

javier.rubio@elmundo.es










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